Los males cancerosos de la econom¨ªa francesa, la inflaci¨®n y el paro, vuelven a darle alas a la oposici¨®n conservadora
M¨¢s de 36 millones de franceses acudir¨¢n a las urnas el 6 y el 13 de marzo para elegir, por seis a?os, a los consejeros municipales (concejales) que, a su vez, designar¨¢n a los alcaldes de las 37.000 comunas (municipios) con los que cuenta el territorio franc¨¦s. La coalici¨®n socialista-comunista que gobierna el pa¨ªs es mayoritaria tambi¨¦n en el plano municipal. El resultado del escrutinio de marzo es un interrogante, pero todos los c¨¢lculos estiman que la izquierda perder¨¢ terreno.
FELICIANO FIDALGO Aunque lo que se ventila son los poderes locales, la pol¨ªtica nacional del Gobierno socialista, que desde hace veinte meses administra el pa¨ªs, influir¨¢ en el resultado. En este sentido, los ¨ªndices econ¨®micos negativos del pasado mes de enero, conocidos anteayer, favorecen te¨®ricamente a la oposici¨®n conservadora liberal.
A una semana escasa de la primera ronda de las elecciones municipales francesas, cuando ya los sondeos est¨¢n prohibidos, el Gobierno se ha encontrado con lo que no deseaba: con el apodado viernes negro. El pasado d¨ªa 25, en efecto, se conocieron dos datos dram¨¢ticos para la econom¨ªa gala. El d¨¦ficit del comercio exterior durante el ¨²ltimo mes de enero fue de 9.500 millones de francos, y los precios subieron el 9,5%.
Pocos d¨ªas antes, el primer ministro, Pierre Mauroy, en una brillante intervenci¨®n televisada, les hab¨ªa asegurado a los franceses que "lo peor ya est¨¢ detr¨¢s". Es de anotar que los dos males cancerosos de la coyuntura econ¨®mica de este pa¨ªs son, precisamente, el comercio exterior (95.000 millones de francos de d¨¦ficit el a?o pasado), y la inflaci¨®n (9,8% en el mismo a?o), tres o cuatro veces superior, esta ¨²ltima, a la de los grandes pa¨ªses industrializados (Estados Unidos, Jap¨®n, Reino Unido, Alemania Federal) que hacen "que nuestra industria no sea competitiva", seg¨²n reconoci¨® anteayer el propio presidente, Fran?ois Mitterrand, al enterarse de los dos datos antes citados.
Este hecho, espec¨ªficamente econ¨®mico, vuelve a darle alas a la oposici¨®n conservadora liberal, pero nadie se atreve a pronosticar un resultado.
La campa?a electoral ha sido f¨¦rtil en demagogia y en sondeos contradictorios, y el que m¨¢s el que menos est¨¢ escaldado.
Ficci¨®n
En un primer tiempo, la oposici¨®n conservadora quiso confundir los comicios municipales con los legislativos. Y, ayudada por los resultados econ¨®micos fallidos de la primera parte de la gesti¨®n socialista, sus temas preferidos fueron la disoluci¨®n de la Asamblea Nacional, que deb¨ªa provocar su hipot¨¦tica victoria aplastante, las desnacionalizaciones, la posibilidad de gobernar con Fran?ois Mitterrand, etc¨¦tera.
A esta ficci¨®n, asentada en el catastrofismo econ¨®mico, le sucedi¨® otra, patrocinada por la mayor¨ªa socialista: "Nuestra gesti¨®n en 1982 ha estabilizado el paro y ha reducido la inflaci¨®n, del 14% al 9,8%. Y a finales de 1983 habremos rebajado el d¨¦ficit del comercio exterior a la mitad y la inflaci¨®n al 8%".
Pero hace cuatro d¨ªas, el peso de las cifras del viernes negro ha sido como una ducha fr¨ªa para la inocencia de la mayor¨ªa que, sin muchas esperanzas de cualquier manera, esperaba perder "lo normal en este tipo de elecciones cuando se est¨¢ en el poder, es decir, unas quince o veinte grandes ciudades", seg¨²n un representante de los socialistas en el poder.
A la confusi¨®n creada por el electoralismo demag¨®gico se ha a?adido la batalla de los sondeos. "Nunca jam¨¢s se hab¨ªa sondeado tanto", dice el responsable de un instituto de opini¨®n p¨²blica. De las ¨²ltimas elecciones municipales, de 1977 a esta parte, el negocio de esos institutos se ha doblado, o triplicado en algunos casos. Y tampoco nunca se hab¨ªa camelado tanto.
Guerra de sondeos
En el plano local, como en el nacional, a cada sondeo de una personalidad o de un peri¨®dico de la mayor¨ªa respond¨ªan otros de la oposici¨®n con resultados diferentes. El tipo de preguntas al interrogado, o la formulaci¨®n de las mismas, e incluso cifras ¨ªntegramente inventadas, han creado la incertidumbre que, en v¨ªsperas del voto, invita a todos a una cierta prudencia.
Este aspecto de politizaci¨®n nacional de las municipales ha sido promovido por los l¨ªderes de la oposici¨®n, pero tambi¨¦n secundado por los dirigentes socialistas.
El ex presidente Valery Giscard d'Estaing y sus dos ex primeros ministros, Jacques Chirac y Raymond Barre (s¨®lo Chirac compite en Par¨ªs), se han servido de la campa?a para perfilar su imagen de futuros hombres presidenciables.
Y el Gobierno, consciente de que de alguna manera el resultado influir¨¢ en su pol¨ªtica, no se ha quedado atr¨¢s a la hora de valorar su gesti¨®n del pa¨ªs.
EI peso del alcalde saliente
Los temas nacionales han sido m¨¢s espectaculares pero, al fin y al cabo, se trata de elegir el poder lo cal, y los sondeos, en este aspecto, son un¨¢nimes: el elemento que pesar¨¢ m¨¢s al depositar el voto ser¨¢ la gesti¨®n del alcalde saliente, dato que podr¨ªa favorecer a la mayor¨ªa socialista-comunista en las grandes ciudades (221, de las que 153 pertenecen a la izquierda), y en las menos grandes tambi¨¦n.
La gran preocupaci¨®n manifestada en la campa?a ha sido la "inseguridad de los ciudadanos". Al margen de los problemas de gesti¨®n local, el debate sobre la escuela libre, a¨²n pendiente en este pa¨ªs, tambi¨¦n ha sido duro.
Estas elecciones municipales tienen su importancia tradicional espec¨ªfica: la gesti¨®n local, y en este pa¨ªs son tambi¨¦n el primer pelda?o de todo aspirante a hacer carrera pol¨ªtica, como del profesional que quiere estar bien asentado. Pero, en esta ocasi¨®n, las municipales ofrecen novedades.
Desde que los socialistas conquistaron el poder del Estado, en mayo de 1981, es la primera vez que tiene lugar un voto de car¨¢cter nacional. Una victoria de la oposici¨®n fortificar¨ªa su contrapoder regional, tras su triunfo en las elecciones cantonales del a?o pasado. Si la ganadora es la izquierda, su gesti¨®n nacional, en alguna medida, ser¨¢ avalada.
En segundo lugar, por primera vez igualmente, desde hace veinticinco a?os, como consecuencia de la reforma electoral socialista, se votar¨¢ seg¨²n una ley proporcional moderada a dos vueltas. Se trata de un sistema mayoritario-proporcional.
El sistema es mayoritario porque concede ventaja, al repartir los esca?os, a las listas ganadoras, con el fin de propiciar un poder municipal fuerte. Y es, asimismo, proporcional porque permite a todas las listas conseguir alg¨²n concejal si supera la tasa del 5% de los electores en la primera vuelta.
En tercer lugar, las municipales de marzo coinciden con las generales de la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y, en la actual coyuntura econ¨®mico-estrat¨¦gica, su resultado incidir¨¢ en el futuro de ambos pa¨ªses y, consecuentemente, en el del resto de Europa occidental.
Ahora bien, los franceses no se equivocan al valorar el peso preponderante de los comicios de la RFA.
Un colaborador del primer ministro, Pierre Mauroy, declara: "Las elecciones verdaderamente importantes son las alemanas, y son las que realmente nos interesan".
El poder constitucional
Los comicios galos, en efecto, no modificar¨¢n el poder constitucional. Los alemanes s¨ª lo ponen en juego y, gane quien gane, Francia se ver¨¢ afectada. Diplom¨¢tica mente (equilibrio de fuerzas en Europa), Fran?ois Mitterrand apoya a los democristianos de Helmut K?hI. Econ¨®micamente, si gana este ¨²ltimo, se producir¨¢ una posible especulaci¨®n con el marco, con detrimento para el franco franc¨¦s. Por fin, un resultado catastr¨®fico para la mayor¨ªa socialista forzar¨ªa un cambio de primer ministro y de Gobierno.
La mayor parte de los ministros son candidatos, como lo es una religiosa en Breta?a, la hermana Yvonne le Ray, de cincuenta a?os, perteneciente a las Hijas de Jes¨²s y militante comunista. Ni su comunidad ni las autoridades eclesi¨¢sticas aprueban la iniciativa, pero ella quiere ser alcaldesa, como lo son las mil mujeres francesas que vuelven a presentarse como salientes.
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