Yndur¨¢in presenta 'El hijo de Greta Garbo', de Umbral

"Uno se pasa la vida buscando padres, tanto en la literatura como en la vida", dijo Francisco Umbral durante la presentaci¨®n, anteayer, en la embajada de la RFA en Madrid, de su libro El hijo de Greta Garbo, quiz¨¢ para justificar que en su novela haya s¨®lo afirmaci¨®n de maternidad. Y nombr¨® a continuaci¨®n a algunos de esos padres literarios que se encontraban en el acto: Haro Tecglen, L¨¢zaro Carreter y Francisco Yndurain.Fue este ¨²ltimo quien, en su calidad de catedr¨¢tico de literatura y admirador de Umbral, present¨® la novela, con la minuciosidad de un jubilado nost¨¢lgico de aulas. El p¨²blico, entre tanto, permaneci¨® en pie con la copa sigilosamente mantenida a medio camino de la sed, como en la fotograf¨ªa de un c¨®ctel de presentaci¨®n de libro.

El acontecimiento se produjo en los. salones de la embajada de la RFA, y ello influy¨®, sin duda, en la solemnidad del acto. Porque la embajada, que es un geom¨¦trico edificio endulzado por esos jardines indecibles que ha ido abandonando la aristocracia madrile?a, tiene en su interior el aspecto fr¨ªo, ceremonioso de una estaci¨®n de metro de lujo -Louvre, Par¨ªs-, con mucha piedra y mucha obra de arte ba?ada en luz. Y con unas se?oras de edad indefinida sentadas en el borde de los divanes, como indecisas entre tomar o no el tren de la cultura que esa noche pasaba con silbido de Umbral.

Adolfo Marsillach, Mar¨ªa Asquerino, Forges, Otero Besteiro, Carmen Garrigues, la sobrina de Milans del Bosch... Y Ramonc¨ªn, que intentaba contarnos c¨®mo es el hongo que tienen las casas discogr¨¢ficas para dividir en segmentos el potencial mercado: tronco, Umbral, dec¨ªa ¨¦l. Canap¨¦s y salchichas. Y Heinrich B?ll espiando, escondido en alguna parte.