Chantal Mouffe: "La masculinidad y la feminidad son construcciones sociales"
En los ¨²ltimos meses de 1982 un sector del feminismo espa?ol ha comenzado a trabajar para la constituci¨®n de una corriente feminista socialista an¨¢loga a las que ya existen en casi todos los pa¨ªses avanzados. No se trata de crear la correa de transmisi¨®n de ning¨²n partido, sino de agrupar ideol¨®gicamente a las mujeres que creen que la lucha por la liberaci¨®n de la mujer y la lucha por el socialismo deben ir unidas. En el marco de este proyecto estuvo en Espa?a Chantal Mouffe, a la que su formaci¨®n filos¨®fica no impide ser una experta en sociolog¨ªa pol¨ªtica.
Chantal Mouffe estudi¨® en Lovaina, pas¨® luego por el seminario de Althusser -en el que se incub¨® Para leer 'El capital'- y, tras una estancia latinoamericana (de la que obtuvo un buen castellano), se afinc¨® en el Reino Unido. Mouffe trabaja en el ¨¢mbito de lo que se ha dado en llamar el an¨¢lisis del discurso, pero sus investigaciones en este campo est¨¢n muy directamente vinculadas a sus intereses pol¨ªticos. Ha compilado un volumen sobre Gramsci y la teor¨ªa marxista y prepara un libro sobre Hegemon¨ªa y estrategia socialista.
Pregunta. Sus planteamientos sobre las relaciones entre el socialismo y los movimientos sociales parten de la cr¨ªtica de lo que llama reduccionismo de clase...
Respuesta. La posici¨®n de clase es s¨®lo una de las m¨²ltiples posiciones de los agentes sociales. Todo agente social est¨¢ inscrito en una serie de relaciones sociales: en la producci¨®n, en la familia, entre los sexos, entre nacionalidades. Y cada una de esas relaciones sociales determina una posici¨®n de sujeto. Pero esta posici¨®n no es la expresi¨®n necesaria de aquellas relaciones sociales, sino que se define en funci¨®n de los discursos existentes, de las instituciones sociales vinculadas a ellos, etc¨¦tera. Hay que insistir, por ejemplo, en que la niasculinidad o la feminidad son construcciones sociales, ya que lo que va a determinar el car¨¢cter concreto de estas posiciones de sujeto son los discursos que construyen la masculinidad o la feminidad. Y lo mismo se puede decir de todas las relaciones sociales, lo que implica que no hay una forma ¨²nica y necesaria de constituci¨®n de la posici¨®n de clase. Para comprender los nuevos movimientos sociales es preciso superar el reduccionismo de clase.
P. ?Cu¨¢l es el car¨¢cter distintivo de esos nuevos movimientos?
R. Corresponden a tipos de conflicto que no son de clase, que afectan al individuo no en cuanto miembro de una clase, sino en la medida en que participa en otras relaciones sociales. El feminismo es la expresi¨®n de la lucha de la mujer contra su subordinaci¨®n en las relaciones entre los sexos.
P. ?Y a qu¨¦ se deber¨ªa la aparici¨®n de dichos movimientos?
R. Yo parto de la hip¨®tesis de que son expresi¨®n de las resistencias a las nuevas formas de dominaci¨®n ligadas al sistema hegem¨®nico que se estableci¨® despu¨¦s de 1945 en Europa, entendiendo por sistema hegem¨®nico la articulaci¨®n de un tipo de Estado (el keynesiano), un tipo de proceso de trabajo (el fordismo) y un tipo de cultura dominado por los medios de masas.
P. ?Qu¨¦ piensa de la tesis, seg¨²n la cual el origen de los nuevos movimientos es la politizaci¨®n de conflictos que antes permanec¨ªan en la esfera de lo privado o en la esfera del mercado?
R. Estoy de acuerdo, pero creo que eso no es todo. Tambi¨¦n hay que mostrar que han surgido nuevas formas de dominaci¨®n, burocr¨¢ticas, -que no exist¨ªan antes. Yo estoy muy en contra de una tesis -muy de moda en Italia, especialmente dentro del PCI- seg¨²n la cual la crisis del Estado del bienestar es el origen de los nuevos movimientos. En primer lugar, esta tesis es absolutamente falsa, pues se puede ver que estos movimientos nacen antes de la crisis del Estado del. bienestar, y muchos aspectos de la misma crisis est¨¢n ligados a la existencia de tales movimientos. En segundo lugar, esta tesis puede llevar a ver en los nuevos movimientos un fen¨®meno irracional, una patolog¨ªa social ligada a la crisis, lo que permite ignorar las reivindicaciones de ¨¦stos.
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