La Guinea invertebrada
Los cambios necesarios no sobrevienen y los peligros, incluso el de la secesi¨®n, crecen. La producci¨®n de cacao, pulm¨®n econ¨®mico del pa¨ªs, no supera los bajos niveles de los tres pasados a?os, mientras el pa¨ªs necesita urgentemente su multiplicaci¨®n por diez para obtener las divisas necesarias para el despegue econ¨®mico guineano. El caf¨¦ pr¨¢cticamente no se produce por falta de inversi¨®n, y la madera remonta demasiado lentamente sus bajas cotas productivas.La oposici¨®n, reunida recientemente en Zaragoza y coordinada en una plataforma pol¨ªtica con presencia de las principales organizaciones, acusa al r¨¦gimen del coronel Obiang de juntar en sus manos todo el poder, de no compartirlo y de usarlo en beneficio de los miembros de su clan.
Pero, sobre los cambios, ?qu¨¦ es lo que piensa el coronel-presidente? Prometi¨® una Constituci¨®n para su pa¨ªs y se la otorg¨® el pasado mes de agosto, tercer aniversario del derrocamiento de Francisco Mac¨ªas, el dictador. Teodoro Obiang permanecer¨¢ siete a?os m¨¢s al frente del Guinea Ecuatorial, tras el masivo y singular refrendo (m¨¢s del 98% de s¨ªes) de los votos del pa¨ªs. Pero el arranque institucional y la participaci¨®n Pol¨ªtica no llegan.
No obstante, la Carta fue redactada por veinte guineanos -asesorados por dos constitucionalistas, uno mexicano y otro costarricense-, designados directamente por Teodoro Obiang sin tener en cuenta las fuerzas pol¨ªticas o las diferenciadas corrientes de opini¨®n que podr¨ªan haberle dado pluralidad y frescura al texto.
Empero, el problema central de Guinea Ecuatorial no es de textos. Quien conoce la historia de este pa¨ªs africano pluri¨¦tnico, de poco m¨¢s de 28.000 kil¨®metros cuadra dos de superficie insular y continental, con 350.000 habitantes, sabe que su mayor drama es el de la ausencia de una sociedad vertebrada. Una colonizaci¨®n silencio sa pero desaforada, una indepen dencia traum¨¢tica y una posinde pendencia sangrienta, dibujaron sobre la piel del atribulado pa¨ªs centroafricano la mueca horrible del poder de Francisco Mac¨ªas, un funcionario de administraci¨®n municipal con un punto de astucia, crueldad manifiesta y delirios de grandeza.
Mac¨ªas encontr¨® enfrente, en 1968, la tarea de edificar de arriba abajo un Estado en el coraz¨®n de ?frica, en un pa¨ªs donde las instituciones tribales hab¨ªan sido descoyuntadas bajo la desidia colonial, y la colonia, bajo el franquismo, no vio desarrollarse instituci¨®n alternativa alguna.
Una sociedad descoyuntada
La tarea pol¨ªtica del ex funcionario, acelerada por la ignorancia y por el miedo, cristaliz¨® en una dictadura feroz que convirti¨® a su pa¨ªs en un verdadero feudo medieval, miserable y arruinado.
Hoy, casi cuatro a?os despu¨¦s y pese a todos los esfuerzos, no existe disciplina laboral, la pobreza rampa por doquier, la Administraci¨®n no funciona, los pa¨ªses amigos no ven resultados a la reuni¨®n de donantes de Ginebra, de abril de 1982, y la corrupci¨®n, combatida desde la presidencia con frecuentes destituciones de altos cargos, alcanza en numerosas ocasiones a las esferas m¨¢s elevadas del poder.
La desvertebraci¨®n social y la inexistencia de grupos sociales homog¨¦neos hacen que el clan sea la ¨²nica estructura dotada de un m¨ªnimo de coherencia formal para recibir asignaciones de poder. Y el clan opera. Importantes puestos de la Administraci¨®n recaen sobre paisanos fang del presidente, oriundo de Mongomo.
Seg¨²n un an¨¢lisis simplista muy en boga, el actual equipo gobernante en Malabo es anti-espa?ol y la ex colonia es el escenario de una soterrada lucha entre Occidente (Espa?a) y Oriente (la URSS), ya que el los miembros del clan de Mongomo estudiaron en su mayor¨ªa en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. A ello se a?ade, seg¨²n los defensores de este esquema, el prop¨®sito de humillar a la ex metr¨®poli, tomando de Espa?a grandes sumas como ayuda econ¨®mica, que luego los prosovi¨¦ticos se gastan alegre e irresponsablemente.
Para un analista imparcial, aquel esquema, reproducido machaconamente por ciertos c¨ªrculos, no tiene ning¨²n valor. Carece de veracidad y confunde. Lo cierto es que en el pa¨ªs no hay presencia militar sovi¨¦tica. La ¨²nica presencia militar for¨¢nea es la marroqu¨ª, que nutre la guardia del presidente Obiang Nguema.
La realidad ecuatoguineana es muy otra. Para aproximarse a una explicaci¨®n cabal de lo que hoy est¨¢ sucediendo en Guinea Ecuatorial hay que tener en cuenta que las pautas de organizaci¨®n y los valores preconizados por el grupo de Mongomo resultan, por su car¨¢cter simple, m¨¢s aplicables a una realidad paleopol¨ªtica como aqu¨¦lla, que los elaborados y te¨®ricos esquemas democr¨¢ticos de organizaciones y cuadros que han vivido todo este tiempo en el extranjero, forzados por el exilio. Por esto, aquellos, buena parte de los cuales nutri¨® la Administraci¨®n de Mac¨ªas, llevan la iniciativa pol¨ªtica. En cuanto a la corrupci¨®n, su pr¨¢ctica trasciende las diferencias ¨¦tnicas.
Las singularidades de la transici¨®n de la dictadura de Mac¨ªas al r¨¦gimen del coronel-presidente Teodoro Obiang, con todas sus carencias, es el fruto de una sociedad determinada, enferma entonces por la colonizaci¨®n y la dictadura, que no satisface nada a los que desde Madrid -olvid¨¢ndose de las carencias de la transici¨®n pol¨ªtica en Espa?a- siguen pensando que Guinea Ecuatorial es o bien un Eldorado pol¨ªtico ¨® bien una prolongaci¨®n provincial de Espa?a.
No se sabe c¨®mo ha sido posible que el r¨¦gimen de Malabo no haya tratado de atraerse eficazmente todos los recursos humanos guineanos dispersos por ?frica y Europa por la di¨¢spora antidictatorial.
Aqu¨ª se situar¨ªa uno de los ejes reivindicativos de la Coordinadora de Fuerzas de Oposici¨®n de Guinea Ecuatorial, reunida a primeros de abril en Zaragoza, cuyos portavoces son el l¨ªder del Frente de Liberaci¨®n de Guinea Ecuatorial, Francisco Javier El¨¢, y Severo Moto, creador del Partido del Progreso, antiguo alto funcionario de Ministerio de Informaci¨®n del r¨¦gimen de Obiang, funcionario del de Mac¨ªas, preso por ¨¦ste y periodista ex director de ?bano.
Hispan¨®filos
Del comit¨¦ ejecutivo de esta coordinadora forman parte tambi¨¦n Secundino Oyono, de la Adci¨®n Nacional de Reforma Democr¨¢tica (ANRD); Narciso Ndjondjo, por el Movimiento para la Liberaci¨®n Futura de Guinea Ecuatorial (Molifuge); Rufino Ndong, por los Grupos para la Reforma Pol¨ªtica; y Andr¨¦s Molongua, por los independientes.
Lo que parece subyacer en este nuevo proyecto pol¨ªtico de oposici¨®n coordinada es el deseo de regresar all¨ª con garant¨ªas de participaci¨®n pol¨ªtica. Reivindican adem¨¢s para los cuadros exiliados, sobre todo hispan¨®filos, una cuota de participaci¨®n pol¨ªtica en la reconstrucci¨®n del pa¨ªs, de la que ahora carecen. Desean recibir poder, pero no s¨®lo eso, sino, sobre todo exigen unas reglas democr¨¢ticas del juego, donde tengan cabida, en paridad con las vigentes, las ideas por ellos preconizadas y donde pongan en pr¨¢ctica una cualificaci¨®n profesional generalmente elevada, de la cual el pa¨ªs se halla muy necesitado.
Desde Madrid s¨ª cabe plantear leg¨ªtimamente las deficiencias de una cooperaci¨®n interestatal para la reconstrucci¨®n de aquel pa¨ªs, donde la parte guineana no parece cumplir los requisitos de reciprocidad que cualquier tipo de contrato similar exige. Pero antes de esto est¨¢ por despejar el tema de si en Guinea Ecuatorial existe una estructura administrativa capaz de garantizar operaciones incluso m¨¢s simples.
No parece existir todav¨ªa un Estado en sentido moderno en Guinea Ecuatorial. Es preciso disponer de tiempo para crear una forma centroafricana de Estado, que, por cierto, ninguno de los pa¨ªses vecinos ha logrado configurar plenamente. Reducir hoy a cero la ayuda espa?ola a Guinea Ecuatorial, como ciertos c¨ªrculos preconizan, puede implicar la condena a la miseria a miles de ecuatoguineanos sin poder alguno de decisi¨®n.
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