Publicadas las cartas de amor de Jean Paul Sartre a Simone de Beauvoir
La publicaci¨®n de las cartas de amor del fil¨®sofo, escritor y premio Nobel Jean-Paul Sartre a la que fue su compa?era durante 51 a?os, Simone de Beauvoir, revela un aspecto del autor de La n¨¢usea que el gran p¨²blico desconoc¨ªa por completo. Desde que muri¨®, hace tres a?os, el hombre y su obra empiezan a desmitificarse; primero fue un libro de su hijo rebelde, Olivier Tood; despu¨¦s, el Testamento de Sartre, de Burnier, levant¨® ampollas. Y otro tanto ocurri¨® con La ceremonia de los adioses de su compa?era. Ahora, Los Tiempos Modernos, la revista fundada por Sartre, publica su correspondencia amorosa.
"Si usted se acostara en este estrecho jerg¨®n, a mi lado, me encontrar¨ªa muy a gusto y se me derretir¨ªa el coraz¨®n. Pero no ser¨¢ as¨ª y tendr¨¦ que o¨ªr los ronquidos sonoros de alguien. Ay, amor m¨ªo, c¨®mo la amo a usted y c¨®mo la necesito. La amo con todas mis fuerzas As¨ª se manifestaba Sartre, en 1939, siendo soldado, cuando por primera vez se separ¨® de su Simone de Beauvoir, a quien siempre trat¨® de usted (y viceversa) y a quien llam¨®, hasta su muerte, con el apodo de Castor.Sartre le escrib¨ªa pr¨¢cticamente a diario, cont¨¢ndole todos sus quehaceres con detalle, sin olvidar sus actividades militares. Las cartas de Beauvoir no llegaban con regularidad y el fil¨®sofo, que en aquella ¨¦poca escrib¨ªa La edad de la raz¨®n, se impacientaba: "Estoy algo nervioso, porque empiezo a esperar sus cartas con esfuerzo. Piense usted, por favor, que desde el s¨¢bado no he recibido ninguna. Hace diez a?os que la conozco y es la primera vez que ocurre esto. Amor m¨ªo, c¨®mo me gustar¨ªa recibir noticias suyas. Mi encantador Castor, que ya me ha ofrecido diez a?os de felicidad, la amo a usted y la beso con todas mis fuerzas".
Otras veces, ya en plena guerra mundial, Sartre teme por la suerte de su compa?era: "Escr¨ªbame r¨¢pidamente. Empiezo a inquietarme por usted. Aqu¨ª se dice que han bombardeado Londres. Si esto es verdad, pronto le tocar¨¢ el turno a Par¨ªs. Sea razonable, amor m¨ªo, y escape en cuanto asome el peligro". Pero, otra vez, la pasi¨®n domina: "C¨®mo la amo a usted, querida m¨ªa. Hoy dar¨ªa un dedo por verla a usted cinco minutos y decirla que la amo. Hasta pronto, amor m¨ªo. Le amo a usted apasionadamente y hoy siento esto fuerte y dolorosamente. Escr¨ªbame todos los d¨ªas".
'Pol¨ªgamo desde siempre'
Sartre y las mujeres es toda una historia que ahora empieza a desgranarse con asombro para quienes no imaginaban semejantes debilidades en un pont¨ªfice moralista de su envergadura. El mismo lo confesaba en vida: "Nunca me he sentido tan bien como cuando estoy en compa?¨ªa de las mujeres. Ellas son el centro de mi pensamiento. Seguramente que las mujeres es en lo que m¨¢s he pensado durante toda mi vida. Y esto, incluso cuando reflexiono en temas que no tienen una relaci¨®n directa con ellas". El, igualmente, se defin¨ªa como "pol¨ªgamo desde siempre". Su amor con Beauvoir era el amor necesario. Y todos los dem¨¢s eran los amores contingentes.Aun en los ¨²ltimos quinquenios de su vida, cuando ya arrastraba malamente su prematura merma f¨ªsica, era corriente verle por los caf¨¦s de Montparnasse y de Saint Germain des Pres siempre con alguna de sus fieles y bondadosas admiradoras. El ya precitado hijo rebelde, Tood, cuenta en su libro sobre sus relaciones con Sartre que pocos meses antes de morir fue a verle y se encontr¨® con "una clama de buena compa?¨ªa" en el momento en que se vest¨ªa (Sartre y Castor viv¨ªan en pisos distintos).
Machista liberal
Desde que lleg¨® a Par¨ªs, a los diecis¨¦is a?os, se enamor¨® de la hija de la portera del instituto en el que estudiaba y, seg¨²n contaba ¨¦l mismo, ya nunca dej¨® de faenar. Se reconoc¨ªa feo, pero argumentaba como arma suprema de sus ligues "mis bellos discursos y que soy escritor". Hasta que conoci¨® a Simone de Beauvoir sent¨ªa frente a las mujeres una "superioridad acompa?ada de un sentimiento". Con Beauvoir fue distinto, en teor¨ªa al menos. Esta ¨²ltima lo trataba de machista, pero ¨¦l matizaba: "Soy machista liberal".Sartre y Castor, en nombre de la igualdad del hombre y de la mujer, establecieron la ley de la posibilidad de la aventura contingente como complemento de su amor necesario. Henriette Nizan, la mujer del que fue amigo ¨ªntimo de Sartre y fil¨®sofo, Paul Nizan, cuenta: "Se quiere hacer de ellos (Sartre y Castor) una pareja mitol¨®gica. Es cierto que existi¨® el amor, pero tambi¨¦n hubo cad¨¢veres". La misma se?ora a?ade que la regla de los amores contingentes impuesta por Sartre puso en peligro el amor necesario. Porque "Sartre era menos fiel por naturaleza. Seduc¨ªa mucho, sobre todo desde que lleg¨® a ser verdaderamente Sartre". Una vez, Castor se fug¨® con un se?or a Egipto y Sartre los acompa?¨®. La aventura fue valorada como una escena de teatro de bulevar.
La impenitencia del machista-liberal-fil¨®sofo-pol¨ªgamo-enamorado le daba su trabajo a Castor, que, con otra se?ora amiga, seg¨²n la mujer de Nizan, organizaba como una esposa de corte tradicional la defensa de Sartre: "Nunca permiti¨® que se acercara a ¨¦l una mujer peligrosa". Pocos d¨ªas antes de su muerte aconsejaba a todos que hab¨ªa que enga?ar a todas las mujeres y afirm¨® que a "Castor la he enga?ado m¨¢s que a ninguna".
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