Derribos Arias, los sinsabores de la perfecci¨®n
El jueves tuvo efecto una actuaci¨®n esperada. Se trataba del concierto en que Derribos Arias, uno de los grupos revelaci¨®n del a?o pasado, tratar¨ªan de demostrar si verdaderamente son tan buenos o si, m¨¢s simplemente, eran otro espejismo en el todav¨ªa dubitativo mundillo del pop hispano. En 1982, Derribos Arias edit¨® dos sencillos (Branquias bajo el agua y A-Fl¨²or), que se situaron r¨¢pidamente entre los preferidos de los consumidores de discos independientes.
En esos discos y en sus actuaciones el grupo hab¨ªa mostrado una idiosincrasia reflejada en letras aparentemente gratuitas pero sugerentes, composiciones muy sencillas complicadas enormemente a trav¨¦s de los arreglos y una presencia llena de humor; aberrante, que dir¨ªan ellos. As¨ª hab¨ªan logrado un respeto generalizado entre sus compa?eros y un cierto grado de mitificaci¨®n familiar entre los oyentes.La actuaci¨®n del jueves pose¨ªa, debido a todo ello, mayor inter¨¦s del habitual, y la gente respondi¨® acudiendo a un Rock-Ola cuyas moquetas levantadas, sus paredes a medio pintar y sus nuevas y crud¨ªsimas luces blancas parec¨ªan haberse dispuesto especialmente para acoger a semejante grupo con semejante nombre.
Retratos de gente variada
La gente era variada y pod¨ªa registrarse una presencia numerosa de m¨²sicos dispuestos a escuchar las pautas que Derribos fuera marcando.Unas pautas que, en cualquier caso, resultar¨ªan imprevisibles, por cuanto una caracter¨ªstica del grupo es una asombrosa capacidad para renovar completamente el tratamiento de las canciones en cada uno de sus conciertos.
Adem¨¢s, se recordaba su prodigiosa actuaci¨®n de primavera en la Escuela de Caminos, ocasi¨®n repleta de magia y de intensidad. Era cosa de ver si repet¨ªan.
Pero no fue as¨ª. Y, parad¨®jicamente, no porque estuvieran mal, sino tal vez por estar muy bien o, por mejor decir, debido a la enorme seriedad que derrocharon sobre el escenario.
Los sonidos de la vanguardia
Desde un punto de vista puramente musical, es cierto que Derribos Arias ha llegado m¨¢s lejos que ning¨²n otro grupo espa?ol pero tambi¨¦n lo es que en esa evoluci¨®n hacia la complejidad corren el peligro de descontextualizarse (perd¨®n) y perder la ¨ªntima ligaz¨®n que hasta ahora pose¨ªan con su p¨²blico. Cosa rara, a pesar de algunos defectos en un sonido por lo dem¨¢s espl¨¦ndido, la m¨²sica realizada por Derribos Arias serv¨ªa m¨¢s para la apreciaci¨®n atenta y concentrada que para el divertimiento e impacto de un concierto normal.No quisiera pecar de hereje, pero aquello sonaba m¨¢s bien a vanguardismo del tipo que ingleses como Hatfield and the North, R. Wyatt, Henry Cow o Gong se dedicaron a hacer en la d¨¦cada de los setenta.
Pretendo decir con ello que canciones como Tup¨¦s en crecimiento, Crematorio, Derribos Arias y otras igual de conocidas recibieron un tratamiento consistente en la interconexi¨®n de guitarras, bajo, bater¨ªa, sintetizador y caja en una multitud de combinaciones que denotaban un intenso trabajo de fondo y sonaban a gloria bendita.
Aquello era, m¨¢s que entretenido, la mar de interesante y profundo. Solo que tambi¨¦n resultaba enormemente serio, y esto es algo que ni Derribos ni su p¨²blico pretenden ni persiguen. La contradicci¨®n es obvia y tal vez irresoluble: si un grupo se pone a investigar en las posibilidades de su m¨²sica, dificilmente puede lograr la inmediatez del pop simple y por derecho.
Un carisma entre mucha vulgaridad
Si un grupo como Derribos Arias se trabaja las canciones hasta la extenuaci¨®n, es complicado que pueda ofrecer en una actuaci¨®n de estreno el tipo de espontaneidad que hasta ahora hab¨ªa mostrado esta gente. En lo personal, el concierto me pareci¨® apabullante y su reflejo en disco puede ser mucho m¨¢s convincente que lo sentido en la sala.Derribos Arias parec¨ªa pelearse all¨ª mismo con lo aventurado de su intento, prestando m¨¢s atenci¨®n a no fallar decenas de entradas y cambios de ritmo que a ofrecer el espect¨¢culo de mordacidad que acostumbra a presentar.
Quiero (deseo, m¨¢s bien) pensar que el rodaje devolver¨¢ a Derribos el carisma que le ha distinguido entre mucha vulgaridad. Lo del jueves fue una demostraci¨®n de fuerza e inspiraci¨®n, pero el carisma, su propia personalidad, no tuvieron muchas ocasiones de expresarse.
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