La firme oposici¨®n de Serra y Barrionuevo impidi¨® que se modificara el sistema de elecci¨®n de alcaldes

La firme oposici¨®n de los titulares de Defensa e Interior, Narc¨ªs Serra y Jos¨¦ Barrionuevo, a la reforma de la ley de elecciones locales que pretend¨ªan otros miembros del Gobierno para convertir en alcalde de cada circunscripci¨®n al cabeza de lista m¨¢s votado, fue decisiva para evitar que el proyecto de ley fuera aprobado en el Consejo de Ministros del pasado d¨ªa 29. La tesis expuesta por Barrionuevo de que esa medida hac¨ªa ingobernables en la pr¨¢ctica muchas corporaciones locales y, especialmente, el aviso lanzado por Narcis Serra de que, con ese sistema, una alcald¨ªa tan importante como la de Barcelona podr¨ªa dejar de estar en manos socialistas influyeron de forma decisiva para modificar los planes del Gobierno.

En el debate parlamentario para la investidura de Felipe Gonz¨¢lez como presidente del Gobierno, ¨¦ste anunci¨® ya su prop¨®sito de modificar la ley de elecciones locales, que se celebrar¨¢n en la segunda quincena del mes de mayo. El proyecto de reforma elaborado por el vicepresidente Alfonso Guerra establec¨ªa, entre otros temas, un sistema autom¨¢tico de elecci¨®n de alcaldes, a partir del cabeza de lista m¨¢s votado. Ello implicaba, de hecho, una ruptura del pacto municipal con los comunistas, y forzaba, por razones de aritm¨¦tica electoral, a las coaliciones entre las formaciones pol¨ªticas minoritarias, especialmente la alianza de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico con Alianza Popular o la de este ¨²ltimo partido con alg¨²n otro de implantaci¨®n regional.Dicha reforma significaba tambi¨¦n la reducci¨®n a la m¨ªnima expresi¨®n en las corporaciones locales de los partidos minoritarios, tales como el Partido Comunista de Espa?a o el Centro Democr¨¢tico y Social, de Adolfo Su¨¢rez. Y, por el contrario, beneficiaba, tomando como referencia los resultados de las ¨²ltimas elecciones legislativas, al PSOE y a Alianza Popular.

Esta reforma de la ley electoral estaba ultimada hasta el punto de que el propio Felipe Gonz¨¢lez, en la entrevista que public¨® EL PAIS el pasado 12 de diciembre, dijo textualmente que la elecci¨®n como alcalde del primer candidato de la lista m¨¢s votada "es lo que hemos defendido siempre, y estamos dispuestos a mantenerlo". Ocho d¨ªas despu¨¦s, portavoces gubernamentales aseguraban a este peri¨®dico que en el Consejo de Ministros previsto para el d¨ªa 22 de diciembre se aprobar¨ªa la remisi¨®n a las Cortes de dicho proyecto, con car¨¢cter de urgencia, para que las c¨¢maras pudieran dar su aprobaci¨®n antes de las elecciones. En esta ocasi¨®n, las citadas fuentes alegaron que la reforma pretend¨ªa "evitar que los ayuntamientos se conviertan en peque?os parlamentos donde hay que pactar constantemente, en lugar de, como entiende el PSOE, organismos de gesti¨®n".

No obstante, el portavoz gubernamental, Eduardo Sotillos, manifest¨® en la conferencia de Prensa posterior al Consejo de Ministros del d¨ªa 22 que la reforma de la ley electoral se aplazaba para la reuni¨®n ministerial del mi¨¦rcoles siguiente. Ese mismo d¨ªa, 29 de diciembre, el Consejo de Ministros aprobaba, con gran alivio por parte de los comunistas y gran contrariedad por parte de AP, una reforma parcial de la ley que manten¨ªa la elecci¨®n del alcalde como fruto de los pactos entre las fuerzas pol¨ªticas, tal y como se hizo en los comicios municipales de 1979.

Las razones del cambio de plan

Las razones; de este cambio de criterio obedecieron, como se ha indicado anteriormente, a la firme oposici¨®n manifestada en ese Consejo de Ministros por los dos titulares con experiencia en el gobierno municipal: el ministro Narcis Serra, ex alcalde de Barcelona, y el de Interior, Jos¨¦ Barrionuevo, ex segundo teniente de alcalde de Madrid. Ambos apelaron a la posible ingobernabilidad de los ayuntamientos, en el caso de que el alcalde lo fuera en raz¨®n de la lista m¨¢s votada y con la probabilidad, por tanto, de tener que administrar la gesti¨®n local con una oposici¨®n mayoritaria, por un lado, y a la contradicci¨®n impl¨ªcita en la proyectada reforma de dotar la alcald¨ªa de una alta dosis de presidencialismo -caciquismo, seg¨²n el responsable municipal comunista, Juan Francisco Pla- y, al mismo tiempo, mantener la posibilidad de presentar mociones de censura contra los alcaldes."Lo de la moci¨®n de censura", comentaba a este peri¨®dico un experto socialista en temas municipales, "era una barbaridad. Pod¨ªamos haber estado los cuatro a?os de gesti¨®n con conflictos internos por esta causa". Tambi¨¦n la posibilidad de presentar mociones de censura ha sido suprimida del borrador del vicepresidente.

Sin embargo, tal vez la raz¨®n m¨¢s convincente fuera la expuesta por Narcis Serra, buen conocedor de la realidad pol¨ªtica catalana, al advertir a sus compa?eros de Gabinete de la posibilidad de un pacto previo entre AP y Convergencia, hecho este que hubiera provocado, probablemente, la p¨¦rdida del poder socialista en la alcald¨ªa de Barcelona, dado el ascenso de los nacionalistas y los aliancistas. Por aquellas fechas se hicieron p¨²blicas las negociaciones entre Roca y Fraga en este sentido y los generosos ofrecimientos del presidente de AP de Catalu?a, Juan Jos¨¦ Planas, para llegar a un acuerdo electoral con Converg¨¨ncia i Uni¨®.

Finalmente, y tras ser suprimidos estos dos aspectos del proyecto de ley -la elecci¨®n de alcalde por la lista mas votada y la moci¨®n de censura-, la explicaci¨®n oficial que se dio respecto de estos cambios de ¨²ltima hora fue, en palabras de Sotillos, "para no interferir en los pr¨®ximos comicios", mientras el ministro de Administraci¨®n Territorial, Tom¨¢s de la Quadra, por su parte, a?ad¨ªa: "En la perspectiva de una pol¨ªtica de Estado, no se entender¨ªa que el Gobierno reformara una ley electoral en visperas de elecciones, porque todo el mundo habr¨ªa interpretado que lo hac¨ªa para asegurarse el triunfo".