Un esp¨ªritu independiente

Ante la muerte -tr¨¢gica por lo prematura- del senador y cr¨ªtico Alexandre Cirici Pellicer es obligado un respetuoso homenaje p¨®stumo a su colaboraci¨®n en el terreno de la escritura y de la pedagog¨ªa art¨ªstica. Doctorado en Historia, fue profesor de la escuela EINA y de la Universidad de Barcelona, en donde sus amplios conocimientos de arte contempor¨¢neo entusiasmaron a varias generaciones. En 1946 public¨® Picasso antes de Picasso, iluminador estudio para un tema a¨²n tab¨² en aquellas ¨¦pocas. Le siguieron, entre otros, su Realismo (1949), El arte modernista catal¨¢n (1951), Larquitectura catalana (1955), Art i societat (Arte y sociedad, 1964), L'art catal¨¢ contemporani (El arte catal¨¢n contempor¨¢neo, 1970), T¨¤pies, testimoni del silenci (T¨¤pies, testimonio de un silencio, 1970), Mir¨® llegit (Mir¨® le¨ªdo, 1971), La est¨¦tica del franquismo (1977) y Els museus de catalans (Los museos de Arte catalanes, 1982).Cirici se hizo siempre deudor de la m¨¢xima baudelairiana del cr¨ªtico apasionado y parcial y aunque su tono fuera todo lo contrario de la exaltaci¨®n, la rotundidad de sus afirmaciones era conocida de todos. Se pod¨ªa estar o no de acuerdo, pero nadie puede negarle el haber sido el primero, y durante muchos a?os, el ¨²nico, en defender el arte de los m¨¢s j¨®venes artistas catalanes; sus p¨¢ginas en Serra D'or fueron un cont¨ªnuo est¨ªmulo para ellos. Sus dotes de conversador y de conferenciante y su amplia informaci¨®n le hac¨ªan imprescindible para cualquier iniciativa relacionada con el arte catal¨¢n; ferviente nacionalista, ve¨ªa en el ejemplo de los pa¨ªses peque?os, como Suiza, el modo de salvaguardar las particularidades culturales catalanas. Fue, as¨ª mismo, presidente de la Asociaci¨®n Internacional de Cr¨ªticos de Arte, desde donde impuls¨® los intercambios y el reconocimiento de Catalu?a. Con su desaparici¨®n, sentimos que se acaba una ¨¦poca en la que, de las pocas voces existentes, la suya fue una, personal y pol¨¦mica.