El Madrid, derrotado por el Ford Cant¨²
El Ford Cantu aprovech¨® ayer se renamente una esmerada t¨¢ctica defensiva y derrot¨® a domicilio a uno de sus m¨¢s directos rivales en la Copa de Europa. El Real Madrid cumpli¨® con las premoniciones que anunciaban mal juego en el pabell¨®n y roz¨® el rid¨ªculo en al gunas fases. Al final, su desespera da reacci¨®n no despert¨® otro sentimiento que el de la caridad. Fue muy pobre ayer la actuaci¨®n de los madridistas y la direcci¨®n t¨¢ctica de Lolo S¨¢inz.El Real Madrid no tuvo ocasi¨®n ninguna de disfrutar de alguna ventaja esperanzadora. Apenas lleg¨® a pasar de cuatro puntos en los minutos iniciales de la primera parte. El Ford Cantu le ense?¨® c¨®mo debe practicarse una defensa tenaz, constante y desmoralizadora. La superioridad t¨¢ctica de los italianos, la exactitud de Riva en la primera parte y la colaboraci¨®n intermitente de Marzoratti fueron demasiado bagaje para un esforzado Llorente que intent¨® ¨¦l solo sostener el ritmo de su equipo. De haber tenido m¨¢s fortuna, Llorente hubiera salido del pabell¨®n como un h¨¦roe. Su esfuerzo tuvo como colof¨®n que los dos bases italianos, Marzoratti y Cattini, tuvieron que irse al banquillo.
La derrota madridista, aunque por estrecho margen, no tuvo paliativos. Lolo S¨¢inz perdi¨® el control t¨¢ctico en un encuentro que s¨®lo tuvo diez minutos de calidad. La zona 2-3 que impuso mediada la primera mitad sembr¨® el p¨¢nico entre muchos aficionados, que vieron la gran descoordinaci¨®n con que fue ejecutada muy a menudo. Por no saber defender los jugadores madridistas perdieron los nervios en ataque con escenas de caos e impotencia en los peores momentos de la segunda parte.
Y la cuesti¨®n es que el Real Madrid comenz¨® con tono esperanzador. Defensa individual, Romay muy inspirado en los rebotes y Dalipagic perfecto en los tiros a media distancia. Todo bien, pero s¨®lo cuatro puntos de ventaja porque el temible Riva se bast¨® solo para volver loco a L¨®pez Iturriaga y desesperar a su t¨¦cnico.
La segunda parte ya registr¨® una descomposici¨®n paulatina del equipo madridista. Fue un fen¨®meno progresivo que tuvo su origen en Delibasic, quien fracas¨¦ en cuatro bocetos de genialidades, y contagi¨® a Llorente. Entre los dos se perdieron al menos seis asistencias. Luego, Dalipagic dej¨® de marcar y el Ford Cantu, sin inmutarse en defensa, se distanci¨® en el marcador. Pases al contrario, canastas frustradas, personales in¨²tiles, jugadores por el suelo y manos a la cabeza fue todo un mosaico de sucesos que acontecieron en cerca de siete minutos incre¨ªblemente malos.
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