Beltr¨¢n Osorio, un grande de Espa?a al que apasionan los caballos
Beltr¨¢n Osorio y D¨ªez de Rivera, duque de Alburquerque, tres veces grande de Espa?a, a sus 65 a?os de edad contin¨²a practicando la gran afici¨®n de su vida: las carreras de caballos. Est¨¢ en poder, de la medalla al M¨¦rito Deportivo y particip¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos de Helsinki y Roma. La lista de fracturas sufridas por el duque en su faceta de deportista es interminable. Ni los consejos de los m¨¦dicos ni las recomendaciones de su familia han logrado que Alburquerque deje de montar a caballo todos los d¨ªas al amanecer. Su cara alargada, su pronunciada barbilla y su extrema delgadez son famosas en el mundo entero, donde se le conoce como Don Quijote.
Como al personaje de Cervantes, a Alburquerque se le ha tomado a veces por loco, cuando, por ejemplo, hizo una apuesta con su m¨¦dico y gan¨® escayolado una carrera, o cuando, a?o tras a?o -a pesar de las continuas ca¨ªdas-, segu¨ªa participando en el Gran National de Liverpool, la carrera de obst¨¢culos m¨¢s famosa del mundo. El duque confiesa que tiene un poco complejo de huesos rotos. "Me he partido tantos que hasta me da verg¨¹enza a veces enumerarlos, y tampoco podr¨ªa hacerlo, porque he perdido la cuenta". Ha tenido fracturas de pierna, se ha. roto la espina dorsal tres o cuatro veces, y la clav¨ªcula, otra tantas. Pero dice: "No hay que exagerar, porque casi todos los yoqueis han tenido muchas fracturas".La mayor parte de roturas se debi¨® a la poca paciencia que tuvo para que los huesos se soldaran; en ocasiones se ha quitado un yeso para participar en una carrera. Seg¨²n ¨¦l, no le han quedado secuelas de sus accidentes. "Mis huesos son buenos; adem¨¢s, siempre he tenido mucha voluntad, y eso es fundamental. Yo quer¨ªa curarme no para estar sano, sino para montar a caballo de nuevo".
La verdad es que el duque gana a casi todos en accidentes y en a?os practicando este deporte, porque si los profesionales se retiran cumplidos los cuarenta, Alburquerque contin¨²a en activo a los 65 a?os. Sus salidas a la pista se han limitado en los ¨²ltimos a?os y ahora se dedica casi por completo a criar caballos en su yeguada de Algete y a explotar sus fincas. Pero por lo menos una vez al a?o el duque se pone los colores azules y rojos de su cuadra, le calza sus botas de montar y se sube al caballo. Los a?os no le han restado eficacia, tanto es as¨ª, que hace un par de a?os gan¨® en la l¨ªnea de meta a los dos mejores yoqueis aficionados de ese momento, Javier Salas y J¨®anes, su hijo.
Uno de los mayores orgullos de Alburquerque es su hijo Joanes, que ha seguido los pasos de su padre y que en la actualidad posee el t¨ªtulo de campe¨®n de Europa de jinetes aficionados. El duque prepara a su v¨¢stago concienzudamente para que le suceda en el Gran National de Liverpool, en el que ha tomado parte en siete ocasiones, la primera de ellas en el a?o 1952. En la. mayor parte de ellas mont¨® a su viejo caballo Nereo, que ¨¦l mismo cri¨®.
Su participaci¨®n en esta carrera le ha propocionado una gran fama internacional. En Gran Breta?a es uno de los deportistas m¨¢s populares de aquel pa¨ªs. El duque, que se ha contagiado del humor brit¨¢nico, justifica esta fama y dice: "Soy famoso no por bueno, sino porque, para los ingleses soy tan curioso como para nosotros lo ser¨ªa que un ingl¨¦s se hiciera torero".
En Gran Breta?a, Alburquerque tiene muchos admiradores, que protestaron cuando hace unos a?os la autoridades h¨ªpicas de este pa¨ªs le negaron la licencia para montar. Ante ello, el Jockey Club se apresur¨® a declarar que la medida se hab¨ªa adoptado por consejo del doctor Frank d'Abreu, que inform¨® que las condiciones f¨ªsicas del jinete espa?ol hac¨ªan temer que una posible ca¨ªda le dejara permanentemente incapacitado.
Al duque no le gusta hablar de pol¨ªtica. Es militar retirado, mon¨¢rquico y desde hace muchos a?os est¨¢ muy cerca de don Juan de Borb¨®n como jefe de su casa.
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