El orden p¨²blico , la continuidad y el cambio
LAS INCREIBLES circunstancias que rodean la muerte de un ni?o de dos a?os, fallecido a consecuencia de los disparos de una pareja de la Guardia Civil en un control de carreteras en las cercan¨ªas del pueblo toledano de Valmojado, har¨ªan imposible cualquier tentativa de restar gravedad o de encontrar atenuantes a esa pesadilla. Dicho sea en su honor, la nota facilitada por la Guardia Civil (v¨¦ase p¨¢gina 11 de esta edici¨®n), tras lamentar "profundamente tan triste y desgraciado suceso", parece animada por el prop¨®sito de exponer los hechos b¨¢sicos en su desnudez. Sin embargo, el relato oficial, todav¨ªa provisional, deja en la oscuridad ciertos puntos que s¨®lo las diligencias sumariales iniciadas por el juez de instrucci¨®n podr¨¢n esclarecer. Particular inter¨¦s ofrece, a este respecto, la dilucidaci¨®n de las caracter¨ªsticas del control, ya que, seg¨²n la versi¨®n de los ocupantes del autom¨®vil, la ¨²nica se?al de aviso era la incierta luz de una l¨¢mpara o una linterna. Por lo dem¨¢s, la Direcci¨®n General de la Guardia Civil, que todav¨ªa no ha comunicado el nombre de los dos guardias civiles implicados en este asunto, ha iniciado, con independencia de las actuaciones judiciales ya en marcha, una informaci¨®n "a fin de aclarar plenamente lo acaecido y exigir todas las responsabilidades a que hubiera lugar".Ocurre, sin embargo, que esa informaci¨®n deber¨ªa hacerse extensiva a los criterios que el nuevo Gobierno est¨¢ aplicando a su pol¨ªtica -si es que es la suya- de orden p¨²blico. Tras los sucesos de Malasa?a en las fiestas de carnaval, el drama de Valmojado da fundamento para sospechar que no se ha producido ning¨²n cambio apreciable en este ¨¢mbito. ?Qu¨¦ objetivos pueden perseguir unos controles instalados en una carretera local de la provincia de Toledo un s¨¢bado por la noche? ?Qu¨¦ instrucciones est¨¢n recibiendo los agentes adscritos a este tipo de misiones sobre la forma de organizar esos puestos de control y de realizar su tarea? ?Tienen orden de disparar, en cualquier circunstancia, contra los autom¨®viles que se saltan una se?al de alto? ?No hay otro procedimiento para detener coches conducidos por ciudadanos desobedientes, despistados o imprudentes que hacer fuego a discreci¨®n? ?Para qu¨¦ sirve, entonces, el parque de autom¨®viles y motos de la Guardia Civil de carreteras? ?C¨®mo es posible que un coche ocupado por una familia y que marcha casi a paso de tortuga en una carretera local sea ametrallado simplemente por no detenerse?
Durante las anteriores legislaturas, los socialistas criticaron acerbamente algunos lamentables sucesos -por ejemplo, la muerte de un joven motorista en Trebujena- en los que la r¨¦plica armada de las fuerzas de orden p¨²blico a los presuntos hechos delictivos que trataban de prevenir o perseguir result¨® insensatamente desproporcionada. ?Tal vez el ministro Barrionuevo se halla tan ocupado con sus arengas y tan obsesionado por su popularidad en los medios policiales que no ha tenido todav¨ªa tiempo para plasmar las directrices positivas necesariamente implicadas en las cr¨ªticas negativas dirigidas en el pasado por el PSOE contra los procedimientos desaforados de vigilar las calles o las carreteras? ?Ha establecido el ministro del Interior cambios en lo que -se refiere a la adecuada proporci¨®n entre las infracciones de orden p¨²blico y la eventual respuesta de los cuerpos de seguridad? ?O se ha limitado simplemente a dar por buenas las costumbres del pasado? ?La tendencia a la prepotencia en algunos sectores de los aparatos estatales de seguridad se contagia necesariamente a los pol¨ªticos que ocupan altos puestos en el Ministerio del Interior? ?Puede seguir muriendo gente en una sociedad democr¨¢tica, gobernada de a?adidura por un partido que se identifica con las libertades, por saltarse un control o no obedecer una orden de alto?
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