El autor alem¨¢n Horst Bienek reivindica la existencia de una literatura 'provinciana'
El novelista pas¨® cinco a?os en las c¨¢rceles sovi¨¦ticas
"El premio Nobel concedido a El¨ªas Canetti fue una sorpresa incluso para los alemanes, que lo conoc¨ªamos muy bien, y de hecho fue algo as¨ª como el reconocimiento de la gran literatura universal que se hab¨ªa escrito en alem¨¢n en el exilio". Horst Bienek, el autor de estas frases, ha visitado Barcelona a invitaci¨®n del Instituto Alem¨¢n, donde ha impartido una conferencia. "En realidad, una excusa para hablar de m¨ª mismo, porque a m¨ª me interesa la literatura provinciana y Canetti, como spaniol nacido en Ruman¨ªa y residente en Inglaterra, Viena, Zurich,... es tambi¨¦n un escritor de la provincia".
Horst Bienek vive actualmente en Munich, pero ¨¦l mismo es un exiliado, puesto que emigr¨® de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, despu¨¦s de cinco a?os de prisi¨®n en un campo de concentraci¨®n en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Cuando estudiaba derecho en Berl¨ªn hab¨ªa repartido unas hojas volanderas contra la presencia sovi¨¦tica. La condena fue de veinticinco a?os, y ahora habla de ello como si hubiera sido un accidente -"ten¨ªa apenas veinte a?os"-. Disidente antes del invento de los disidentes, hizo una novela, Die Zelle (La celda), a partir de su experiencia concentracionaria. Luego la convirti¨® en un filme, que dirigi¨® ¨¦l mismo y que fue galardonado en el Festival de Valladolid. "Pero creo que no pod¨ªa gustar a los franquistas, porque no iba contra los sovi¨¦ticos, sino contra todos los fascismos y todas las dictaduras".Bienek, que acaba de firmar contrato para publicar su primera novela, Die erste Polka (La ¨²ltima polka) en Seix y Barral, est¨¢ convencido de que lo m¨¢s interesante que se ha escrito en lengua alemana en los ¨²ltimos decenios tiene su origen en las que hoy son las provincias perdidas, tanto del imperio austro-h¨²ngaro como de la antigua Prusia. La moda literaria centroeuropea, que ha entrado en Espa?a en los ¨²ltimos a?os, y las abundantes traducciones y nuevas versiones de Robert Musil, Franz Kafka, Robert Walser, Joseph Roth, Karl Kraus, entre muchos otros, o incluso el ¨¦xito actual de G¨¹nther Grass -escritor de la provincia perdida de Danzig-, parecen confirmar su teor¨ªa. Bienek es el escritoir de Gleitwitz, donde naci¨®, ciudad que hoy es polaca y antes de la Guerra Mundial hab¨ªa sido localidad fronteriza. "La provincia es una materia prima literaria de primera calidad", asegura.
Die erste Polka, la novela que aperecer¨¢ dentro de unos meses en castellano, transcurre el ¨²ltimo d¨ªa de agosto de 1939, que es tambi¨¦n el ¨²ltimo d¨ªa en paz antes de la guerra. "Todo sucede en Gleitwitz, naturalmente, como todas mis novelas, menos la ¨²ltima que narra la destrucci¨®n y p¨¦rdida de la provincia, y es la dispersi¨®n de los personajes por distintos puntos de Europa". Los protagonistas son unos j¨®venes que, camino de un casamiento, contemplan el asalto de Ia estaci¨®n de radio por parte de unos supuestos partisanos polacos -en realidad soldados alemanes-. En la fiesta bailan su primera polka y luego conocen por primera vez el amor en la primera noche de la guerra.
"Mis novelas transcurren en el tiempo de un d¨ªa, con los mismos personajes y el mismo espacio". El canon aristot¨¦lico le hace situar las dos siguientes narraciones en un entierro y en un bautizo, todos durante la guerra, y la ¨²ltima, rotas ya las tres unidades cl¨¢sicas, en la dispersi¨®n. La aniquilaci¨®n de los jud¨ªos de Gleitwitz, seguida a trav¨¦s de la peripecia de un poeta provinciano, es uno de los episodios que aparece en su ciclo novelesco: Gleitwitzer Kindheit (Infancia en Gleitwitz), Septemberlicht (Luz de setiembre) -de clara inspiraci¨®n faulkneriana, escritor a quien Bienek admira- y Zeit onhe Glocke (Tiempo sin campanas). "El fascismo es siempre peor y m¨¢s profundo en la provincia. En la capital todo queda m¨¢s diluido. Eso sucede en todas partes y tiene efectos literarios importantes. Pavese, por ejemplo, que es otro escritor de la provincia, me ¨ªnteresa mucho m¨¢s que los romanos".
Detr¨¢s del inter¨¦s puramente literario por un tema, como es el de las peque?as ciudades provincianas, que en el caso alem¨¢n pertenecen a zonas de marca y de mezcla de culturas y lenguas, Horst Bienek reconoce que aparece el contraste con el mundo actual, m¨¢s deshumanizado. Las provincias perdidas, ahora, eran, tambi¨¦n entonces, unas provincias perdidas, por alejadas y olvidadas de las capitales, donde conviv¨ªan mundos tambi¨¦n perdidos. Pero el aspecto m¨¢s interesante de la apuesta provinciana de Bienek surge en la exigencia de unas ra¨ªces locales en la literatura universal.
Aunque Bienek reconoce su desconocimiento de la literatura, por ejemplo, de Catalu?a, aventura una curiosa hip¨®tesis: "Barcelona me parece ahora una ciudad mucho m¨¢s rica e interesante que durante el fascismo, en que Madrid lo concentraba todo".
Babelia
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