El esp¨ªritu de los felices veinte, en la m¨²sica de Milhaud

El maestro Jean Fournet dirigi¨® a la Sinf¨®nica de RTVE. Todo un programa de m¨²sica francesa: Ravel, Milhaud y Berlioz. Conocido sobradamente de todos, el director de Rouen dio a los diversos autores la autenticidad de quien se siente identificado con las diversas facetas de la m¨²sica de Francia.Es verdad que Foumet aprovech¨® los ensayos para decidir los perfiles de su interpretaci¨®n, para imponer su modo general de ver las partituras antes que para lograr una calidad de ejecuci¨®n que no fue buena en todo momento.

El violinista espa?ol Agust¨ªn Le¨®n Ara, desde hace tantos a?os profesor en el Conservatorio de Bruselas, protagoniz¨®, con todo acierto, bueno sonido, intenci¨®n incisiva y la limpia t¨¦cnica que le caracteriza, El buey en el tejado, de Darius Milhaud, obra de la que, como es conocido, existen diversas versiones. No es la menor atractiva ¨¦sta para viol¨ªn, cuyo car¨¢cter virtuosista queda m¨¢s resaltado gracias a la cadencia de Arthur Hoonegger.

El buey en el tejado, t¨ªtulo tomado por Milhaud de una samba escuchada por el compositor a las m¨²sicas callejeras que vivifican el Carnaval de R¨ªo de Janeiro, no solamente es un prodigio de ingenio, sino el reflejo m¨¢s vivo de lo brasile?o en la m¨²sica de un europeo enamorado del mundo carioca. A la vez podr¨ªa servir el divertido Buey como exact¨ªsima s¨ªntesis del esp¨ªritu que caracteriz¨® los felices veinte.

Una sorpresa

El fascinante espect¨¢culo, en el que se amontonan machichas y tangos, sambas, bandas y organillos, grupos que animan las comparsas, guitarras y danzas de negros, haciendo de las calles de R¨ªo una ruidosa politonalidad humana, sedujo a Darius Milhaud, un talento enormemente poroso y un car¨¢cter desenfadado, al menos durante una etapa importante de su carrera. El ¨¦xito de El buey en el tejado fue total, ya que, por parte del p¨²blico madrile?o, la p¨¢gina constitu¨ªa verdadera sorpresa.

La Alborada, de Ravel, encontr¨® a Fournet el tempo y el esp¨ªritu justos, y la genial y anticipatoria Sinfon¨ªa fant¨¢stica tuvo lo que, referido a esta temprana ebullici¨®n rom¨¢ntica, podr¨ªamos denominar una versi¨®n cl¨¢sica.