Ivor Montagu considera el montaje como la primera escuela de cine
Ivor Montagu abri¨® ayer en la Filmoteca de la Generalitat una semana sobre cine e historia. El cineasta reconoci¨® que la primera escuela cinematogr¨¢fica est¨¢ en el montaje, sin el cual es dif¨ªcil que nadie va comprender por qu¨¦ se dicen de un modo y no de otro determinadas cosas en cine. "Es la ocasi¨®n de aprender con el material en la mano, en la moviola". El cineasta octogenario convirti¨® la conferencia de prensa en un sugerente mon¨®logo.
"Yo me interes¨¦ muy pronto por el cine y, una vez en la Universidad, organizamos con un grupo de amigos una sociedad para poder ver los filmes que en aquel entonces, estaban prohibidos en Inglaterra. Recuerdo muy especialmente c¨®mo celebramos con alcohol el visionado de El gabinete del doctor Caligari, que fue una verdadera revelaci¨®n", explica Montagu al mis mo tiempo que informa de que a pesar de estar muy interesado por el cine, en la universidad se licenci¨® en Zoolog¨ªa. Eran los tiempos del cine mudo. Los artistas e intelectuales consideraban todav¨ªa el cine como un subproducto digno de venderse en las barracas de las ferias suburbiales. "El prop¨®sito. de la Film Society, que es el nombre que recibi¨® nuestra agrupaci¨®n, era muy claramente ego¨ªsta: poder ver aquellos filmes que no ten¨ªan una distribuci¨®n comercial y que, dadas las pocas posibilidades que ten¨ªamos para viajar, era impensable que lleg¨¢ramos a ver alg¨²n d¨ªa. Una. vez, era domingo, conseguimos alquilar un gran teatro y, con un ¨¦xito clamoroso, centenares de personas pidieron el ingreso a nuestra sociedad cin¨¦fila. Con el dinero recogido pudimos contratar una orquesta que musicara cada uno de los pases p¨²blicos".Montagu se sorprende de que ahora, en las historias del cine, se mencione la creaci¨®n de la Film Society como uno de los acontecimientos que m¨¢s influyeron en el desarrollo de la cinematograf¨ªa. en su pa¨ªs. Pero es evidente que as¨ª fue. Como tambi¨¦n lo es que Montagu, uno de sus principales fundadores -"ya s¨®lo quedamos dos vivos de aquella ¨¦poca"-, jug¨® un papel fundamental en la divulgaci¨®n de la escuela rusa, del expresionismo alem¨¢n y, en definitiva, de todo lo que en aquel momento se hac¨ªa en el terreno cinematogr¨¢fico.
"Despu¨¦s de trabajar en Hollywood, de haber concocido a Eisenstein cuando estuvo all¨ª, de mis pr¨¢cticas documentales, especialmente durante la guerra de Espa?a, en Madrid y en Barcelona, una vez realizado mi ¨²ltimo filme sobre la extra?¨ªsima continuidad -m¨¢s de 50 a?os- de una revista como es la Labour Monthly, no me queda otro remedio que reconocer que, a pesar de todos los pesares, mi vida como profesional del cine ha sido posible porque he permanecido en el marco de lo comercial. Sin la industria como base no hubiera podido acceder tampoco al terreno de aquellas producciones, documentales o no, pero ciertamente minoritarias, que requieren dar por perdidos, de entrada, unos presupuestos econ¨®micos que, a pesar de ser m¨¢s bajos, no dejan de ser discriminatorios".
Ivor Montagu ingres¨® en el Partido Comunista cuando volvi¨® de los Estados Unidos a su pa¨ªs, Inglaterra. Era poco despu¨¦s del crack del 29. Hab¨ªa conocido a Trotsky, hab¨ªa trabajado con los realizadores e intelectuales rusos m¨¢s beligerantes del momento y simpatizaba con las ideas de Lenin. Y por su militancia pol¨ªtica protagoniz¨® la fundaci¨®n del primer sindicato de t¨¦cnicos cinematogr¨¢ficos de su pa¨ªs.
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