Los membrillos
Membrillo, en el argot cheli, es chivato, delincuente que le hace confidencias a la pasma. Pero luego hay un membrillo a favor de la Historia, confidente de la verdad y las auditor¨ªas, como lo ha sido ahora, oportunamente, el maestro Lafuente Ferrari:
-Lacondesa de Haro, uno de los m¨¢s bellos retratos femeninos que hizo Goya, sali¨® clandestinamente de Espa?a hace quince a?os.
Los Gobiernos cuarenta?istas es que no auditaban nada. La dictadura conservadora de los cuarenta/cuarenta no supo ni quiso conservar el patrimonio art¨ªstico nacional., por no hablar del patrimonio ¨¦tico laboral., ?Qu¨¦ rayos conservaban aquellos conservadores? Los Zurbar¨¢n, los Goya, los Greco sal¨ªan de Espa?a en tropel, enmogollonandose en la frontera, con sus lanzas y sus caballos, con sus condesas de Haro, y aqu¨ª s¨®lo quedaba la condesa de Fenosa, un t¨ªtulo de her¨¢ldica como mercantil. Era como si los t¨ªtulos de nobleza los diese el INI. El R¨¦gimen, que aquello s¨ª que era un R¨¦gimen (lo tengo muy hablado con Addy Ventura, la mayor y mejor vedette del revist¨®n nacional, desde do?a Celia), era rico policialmente en membrillos (lo muestra bien la peli El arreglo, de Zorrilla, de la que ya se habl¨® aqu¨ª). Pero el R¨¦gimen s¨®lo utilizaba los membrillos contra el Lute, los robagallinas, Grimau y el matrimonio Sastre. De la desamortizaci¨®n cimarrona del patrimonio art¨ªstico nacional ning¨²n membrillo estaba al loro, y don Manuel Fraga, cuando ten¨ªa de las riendas/tirantes la cultura, tampoco se enter¨® de que don Paco el Sordo, alias Goya, era dos veces exiliado; primero, en persona, y luego, en su obra. Hace poco, parece que sal¨ª por la caja (yo no lo he visto, pero la pasi¨®n sepia que sienten por m¨ª algunos matutinos me lo recuerda, y se lo agradezco) mirando un cuadro, concretamente El caballero de la mano en el pecho, del Greco (y no de la mano "al pecho"). Fijaba uno sus t¨®picas observaciones en tres puntos: la cara, la mano, la espada. Descartada la hip¨®tesis de Ram¨®n, m¨¢s po¨¦tica que cient¨ªfica, de que el caballero an¨®nimo sea el pintor, llego a la conclusi¨®n general (que ya le tengo explicada al gran Alvaro Delgado, hoy expositor en Biosca) de que el Greco, aqu¨ª, ha hecho un retrato de clase m¨¢s que de individuo. Ha pintado un hijodalgo. Lo que hoy llamar¨ªamos un burgu¨¦s. En cuanto a la mano, enigm¨¢tica y l¨ªrica, equivale a la sonrisa de la esposa de Francesco de Giocondo, en Leonardo: son los dos momentos m¨¢s inquietantes de la. pintura universal. El caballero se est¨¢ sujetando el alma (honor/honra, Am¨¦rico Castro, todo el rollo), y el Greco pinta una manojalma, ya que el alma no sabemos c¨®mo se pinta. Pero la mano est¨¢ muy cerca de la visible espada, y esto me recuerda que los hijodalgos de la burgues¨ªa han ido armados hasta Larra, pr¨¢cticamente. Hoy la espada la llevan otros por ellos. Si la sepia/press, desde su halagadora pasi¨®n por m¨ª, me acusa de "politizar" la glosa pict¨®rica, yo les respondo delicadamente con palabras de don Enrique Lafuente Ferrari, glorioso membrillo de la denuncia patri¨®tica: Ning¨²n Gobierno ha hecho nada para recuperar el cuadro de Goya.
Mi querido Solana, ministro de la cosa: se nos pas¨® el tema, que dir¨ªa Roca, el d¨ªa en que almorzamos y cantamos carceleras en Plater¨ªas, que tiene nombre de caf¨¦ rom¨¢ntico con habaneras. Ah¨ª tienes una tarea, tron: recuperar y conservar lo que jam¨¢s conservaron los conservadores en cuarenta a?os/siglos. Haro-Tecglen me lleva de la mano a ver un Chejov en el Mar¨ªa Guerrero. Juan Diego, con quien me une absoluta entra?abilidad, nos comunic¨® a tope la angustia peque?o burguesa de la Rusia decadescente y prerrevolucionaria. All¨ª ten¨ªa que pasar algo m¨¢s que la muerte de Emma Cohen. La peque?oburgues¨ªa cuarenta?ista muri¨® de lo mismo: sus membrillos s¨®lo les denunciaban robos de gallinas y relojes. Nunca robos de Goyas y Zurbaranes. No Espa?a como problema, maestro La¨ªn, sino Espa?a como bot¨ªn.
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