Eagleburguer llega a Yugoslavia para estrechar a¨²n m¨¢s los lazos con Belgrado
Lawrence Eagleburguer, subsecretario norteamericano para Asuntos Pol¨ªticos en el Departamento de Estado, lleg¨® ayer a Yugoslavia, cuando todav¨ªa no ha transcurrido mes y medio desde la visita de Caspar Weinberger, ministro de Defensa estadounidense. La reactivaci¨®n diplom¨¢tica norteamericana sucede a meses de especulaciones acerca de que los sucesores de Tito, abrumados por los 20.000 millones de d¨®lares que adeudan, estar¨ªan desliz¨¢ndose econ¨®micamente hacia el Este.
Eagleburguer fue embajador de Estados Unidos en Yugoslavia, y es ¨¦l quien pr¨¢cticamente lleva la pol¨ªtica de Washington hacia este pa¨ªs socialista. Ya en mayo pasado apelaba en la capital norteamericana, ante un grupo de banqueros, para que se ayudara a Yugoslavia a no llegar a una situaci¨®n econ¨®mica similar a la polaca. El 3 de diciembre, tras meses de periplos de altos funcionarios yugoslavos por pa¨ªses no alineados o del Este europeo, llegaba a Belgrado Weinberger, con un mensaje personal de Ronald Reagan al presidente Petar Stambolich, ofreci¨¦ndole sus buenos oficios.
Pero en sucesivas ocasiones los yugoslavos han venido insistiendo en que s¨®lo las ayudas concedidas en t¨¦rminos normales ser¨¢n bienvenidas. Al contrario que la Rumania alineada en el Pacto de Varsovia, la no alineada Yugoslavia insiste en que de ninguna forma intentar¨¢ obtener postergaci¨®n de sus obligaciones deudoras si entra?an p¨¦rdida de espacio de maniobra. Se teme tambi¨¦n en Belgrado que excepciones demasiado notorias ir¨ªan acompa?adas de exigencias pol¨ªticas, m¨¢xime en v¨ªsperas de la cumbre que los jefes de Estado o Gobierno de los pa¨ªses no alineados celebrar¨¢n a primeros de marzo de Nueva Delhi.
La sucesi¨®n de Hoxha
Otro de los temas que Lawrence Eagleburguer podr¨¢ tocar en Yugoslavia es el de la sucesi¨®n en Albania, cuando el l¨ªder vitalicio de aquel pa¨ªs estalinista, Enver Hoxha, cumpla 75 a?os de edad. Albania apoya el nacionalismo de sus minor¨ªas en Yugoslavia, y en su ¨²ltimo libro de memorias, Los tito¨ªstas, Enver Hoxha se refiri¨® en t¨¦rminos insultantes a los servicios secretos y a pol¨ªticos hist¨®ricos yugoslavos, acus¨¢ndoles, con m¨¢s alarde de imaginaci¨®n que de documentaci¨®n, de haber comprado al desaparecido Mehmet Ismail Sheshu, premier alban¨¦s hasta hace un a?o, con ayuda de la CIA.Ali Sukria, dirigente de los comunistas albaneses del Kosovo yugoslavo, acusaba el d¨ªa 9 a Enver Hoxha de desencadenar un peligroso juego en los Balcanes e intentar enfrentar a Yugoslavia con Grecia y la cercana Italia. El diario oficialista Borba ve¨ªa en el texto de Hoxha intentos ciza?osos hacia las relaciones yugoslavo-estadounidenses.
Tras el llamamiento conciliatorio de Yuri Andropov a los l¨ªderes albaneses, que obtuvo por toda respuesta los habituales insultos de Tirana, Estados Unidos ha reactivado su inter¨¦s en ese peque?o Estado mediterr¨¢neo, de menos de tres millones de habitantes, cuya accidentada evoluci¨®n pol¨ªtica (se sali¨® del Pacto de Varsovia el a?o 1968) fue atentamente seguida por Eagleburger cuando fue embajador de Carter en Yugoslavia.
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