Las letras impagadas
Las empresas peque?as en Espa?a tienen infinidad de problemas para subsistir. Me gustar¨ªa enumerarlos, pero no es el caso, y adem¨¢s casi todo el mundo los conoce. Baste decir que cuando son problemas l¨®gicos del libre mercado es obligaci¨®n del empresario luchar cada d¨ªa para resolverlos. Con todo esto ya cuenta, y debe estar preparado. Pero cuando tiene que cobrar una letra el d¨ªa 20 para pagar las n¨®minas el d¨ªa 30 y esta letra le es devuelta se le viene el mundo encima. Sabe que no hay forma de solucionarlo con rapidez. Es la ruina. Piensa en ese momento que todo su esfuerzo ha sido in¨²til. Que los muchos a?os de preocupaciones y de lucha s¨®lo han valido para que se beneficie un enemigo p¨²blico. Un ladr¨®n legal. Contra eso no puede luchar. Si consigue superarlo, porque el importe de la letra no sea muy grande, se va con ella a un abogado. Este le dice, que no hay problema, que la letra, se cobra, y le pide una cantidad a cuenta de su gesti¨®n. Todo el proceso es lento y adem¨¢s hay que pagarlo por adelantado, incrementando el problema del empresario, que para superarlo ha tenido que hipotecar todo cuanto posee. Hasta su piso, que es el hogar de sus hijos. Nadie parece darse cuenta de que tiene el agua al cuello. Que su empresa est¨¢ a punto de hundirse dejando en paro a veinte padres de familia, y que ¨¦l no puede dormir.
Por fin, el abogado, previa petici¨®n de poderes, que tambi¨¦n hay que pagar, le anuncia el d¨ªa del juicio y tiene una, esperanza. Pero el ladr¨®n legal se presenta y examinando la letra dice que no est¨¢ seguro de que la firma sea suya, o que le falta una coma, o que no tiene dinero, o cualquier otra excusa; es igual, casi todas valen.
Sigue sin cobrar la letra, m¨¢s todos los gastos, y se hunde. El agua le cubri¨® la cabeza. Pero el ladr¨®n legal sigue viviendo bien y con las manos libres para robar a otro.
El que escribe, que es uno de los muchos peque?os empresarios de Espa?a, les ruega humildemente a los pol¨ªticos, al, Gobierno, al poder judicial y a cuantas personalidades e instituciones corresponda, que den prioridad a este problema. Que se investigue cada impagado y caiga sobre el culpable todo el peso de la ley. Que se termine de una vez este problema, que, adem¨¢s de dar una inseguridad constante a las empresas y a las personas que trabajan en ellas, tiende a crear malas ideas en los empresarios a la vista del beneficio que obtienen los estafadores a costa de personas honradas. /
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