La SER y la nada
Parece que la carrera hacia atr¨¢s la inici¨®, reci¨¦n nacida a las ondas, Antena 3 con su programa magazine informativo El primero de la ma?ana, que fue tomado por las emisoras grandes con los nervios con el ni?o toma el "marica el ¨²ltimo" del chulito de la pandilla. Radio 1 convirti¨® su famoso Espa?a a las ocho en un Espa?a a las siete, que va a perder fama, y la SER rescat¨® a l?aki Gabilondo para hacemos digerir un Aqu¨ª la SER, que arranca a las seis de la madrugada y, por ahora, no pasa de un "Aqu¨ª no pasa nada".Desde entonces se abri¨® la caza y captura del oyente madrugador, con el inevitable resultado en un wanted de este estilo: el vac¨ªo informativo, pues a tales horas, por regla general, no hay ni una sola nueva noticia que darnos a los del otro lado del receptor. Y as¨ª, los radioyentes nos vemos involucrados en una pugna para buscar aires de primicia formal sin primicia real que llevarnos al o¨ªdo, mientras unos so?olientos locutores se ven obligados a vestir de hoy asuntos que sucedieron ayer. El volat¨ªn informativo producido por esta, carrera ha sido tan r¨¢pido que hasta a veces se acerca involuntariamente al exquisito absurdo, del tipo del que el buen Alejo nos solt¨® la otra ma?ana -en su diario Buenos d¨ªas: "Buenos d¨ªas, a los que no nos oyen, a los mineros y a los trabajadores del Metro". As¨ª se las pon¨ªan a lonesco: el dulce contrasentido del mensaje sin destinatario. ?Ser¨¢ que lo que llaman nuevo lenguaje radiof¨®nico no es m¨¢s que la vieja cuquer¨ªa del susurro como forma de hablar al sordo?
El hecho es que en su madrugada, Radio 1, a falta de verdadera m¨¦dula informativa, acude al cesto de los papeles, coge restos de t¨¦lex arrugados, los estira y los actualiza formalmente, con t¨¦cnicas de "refrescamiento", tal vez por aquello del madrug¨®n. Bajo la consigna de -"noticias frescas y madrugadoras", la ilustre y seria RNE baja a los suburbios y vocea hortalizas. Por ejemplo: "Ta-ta-ta-ta-ta (tablet¨¦o de ametralladora, ruido de sirenas de polic¨ªa, un coche derrapa, en la estirpe de un telefilme de polic¨ªas a la norteamericana)". Luego, la voz del locutor: "Rafael Ortega ha secuestrado a nuestro corresponsal en Italia y le obliga a cantar qu¨¦ demonios est¨¢ ocurriendo con la Mafia y la Camorra". 0 bien nos conectan con Nueva York y se pregunta al corresponsal: "Ojeda, ?c¨®mo and¨¢is de violencia pol¨ªtica hoy por esos lares?". Peque?as perlas del nada que decir en un atol¨®n de ostras que bostezamos.
Cuesti¨®n de forma, por todos los s¨ªntomas. La SER, desde su madrug¨®n informativo -es un decir- iniciado el pasado d¨ªa 1, en vez de noticias francas con sabor a hortaliza, nos proporciona noticias calentitas con sabor a desayuno continental. En uno y otro caso estamos ante reminiscencias del sabor a co?¨¢ de las cu?as publicitarias de Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa, lo que es todo un s¨ªntoma.'Por ejemplo, dice Gabilondo: "Y ahora, un poquito de in¨²sica cl¨¢sica en bandeja de plata, como croissant calentito". 0 bien: "Ultimo disco, servido con un cafetito caliente". Y todo esto como preludio para un locutor con voz aterciopelada que despu¨¦s de desayunados nos anuncia una marca de caf¨¦ liofilizado. De la hortelana frescura a la calefacci¨®n estomacal. De otra manera, la radio nos des¨ªpierta con noticias digestivas, por no decir digeridas.
El croissant de Gabilondo, en castizo, es todo un bu?uelo de viento, es decir, c¨¢scara brillante, y dentro, la pura nada. Reproduzco, entre muchos, un ejemplo tomado a pie de receptor, de ocho minutos de duraci¨®n -lo que es todo un siglo para un -verdadero tiempo informativo-, en una reciente audici¨®n del Aqu¨ª la SER.
Locutor: El Madrid se la juega esta tarde. Cuesti¨®n de ser o no ser. Aqu¨ª la SER.
Locutora: 7.32 de la ma?ana. Aqu¨ª la SER.
Gabilondo. Aqu¨ª la SER. (M¨²sica.) ?Arriba, arriba! Son las 7.34 de la ma?ana. Aqu¨ª la SER. (M¨²sica de John Denver.)
Locutora: Aqu¨ª la SER. Son las 7.38. Aqu¨ª la SER. (Prosigue la m¨²sica de John Denver).
Gabilondo: Son las 7.39. Aqu¨ª la SER.
Locutora: Aqu¨ª la SER.
Sinton¨ªa: Chu-cha-chu-chuchu-chur¨². Aqu¨ª la SER. Aqu¨ª la SER.
Sin comentarios. O tan s¨®lo este: La gran SER, convertida en nada, repite let¨¢nica y obsesiva la se?a de identidad de su vac¨ªo madrugador.
Uno entiende los nervios, y lo de la caza y captura del oyente, cuando la competencia, aprieta; pero de ah¨ª a convertir a este lado del receptor en este lado del bostezo va un abismo. El hist¨¦rico adelanto de los magazines informativos de la ma?ana, por ahora, es s¨®lo un violento adelanto de horarios radiof¨®nicos perfectamente coordinado con un no menos violento atraso de calidades radiof¨¢nicas.
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