El Papa inicia hoy su gira por Centroam¨¦rica, la m¨¢s delicada y peligrosa de su largo historial viajero

Juan Pablo II sale esta ma?ana hacia el polvor¨ªn de Am¨¦rica Central para visitar ocho pa¨ªses: Costa Rica, Nicaragua, Panam¨¢, Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice y Hait¨ª, desde donde volver¨¢ al Vaticano el pr¨®ximo d¨ªa 9. Ser¨¢ el decimos¨¦ptimo viaje internacional de este Papa, en el que har¨¢ 36 horas de vuelo, todas ellas en un avi¨®n de la compa?¨ªa italiana Alitalia, un DC-10 llamado Dante Alighieri. Es el primer viaje al extranjero en el que Juan Pablo II no tomar¨¢ ning¨²n avi¨®n de los pa¨ªses que visita. Oficialmente se dice que por razones pr¨¢cticas, pero en realidad lo har¨¢ por seguridad, medidas que se est¨¢n cuidando extraordinariamente en este viaje de guerra.

En pocas ocasiones como la actual existe en el Vaticano la plena conciencia de que el Papa polaco se dispone a realizar uno de los viajes m¨¢s arduos y dif¨ªciles de su intenso curr¨ªculo viajero. S¨®lo se le compara al de Argentina, en plena guerra de las Malvinas.Quiz¨¢ pocas veces como ¨¦sta el Vaticano ha sido bombardeado por informes de lo m¨¢s contradictorio, tanto por parte de la Iglesia como de organismos internacionales, empezando por Amnist¨ªa Internacional y el Tribunal de los Pueblos. Por primera vez han enviado una carta al Papa los secretarios generales de los tres grandes sindicatos italianos -CISL, CGIL y UIL-, pidi¨¦ndole que "no deje de condenar con claridad los atropellos a los derechos humanos" que se llevan a cabo en muchos de los pa¨ªses que va a visitar.

Informes reservados

Hoy existe la certeza de que Juan Pablo II va a Centroam¨¦rica con una informaci¨®n muy completa. Por parte de la Iglesia m¨¢s conservadora, ciertamente no le ha faltado una verdadera monta?a de informes de lo m¨¢s catastr¨®fico. EL PAIS ha podido leer algunos de estos informes reservados a la Santa Sede, que son muy significativos. Uno de ellos empieza con estas palabras: "El objeto de este reportaje es dar a conocer el asedio de que viene siendo objeto la Iglesia cat¨®lica y otras organizaciones religiosas en Nicaragua desde que el nuevo r¨¦gimen revolucionario asumi¨® el poder en 1979". Este texto, al referirse a los grupos inspirados en la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, afirma que, "en contubernio con el Gobierno, han sido protagonistas de toda una estrategia concebida para ir sometiendo y destruyendo a la Iglesia y a la comunidad cristiana en general". Sigue un rosario de acusaciones contra el r¨¦gimen sandinista.

En otro informe semejante, fechado en noviembre de 1982, completamente confidencial para el Papa, se responde a toda una serie de preguntas que probablemente hab¨ªa planteado la parte m¨¢s dialogante del Vaticano, que no desea romper con la Junta revolucionaria y con sus ministros sacerdotes. En primer lugar, se hace una defensa sin matices del actual arzobispo de Managua y presidente de la Conferencia Episcopal, Miguel Obando Bravo, considerado una v¨ªctima del r¨¦gimen de Nicaragua. Se pide que el Papa lo apoye p¨²blicamente y se solicita el nombramiento en Nicaragua de un nuncio que est¨¦ de parte de la Iglesia contrarrevolucionapia.

Se llega hasta aconsejar a Juan Pablo II que nombre un nuncio polaco. Pero la mejor demostraci¨®n de que el Papa ha tenido tambi¨¦n otras informaciones muy distintas de las de estos informes de la parte conservadora es que pr¨¢cticamente ha sido rechazado todo el programa del viaje presentado por el arzobispo Obando Bravo, y que el actual nuncio de Nicaragua, Montezemolo, es muy dialogante con la Junta sandinista y con la parte del episcopado que no comparte las actitudes de enfrentamiento de Obando.

Calvario centroamericano

Por lo que se refiere a las tensiones, problemas y tragedias que est¨¢n viviendo los pueblos que va a visitar, tambi¨¦n el Papa ha sido informado a fondo por las fuerzas m¨¢s democr¨¢ticas, tanto eclesiales como laicas. Ya en su mensaje televisado a toda Am¨¦rica Central, Juan Pablo II habla de pueblos que "experiment¨¢is el flagelo de la divisi¨®n, de la guerra, del odio, de la injusticia secular, de los enfrentamientos ideol¨®gicos que sacuden el mundo y que hallan escenario de conflicto en poblaciones inocentes". El Papa a?ade que en este viaje que hoy empieza quiere "compartir el Getseman¨ª y el calvario de dichos pueblos", y asegura que, recorrer¨¢ las plazas y calles de esos pa¨ªses "como humilde alentador de los humildes".

El Vaticano est¨¢ tambi¨¦n convencido de la dificultad de un viaje en el que el Papa se va a encontrar con problemas a veces opuestos, con movimientos de guerrillas de signos muy diversos, con dos concepciones de Iglesia muy distintas dentro del mismo episcopado. Por eso esta vez se afirma que los discursos del Papa han sido estudiados, muy a fondo hasta en sus matices m¨¢s peque?os.

Esta noche, Juan Pablo Il llegar¨¢ a San Jos¨¦ de Costa Rica, primera etapa de su viaje. Parad¨®jicamente, empieza su calvario en un peque?o oasis de paz: en uno de los pa¨ªses m¨¢s democr¨¢ticos de aquella zona, el ¨²nico pa¨ªs sin ej¨¦rcito y sin guerrilla. Pero tambi¨¦n un pa¨ªs que se est¨¢ enfrentando con duros problemas de austeridad econ¨®mica, donde la juventud siente la fascinaci¨®n del comunismo como contraste al gran consumismo en que ha vivido a?os atr¨¢s, como en un peque?o para¨ªso dentro del infierno de hambre y violencia de sus vecinos.

En Costa Rica, el Papa tendr¨¢ la libertad de poder decir "todo lo que quiera", asegura uno de sus obispos, quien a?ade: "Desde Costa Rica podr¨¢ gritar lo que quiz¨¢ no podr¨¢ hacer desde otros pa¨ªses, sobre todo porque aqu¨ª el episcopado est¨¢ unido y el r¨¦gimen no teme la democracia y la libertad de expresi¨®n".

Con Juan Pablo II, adem¨¢s de su s¨¦quito oficial, formado por quince personas, viaja tambi¨¦n esta vez un grupo, aunque m¨¢s restringido, de representantes de los medios de comunicaci¨®n: Prensa, radio y televisi¨®n de todo el mundo. De Espa?a viajar¨¢n en el avi¨®n papal, siguiendo con ¨¦l todas las etapas del viaje, los corresponsales de televisi¨®n, agencia Efe, Ya y EL PAIS. Por primera vez han quedado excluidos del vuelo papal los enviados de grandes diarios italianos.