La frontera entre Honduras y Nicaragua es incontrolable para el Ejercito sandinista
Durante los ¨²ltimos diez d¨ªas han muerto 42 personas en combates entre el Ej¨¦rcito sandinista y antiguos guardias somocistas, los contras, en la frontera con Honduras, desde cuyo territorio operan estos ¨²ltimos. Se trata de una conflictiva zona incontrolable para el Ej¨¦rcito sandinista, que trata de evitar una guerra abierta con su vecino pa¨ªs. Un enviado especial de EL PAIS ha viajado recientemente desde Managua hacia la frontera entre Honduras y Nicaragua, donde menudean los enfrentamientos.
Dos j¨®venes son las ¨²ltimas v¨ªctimas de la guerra que los grupos somocistas libran en el norte de Nicaragua, amparados en la protecci¨®n de Honduras. Ocurri¨® el domingo: tres camiones que transportaban a doscientos cortadores de caf¨¦ desde Jalapa hacia Namasl¨ª, fueron atacados a las 6.30 con fusiles y ametralladoras. Uno de los camiones presentaba cientos de impactos de bala. Guadalupe Ruiz, de 13 a?os, muri¨® en el acto; otro chaval de 14 a?os, Pedro Joaqu¨ªn Cruz, fue alcanzado por un disparo en la cabeza y falleci¨® poco despu¨¦s; otros varios resultaron heridos. Fuego de mortero protegi¨® la huida de los atacantes a su refugio hondure?o.Episodios de esta naturaleza se suceden todos los d¨ªas a lo largo de una accidentada frontera de seiscientos kil¨®metros, que resulta incontrolable para el Ej¨¦rcito sandinista. Los contras (as¨ª se llama en Nicaragua a los somocistas), que atacan desde Honduras, tienen su mejor aliado en la quebrada orograf¨ªa y en la jungla que cubre cada palmo de tierra.
En un solo d¨ªa se ha llegado a registrar hasta siete enfrentamientos armados.
El capit¨¢n Jaime Agurcia, comandante de las tropas guardafronteras en el departamento de Nueva Segovia, quiz¨¢ el m¨¢s castigado por las incursiones de los somocistas, opina a pesar de todo que en las dos ¨²ltimas semanas han disminuido las acciones contras. "Es una calma forzada, porque les hemos obligado a replegarse".
El movimiento de tropas en la regi¨®n salta a la vista. La comitiva de periodistas que se dirige a la frontera se cruza con un convoy de siete camiones cargados de soldados. Reservistas de todo el pa¨ªs han sido movilizados para hacer frente a una contrarrevoluci¨®n que es capaz ya de poner en pie de combate a todo un batall¨®n armado de morteros y lanzacohetes, que ocasionalmente son m¨¢s modernos que los que emplea el propio Ej¨¦rcito sandinista.
En varias ocasiones se han reunido jefes militares de Honduras y Nicaragua para tratar de poner fin a los incidentes fronterizos. El propio capit¨¢n Agurcia se entrevist¨® el pasado mes de diciembre, en la localidad lim¨ªtrofe de Las Manos, con los coroneles Ferrara y S¨¢nchez, comandantes de sendas brigadas hondure?as de infanter¨ªa.
"Sobre el mapa, nosotros les se?alamos la situaci¨®n de seis campamentos contras alojados en territorio de Honduras, muy cerca de la frontera. El coronel Ferrara nos prometi¨® desalojar de inmediato los dos que ca¨ªan dentro de su jurisdicci¨®n. Incluso dijo que les disparar¨ªa si se negaban a abandonarlos. El coronel S¨¢nchez no quiso admitir la existencia de tales campos, pero en todo caso se comprometi¨® a patrullar la zona y a tomar medidas si descubr¨ªa alguno. Ellos, por su parte, se mostraron preocupados ante la presencia de tropas sandinistas cerca de la frontera y la posibilidad de que pudiera desatarse una guerra de invasi¨®n. Les tranquilizamos diciendo que nuestros soldados jam¨¢s entrar¨ªan en territorio hondure?o y que su ¨²nica misi¨®n era proteger la frontera".
La batalla de El Cipr¨¦s
El capit¨¢n Agurcia explica que unos d¨ªas despu¨¦s, el 27 de diciembre, supieron que los contras hab¨ªan establecido una base permanente dotada de morteros en el cerro El Cipr¨¦s, justamente sobre la raya fronteriza. Dos d¨ªas m¨¢s tarde, el coronel S¨¢nchez promet¨ªa por tel¨¦fono su inmediato desalojo. "Pero el 31 de diciembre mataron a dos soldados sandinistas, y yo trat¨¦ de comunicarme de nuevo con el coronel S¨¢nchez sin conseguirlo. Al otro lado del tel¨¦fono, el coronel Valderramos me contest¨® que iban a ver si pod¨ªan hacer algo. Yo le dije que si ellos no desalojaban el campamento lo har¨ªamos nosotros al d¨ªa siguiente". El d¨ªa 1 de enero, la poblaci¨®n civil de la zona fue trasladada a lugar seguro. El corte del caf¨¦ se interrumpi¨®, mientras empezaba el fuego de mortero contra el campamento. A trav¨¦s de un camino que por momentos se convierte en una escalera, los soldados sandinistas llegaron a la cumbre (1.800 metros de altitud) a las cinco de la tarde. Los doscientos somocistas que ocupaban el campo prefirieron huir a lugar seguro en Honduras.Despu¨¦s de una dur¨ªsima ascensi¨®n, en medio de cafetales protegidos por altas plantas de banano, El Cipr¨¦s surge al fin como un cerro pelado en el que a un lado y otro de la l¨ªnea fronteriza han sido excavados pozos para tiradores, trincheras que se prolongan por cientos de metros y bases para la instalaci¨®n de morteros. Justo en la cima, un moj¨®n con dos flechas marca la separaci¨®n entre los dos pa¨ªses.
Ladera abajo, por la parte de Honduras, aparecen en medio de la vegetaci¨®n espesa alguna construcciones de madera. "Son refugios de somocistas", explica un subteniente. Sobre el mapa que maneja el capit¨¢n Agurcia hay media docena de puntos azules que son otros tantos campamentos. Y esto s¨®lo al otro lado del departamento de Nueva Segovia. Otro tanto ocurre frente a Chinandega, Madriz, Jinoteca y Zelaya Norte.
Es posible que una invasi¨®n convencional, con un ej¨¦rcito que se lance desde Honduras a conquistar Nicaragua, no est¨¦ ¨¦n el ¨¢nimo de los somocistas. Pero hay otra invasi¨®n, de ida y vuelta, que se registra cada d¨ªa, con listas cada vez mayores de v¨ªctimas. Esto se produce justamente en la zona en la que Nicaragua tiene sus cafetales m¨¢s ricos, una de las pocas fuentes de divisas que a¨²n le quedan al pa¨ªs, bloqueado econ¨®micamente por Estados Unidos.
Un elemento adicional de conflicto en la zona ser¨¢n las maniobras conjuntas que a partir del 1 de febrero emprender¨¢n en el departamento hondure?o de Gracias a Dios, y a quince kil¨®metros de la frontera, fuerzas norteamericanas y hondure?as. Un total de 6.600 hombres, 1.600 de los cuales participar¨¢n bajo bandera norteamericana, contribuir¨¢n a reforzar las acusaciones sandinistas de que Estados Unidos y Honduras mantienen planes para acabar con el r¨¦gimen de Managua.
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