'Volver a empezar', d¨¦cima candidata espa?ola
Es ¨¦sta la d¨¦cima vez que el cine espa?ol ha quedado finalista para ganar el ¨²nico oscar que la Academia de Hollywood concede anualmente a una pel¨ªcula extranjera. Todos los dem¨¢s premios se reparten entre productos norteamericanos. Y es l¨®gico que as¨ª sea. El secreto de estos famosos oscars no es m¨¢s que el de fomentar la publicidad gratuita que normalmente recibe el cine norteamericano: los oscars se divulgan por todo el mundo. Cualquier otra teor¨ªa empe?ada en entender las razones que hacen que sean unas, y no otras, las pel¨ªculas premiadas corresponde al af¨¢n elucubrador de cada cual. Son m¨¢s numerosas las buenas pel¨ªculas que no lograron oscar que las que precisaban de apoyo publicitario para acabar su carrera comercial.El cine norteamericano regala cada a?o una estatuilla al cine extranjero atendiendo a una supuesta pol¨ªtica de buenos amigos, y tambi¨¦n -?por qu¨¦ no?a sus eventuales intereses econ¨®micos en determinadas pel¨ªculas extranjeras. Es el caso, por ejemplo, de Volver a empezar, que ha sido adquirida por la Fox para su distribuci¨®n en Estados Unidos. Una buena baza para conseguirlo este a?o.
La venganza (1958), de Bardem; Pl¨¢cido (196 l), de Berlanga; Los tarantos (1963), de Rovira Beleta; El amor brujo (1967), de Rovira Beleta; Tristana (1970), de Bu?uel; Mi querida se?orita (1972), de Armi?¨¢n; Ese oscuro objeto del deseo (1977), de Bu?uel; Mam¨¢ cumple cien a?os (1979), de Saura, y El nido (1980), de Armi?¨¢n, han sido las nueve candidatas anteriores a Volver a empezar (1982), de Garci. Ha sido siempre f¨¢cil o¨ªr comentar a sus directores y productores las razones objetivas que imped¨ªan el logro del oscar. De hecho, raras veces se premiaron en su lugar otras pel¨ªculas de mucho mayor inter¨¦s; incluso como se sabe, pel¨ªculas de cuya calidad siempre puede dudarse han sido las m¨¢s festejadas por la Academia; seg¨²n ¨¦sta, los nueve oscars conseguidos por Ben-Hur (1959), de William Wyler, la transforman en la m¨¢s importante de la historia del cine, al menos desde 1929, a?o en que la entrega de los oscars empez¨® a convertirse en la fiesta del cine norteamericano. Sin duda, es una aberraci¨®n.
Las experiencias de los espa?oles que acudieron'a Hollywood en busca del excesivamente preciado oscar coincid¨ªan en se?alar, en tiempos de Franco, que dificilmente se premiana el cine de una dictadura como aqu¨¦lla. Cuesti¨®n de buen gusto. Comentaban tambi¨¦n algunos de esos cineastas espa?oles que la pol¨ªtica internacional de nuestros sucesivos Gobiernos colabor¨® en parte a los nueve fracasos (siempre relativos una vez que las pel¨ªculas han sido seleccionadas); seg¨²n o¨ªan entre los pasillos de la meca del cine, era imprescindible el reconocimiento del Estado de Israel para que la mayor¨ªa de los 4.000 votantes de la Academia tuvieran en cuenta el cine espa?ol. Puede ser.
Descuido en la promoci¨®n
Lo m¨¢s cierto, sin embargo, es que las candidatas espa?olas se presentaban con timidez, sin afrontar la competitividad con que luchaban las cuatro pel¨ªculas extranjeras seleccionadas al mismo tiempo. Ha sido una tradici¨®n entre los distintos directores generales de Cine el descuido de la promoci¨®n del cine espa?ol en el extranjero; s¨®lo ahora parece vislumbrarse un cambio, y as¨ª, Jos¨¦ Luis Garci cuenta este a?o con una subvenci¨®n de dos millones de pesetas para superar los gastos que exigen las relaciones p¨²blicas.
Volver a empezar ha interesado, al parecer, a distintos p¨²blicos norteamericanos. La simplicidad de su historia, su parcial localizaci¨®n en Estados Unidos, la insistente partitura de la canci¨®n de Cole Porter Begin the beguine (que ¨²ltimamente tambi¨¦n ha interpretado Julio Iglesias, con quien Garci aparece retratado en la Prensa del coraz¨®n no s¨®lo espa?ola), ayudan a ello. Si a?adimos el giro ¨²ltimo de la pol¨ªtica espa?ola y la ayuda econ¨®mica estatal, quiz¨¢ podamos entender por qu¨¦ son tan extensos los augurios del mundillo del cine espa?ol, que consideran que este a?o nos toca. Todo es posible. Pero en ning¨²n caso -haya o no oscar- cabe creer que cambiar¨¢ sustancialmente la situaci¨®n del cine espa?ol, tan colonizado por el norteamericano (y los oscars son un medio m¨¢s para conseguirlo) y con tantos problemas para incidir realmente en mercados extranjeros. Habr¨¢ que seguir trabajando.
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