Un excelente Bu?uel
Luis Bu?uel no hab¨ªa podido rodar en Espa?a desde que en 1961 dirigiera Viridiana, la ¨²nica pel¨ªcula con la que el cine espa?ol ha obtenido la Palma de Oro del festival de Cannes, pero que en nuestro pa¨ªs tard¨® diecisiete a?os en ser estrenada.En 1970 estaba interesado el entonces ministro Fraga Iribarne en dar una buena imagen en el exterior: ya hab¨ªa proporcionado el nuevo cine espa?ol, que obten¨ªa premios en festivales extranjeros, aunque sufr¨ªa en casa los nigores de la censura y la pol¨ªtica de una p¨¦sima distribuci¨®n que manten¨ªa sus producciones al margen del consumo del espectador medio. La baza de Luis Bufluel era importante. Se contrat¨® al director exiliado, y ¨¦ste, como ya hab¨ªa hecho en ocasiones anteriores, se inspir¨® en una novela de P¨¦rez Gald¨®s, que obtuvo el visto bueno de los censores, inquietos en aquel tiempo ante la idea de encontrarse con una nueva Viridiana, a¨²n prohibida
Tristana se emite hoy a las 23
20 por la primera cadena.
Pel¨ªcula de personajes ego¨ªstas que Bu?uel sit¨²a en el color ocre de Toledo, donde eternos guardias atraviesan las calles, donde un beso est¨¢ prohibido, donde s¨®lo se oye, como toda m¨²sica, y una vez, las notas de una marcha f¨²nebre. El conjunto de su visi¨®n de esa Espa?a decadente, prisionera de un tiempo ya superado, coloca a Tristana entre las obras m¨¢s creativas del genial director. La sencillez de su narrativa no puede confundirse con ausencia de coraje, como precipitadamente escribieron algunos al conocerse la pel¨ªcula en el festival de Cannes de 1970. El tiempo ha hecho justicia a Tristana, de la que no s¨®lo se espera ya materia para el esc¨¢ndalo.
La sobriedad no elimina tampoco dos de las caracter¨ªsticas del cine de Bu?uel: el humor sordo, cachondo, de quien contempla, despegado, las contradicciones de unos personajes atados a la miseria cotidiana: esos curas devorando galletas y chocolate, ese guardia que mata a un perro con l¨®gica de campo de batalla, ese adolescente encerrado siempre en los sucios retretes de los colegios de monjas o los miembros de la eterna tertulia del ¨²nico caf¨¦, est¨¢n vistos por Bu?uel con soma. Por otro lado, las im¨¢genes surreales, que sorprenden en una pel¨ªcula tan tradicional, est¨¢n utilizadas como elementos premonitor¨ªos, como f¨®rmula de otorgar a su narrativa una dimensi¨®n m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota: r¨¢fagas que dan una mayor complejidad a lo expuesto.
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