Sobre Rafael de Le¨®n

Leo con enorme tristeza e indignaci¨®n, a trav¨¦s de un recorte que me envia un amigo, el art¨ªculo publicado en el peri¨®dico de su direcci¨®n el d¨ªa 11 del presente mes, y que aparece firmado por Eduardo Haro Tecglen, titulado Rafael de Le¨®n o la educaci¨®n sentimental.Dicho art¨ªculo, referido a mi hermano fallecido el d¨ªa 9 de los corrientes, como public¨® en su momento EL PA?S, es el ¨²nico discrepante respecto a la valoraci¨®n que de los m¨¦ritos y cualidades art¨ªsticas y, humanas de mi hermano (q.e.p.d) han hecho los restantes medios de comunicaci¨®n social, sin excepci¨®n alguna, todos los cuales un¨¢nimemente han coincidido en la enorme p¨¦rdida que ha supuesto su muerte.

Aun discrepando de la totalidad del contenido de dicho art¨ªculo, en nada respetuoso con una persona reci¨¦n fallecida, podr¨ªa entenderse como una cr¨ªtica literaria efectuada por una persona a quien excepcionalmente no gustase o no pod¨ªa entender la obra que tras de s¨ª dej¨® mi fallecido hermano.

Pero lo que desde luego no es admisible es la afirmaci¨®n que vierte el se?or Haro en su art¨ªculo al decir que mi hermano era un falsificador. Tal imputaci¨®n de un delito constituye a su vez un delito de calumnia que sanciona el C¨®digo Penal.

Quiero suponer que tal imputaci¨®n no ha sido sino una mala utilizaci¨®n por parte del se?or Haro de dicha palabra o una forma de expresi¨®n literaria verdaderamente desafortunada, a la que este periodista no quiso dar el sentido ¨²nico que tiene.

En su consecuencia es de esperar que el se?or Haro rectifique la imputaci¨®n que hac¨ªa a mi hermano o aclare que no era tal el sentido que quer¨ªa dar a la palabra falsificador. /