La seriedad de dos humoristas gr¨¢ficos
Nuria Pompeia y Quino han publicado dos nuevos libros
A primera vista, ser¨ªa dif¨ªcil adivinar que Nuria Pompe¨ªa y Quino son humoristas gr¨¢ficos. Nuria Pompeia es elegante, locuaz y con una vitalidad juvenil casi arrolladora, que la desmiente cuando cuenta los muchos hijos que tiene y la cantidad de cosas en las que ha trabajado. Quino, por su parte, parece un personaje de sus dibujos, a medio camino entre el candor y el maquiavelismo, entre la ingenuidad m¨¢s desarmante y la crueldad m¨¢s descarnada. Ambos acaban de publicar sendos libros que desde perspectivas diferentes, vienen a confirmar que el humor es un medio de defensa frente a las agresiones de la realidad.
Sentados uno junto al otro a la mesa de un restaurante italiano, Nuria Pompeia y Quino no parecen dos dibujantes comentando sus predilecciones por la pluma estilogr¨¢fica o el rotulador, o la desaz¨®n que a ambos les produce tirar papel innecesariamente. Nuria Pompeia podr¨ªa ser una distinguida cantante de ¨®pera y Quino un despistado cient¨ªfico que lo sabe todo sobre desintegraci¨®n de part¨ªculas y est¨¢ a punto de recibir el Nobel. Pero no. Ella acaba de publicar un libro simp¨¢tico e ir¨®nico titulado Cambios y recambios, en el que retrata y desmitifica las peque?as y grandes transformaciones ocurridas recientemente en la manera de relacionarse las personas, particularmente los ni?os, las mujeres liberadas o agobiadas y las parejas progresistas con contradicciones. ?l, por su parte, ha reunido en otro libro una selecci¨®n de tiras c¨®micas y dibujos que han aparecido durante los ¨²ltimos ocho a?os en gran cantidad de publicaciones de todo el mundo. El libro de Quino se llama D¨¦jenme inventar y sus p¨¢ginas rebosan desorpresas tiernas y a veces pat¨¦ticas, de ojos de cerradura que conducen a otros universos y de puertecillas para ratones que desembocan en la superficie de la Luna. Si Nuria Pompeia bucea en las costumbres y las relaciones humanas para dejar bien claro lo mucho que nos complicamos la vida, Quino otea esas mismas relaciones en busca de resquicios y puertas se cretas, o las hace estallar por el costur¨®n de lo ins¨®lito, de manera que el sue?o de libertad de un preso puede hacer derrumbarse los muros de una c¨¢rcel, o un espejo puede ir atrasado y reflejar las im¨¢genes de un momento antes.
Dibujar y dudar
La manera de aproximarse al trabajo de Nuria Pompeia y Quino, la manera en que vieron la luz las pizpiretas Mujercitas de la primera o la precoz Mafalda del segundo, es una curiosa mezcla de divergencias y similitudes. "Yo soy muy mani¨¢tica para esto de dibujar, a veces sucede que no me sale nada y al final descubro que se debe a que no estoy utilizando el l¨¢piz o el instrumento adecuado. ¨²ltimamente me he acostumbrado a dibujar con una pluma estilogr¨¢fica que va muy bien, y la cuesti¨®n es esa pluma y no otra. Lo he intentado con dos o tres m¨¢s y no es lo mismo. Tambi¨¦n sucede que comienzo a dibujar algo y no me gusta, con lo que lo repito hasta siete u ocho veces. Al final, en parte porque ya estoy muy cansada y en parte porque me he ido sugestionando, llego a creerme que ha salido mejor", cuenta Nuria Pompeya."Yo dudo mucho", dice Quino; "con frecuencia repito los dibujos hasta que me sale exactamente lo que quiero, y a veces tambi¨¦n puedo pasarme horas y horas sentado a mi mesa sin que surja nada. Eso s¨ª, trabajo cada d¨ªa durante todo el tiempo, y muchas veces me llevo el bloc a la cama para seguir haciendo esbozos mientras no me duermo". (En este punto interviene Alicia, la esposa de Quino, que tambi¨¦n se halla presente, y recuerda que "una vez, hace much¨ªsimo tiempo, le pregunt¨¦ si hab¨ªa trabajado y se enoj¨® mucho. Jam¨¢s he repetido esa pregunta; ahora le digo si se le ocurri¨® algo").
Tanto Nuria Pompeia como Quino gustan de trabajar sentados y ambos tienen su lugar preferido para hacerlo, aunque los dos se declaran dispuestos a trabajar en casi cualquier parte. Creen que dibujar de pie tiene que ser "cansad¨ªsimol" y les sorprende que lo hagan dibujantes como Semp¨¦, porel que expresan su admiraci¨®n. Pasan revista a otros dibujantes espa?oles y extranjeros -Chumy Ch¨²mez, Mingote, Ops, Steinberg, Topor- y sorprende ver c¨®mo ambos aprecian y admiran la obra de los dem¨¢s, aunque el estilo de cada cual sea muy diferente. Tambi¨¦n es diferente la v¨ªa por la que los dos llegaron al dibujo. Quino siempre ha trabajado para publicaciones peri¨®dicas, y, al principio de su carrera, en Argentina, estuvo seis a?os seguidos haciendo una tira c¨®mica diaria para un peri¨®dico: "Fue una experiencia agot¨¢dora, pero estar obligado a dibujar una tira cada d¨ªa te da luego una gran profesionalidad, con laque puedes salir al paso de todos los imponderables". Nuria Pompeia, por su parte, comenz¨® a dibujar como una especie de pasatiempo y despu¨¦s de otras muchas actividades, "desde la de mantener en funcionamiento una familia numerosa hasta escribir, pintar y todo lo que se te ocurra". Nuria se califica a s¨ª misma como "perezosa y llena de dudas", aunque el observador pueda pensar que es superactiva y est¨¢ muy segura de s¨ª misma. "Yo no empec¨¦ a dibujar como una vocaci¨®n especial y me ha costado mucho tiempo creerme que pod¨ªa hacerlo dignamente. A¨²n hoy, lo dudo a veces".
Mientras da cuenta de un filete a la plancha muy hecho con una ensalada de tomate -hace ocho a?os que sigue un r¨¦gimen muy estricto-, Quino explica que el candor y la crudeza que pueden hallarse simult¨¢neamente en sus dibujos "no son tan incompatibles como eso. De hecho, son caracter¨ªsticas muy comunes en el mundo de los ni?os, y a m¨ª me parece que no he cambiado demasiado en este sentido desde la infancia".
El humor es defensa
Tanto ¨¦l como Nuria Pompeia piensan que el humor es una defensa ante la agresividad de? mundo y ante la realidad de todo lo malo y desagradable. "El humor es un arma, pero no un arma de ataque, sino de defensa ante lo est¨²pido, lo terrible y lo grotesco que puede llegar a ser el mundo". Los dos coinciden tambi¨¦n al afirmar que es absurdo decir que el humor es de derechas o de izquierdas, "porque el humor no tiene adjetivos". "Adem¨¢s", dice Nuria Pompeia, "los pol¨ªticos como tales no suelen tener sentido del humor, y muchas veces, cuando llegan al poder, lo pierden".Nuria Pompeia y Quino, como tantos otros autores, dedicaron el s¨¢bado a firmar ejemplares de sus libros en distintos lugares de Barcelona. Esta ocupaci¨®n les suscita sentimientos entremezclados de satisfacci¨®n y azoramiento. Quino recuerda una ocasi¨®n en que se hallaba en Barcelona por Sant Jordi y oy¨® en los altavoces de unos grandes almacenes que otro humorista gr¨¢fico estaba firmando libros. "Por casualidad, llevaba un libro m¨ªo en el bolsillo", cuenta, "y se lo dediqu¨¦. Luego me puse en la cola de los que esperaban su dedicatoria y, cuando me lleg¨® el turno, le coloqu¨¦ mi libro bajo los ojos. Fue un momento c¨®mico de veras".
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