Italia o el 'cancer' de los secretos de Estado
El caso Bulgaria, desat¨® una febril actividad en la Prensa mundial. Y alert¨® a las dos grandes potencias, Estados Unidos y la URSS. Y ahora que parece que todo est¨¢ a punto de aclararse con la decisi¨®n que deber¨¢ tomar en los pr¨®ximos d¨ªas el juez llario Martella, responsable de la investigaci¨®n judicial sobre el atentado contra el Papa, la informaci¨®n se ha desinflado de repente, como si ya nadie creyera en la gran polvareda levantada por el tema en los primeros d¨ªas. Y la impresi¨®n es la de siempre: ?se sabr¨¢ si de verdad hubo o no pista b¨²lgara en el atentado contra Juan Pablo II??A qu¨¦ se debe esto? ?Se trata ¨²nicamente de una superficialidad a la italiana en el enfoque del caso? El problema es mucho m¨¢s de fondo y lo acaba de plantear la revista Panorama con una importante investigaci¨®n que intenta analizar el por qu¨¦ en este pa¨ªs nunca se llega al fondo de los problemas y nunca se descubre la verdad de nada.
Y la respuesta es una sola: todo se debe, seg¨²n la importante revista, a la "plaga de los secretos". Afirma Panorama que se trata de un c¨¢ncer nacional. Italia es un pa¨ªs en el que el martillo del secreto golpea a todos: militares, magistrados, periodistas, pol¨ªticos, sindicalistas y hombres del Gobierno.
Esta arma es la que acaba muchas veces matando la buena voluntad de quienes se empe?an en querer revelar la ra¨ªz de un esc¨¢ndalo. El llamado secreto de Estado es fort¨ªsimo. Cuando un juez, un periodista o un militar quieren ahondar en un problema, se encuentran siempre con el mismo muro delante: "Secreto de Estado". Es tan fuerte y tan amplia esta ley del secreto que ha sido considerada como "la segunda naturaleza del sistema institucional". Existe un secreto para cada una de las categor¨ªas de los ciudadanos y estos secretos acaban enfrent¨¢ndose entre ellos.
Y en muchas ocasiones este secreto de Estado ha sido explotado pol¨ªticamente cada vez que se ha querido dejar en el misterio uno de los esc¨¢ndalos. Y, puesto que existe siempre alguien interesado en que no se descubra un esc¨¢ndalo y tambi¨¦n un secreto capaz de paralizar una investigaci¨®n, todo terminaba al final sin aclararse.
Baste pensar que no existe hoy un solo proceso. de uno de los grandes esc¨¢ndalos conocidos que haya quedado definitivamente cerrado. Empezando por el caso del supuesto suicidio de Roberto Calvi, ex presidente del Banco Ambrosiano. Las autoridades brit¨¢nicas van en efecto a conceder la reapertura del proceso.
Nada est¨¢ cerrado
Ni siquiera la terrible matanza de la plaza Fontana en Mil¨¢n el 12 de diciembre de 1969, ha encontrado una soluci¨®n aclaratoria. Este atentado fue el primer jal¨®n de la lamada pol¨ªtica de la "estrategia de la tensi¨®n".Los jueces est¨¢n desesperados porque cada vez que piden consultar una fuente de informaci¨®n interesante que podr¨ªa ser definitiva para un proceso, se les contesta que lo impide uno de tantos secretos: o el militar, o el econ¨®mico, o el profesional o el administrativo o el mismo judicial.
Y lo parad¨®jico es que a veces muchos de estos documentos negados a los jueces bajo el pretexto del secreto de Estado acaban despu¨¦s en manos de alg¨²n periodista, otra profesi¨®n a la que tambi¨¦n afecta el problema del secreto. Se le pide que mantenga secretas las fuentes de su informaci¨®n. Se lo pide el Colegio de Periodistas, pero la Magistratura no lo admite y encarcela al periodista que se niega a revelarlo.
Al mismo tiempo, a veces ha ocurrido al rev¨¦s y han sido las revelaciones de la Prensa las que han impedido a un juez o a un carabinero descubrir la pista de un esc¨¢ndalo. Las fuerzas del poder oculto se sirven en estos casos de las dificultades para llegar a las fuentes bloqueadas por la, red de secretos institucionales y ofrecen a la Prensa material reservado cuya publicaci¨®n ha resultado, muchas veces, una maniobra de esos mismos poderes ocultos para alertar a sus c¨®mplices contra la magistratura o para. sembrar confusi¨®n y ambig¨¹edad.
Las armas y los 'suicidios'
Y si en Italia todo es secreto, hay una cosa que lo es a¨²n doblemente: la venta de armas. No tiene control ni siquiera por parte del Parlamento. Es secreta la misma ley. El decreto ministerial n¨²mero 504, del 20 de marzo de 1975, que regula esta materia, ha sido clasificado como secreto OTAN. Nunca ha sido publicado en la Gaceta Oficial y ning¨²n parlamentario puede leerlo. Son tambi¨¦n secretos los nombres de los once componentes del comit¨¦ interministerial que debe dar su parecer vinculante sobre la exportaci¨®n de armas.Lo que este secreto ha podido influir en toda una serie de esc¨¢ndalos financieros, en muchos asesinatos y suicidios llamados misteriosos, es f¨¢cil imagin¨¢rselo. Basta pensar que, seg¨²n indiscreciones, el volumen econ¨®mico anual de venta de armas de Italia al extranjero es de 250.000 millones de pesetas. Y, de hecho, la ¨²nica cosa que va apareciendo cada vez m¨¢s clara en todos los esc¨¢ndalos de cualquier tipo que sean es que acaban todos teniendo un com¨²n denominador: el tr¨¢fico de armas, al que se a?ade ese otro tr¨¢fico cada vez m¨¢s imponente de la droga.
?Qu¨¦ soluci¨®n puede haber ante esta plaga del secreto de Estado que seg¨²n muchos observadores es lo que paraliza tantas investigaciones? Seg¨²n buena parte de ellos, deber¨ªa ser ¨¦ste uno de los temas m¨¢s urgentes de esa gran reforma institucional que ha pedido el Partido Socialista.
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