Los profesionales, con el progreso
Se est¨¢ planteando en los ¨²ltimos tiempos una serie de conflictos que se materializan en lo que los autores del texto consideran grupos de presi¨®n con una clara voluntad pol¨ªtica: separar a los profesionales de la sociedad. Entre estos grupos sit¨²an ellos a la reci¨¦n aparecida Uni¨®n Profesional, a la que califican como "asociaci¨®n privada", formada, parad¨®jicamente, por "representantes de corporaciones de derecho p¨²blico" y de modesta "unilateral de los profesionales".
Una asociaci¨®n privada denominada Uni¨®n Profesional ha celebrado su primer congreso. Pero ?qu¨¦ es la Uni¨®n Profesional? Es indudable que la respuesta no es muy clara. Es, desde luego, una asociaci¨®n privada cuyos asociados s¨®lo pueden ser los presidentes de los consejos generales de los colegios profesionales o de los colegios cuyo ¨¢mbito es nacional. Es, por tanto, una asociaci¨®n privada integrada por representantes de corporaciones de derecho p¨²blico. Pero ¨¦stos, ?la integran a t¨ªtulo personal y privado o como representantes de las instituciones en las cuales ostentan el cargo de presidente, que les faculta para integrarse en la asociaci¨®n? Nada queda expl¨ªcito en los estatutos de la Uni¨®n Profesional. Sin embargo, esos mismos estatutos obligan a sus miembros a la aceptaci¨®n de los acuerdos que la junta directiva o la asamblea general acuerde. Y ?c¨®mo les obliga?, ?c¨®mo representantes de las diferentes corporaciones que presiden o como personas privadas e individuales? Tampoco esto es aclarado por los estatutos de la UP, que otra vez, sin embargo, establecen como fines espec¨ªficos la coordinaci¨®n de las profesiones representadas -?por qui¨¦n?- entre otros servicios menos definidos.Por tanto, ?qu¨¦ es la Uni¨®n Profesional? La respuesta puede estar ahora m¨¢s clara: La Uni¨®n Profesional no es nada o, al menos, es algo que es poco claro y confuso. Y, sin embargo, una vez m¨¢s, su primer congreso ha sido presidido nada menos que por el jefe del Estado y por el presidente del Senado. Es, por tanto, la Uni¨®n Profesional una asociaci¨®n privada influyente. Tan influyente que, a pesar del n¨²mero exiguo de sus socios -limitado, obviamente, por sus estatutos- tiene capacidad para convocar a los m¨¢ximos representantes del Estado espa?ol.
Y esto, ?por qu¨¦ es as¨ª? En nuestra opini¨®n, esto es as¨ª justamente por el car¨¢cter confuso con que premeditadamente se presenta ante la sociedad espa?ola. Confuso, porque sin tener capacidad para ello, sugiere -y las sugerencias son siempre indirectas- una amplia representatividad del conjunto de los profesionales espa?oles. Pues bien, debe quedar claro que la Uni¨®n Profesional carece absolutamente, de esta capacidad representativa y que cualquier otra pretensi¨®n ser¨ªa contrar¨ªa a las leyes vigentes que regulan la creaci¨®n y funcionamiento de los colegios profesionales.
Es grave e intolerable, por tanto, que la Uni¨®n Profesional haya difundido, o consentido la difusi¨®n por los m¨¢s importantes medios de comunicaci¨®n, que ella agrupa ?nada menos? que a 750.000 profesionales, cuando realmente tan s¨®lo agrupa a 20 o 30 profesionales, cuya representatividad, adem¨¢s, s¨®lo puede quedar vinculada, orientada y limitada por los ¨®rganos correspondientes de las corporaciones que les eligen y nunca por una asociaci¨®n privada, que ninguna conexi¨®n org¨¢nica puede mantener con los colegios profesionales.
Dicho lo anterior, sorprende el contenido casi l¨ªrico del congreso que acaba de celebrar la mencionada asociaci¨®n privada. Deontolog¨ªa, medio ambiente, tercera edad, consumo. ?Es que no existe en este pa¨ªs un grave conflicto profesional, como han puesto de manifiesto la ley de Incompatibilidades, la cuesti¨®n m¨¦dica, la huelga de altos cargos de la Administraci¨®n, los sorprendentes acuerdos de solidaridad entre sindicatos de diversos cuadros, la lamentable situaci¨®n de los investigadores, la falta de regulaci¨®n del ejercicio profesional de la auditor¨ªa, la irrupci¨®n de tecnolog¨ªa descontrolada y no planificada, con sus negativos impactos sociales?
Estrategia de la confusi¨®n
La Uni¨®n Profesional se ha distanciado cuidadosamente de la cruda realidad de los profesionales. Es la estrategia de la confusi¨®n. La necesidad de sugerir representatividad social sin generar sospechas sobre sus objetivos de consolidar un potente grupo de presi¨®n, que basa su fuerza precisamente en la realidad de la que l¨ªricamente se distancia.
La UP es una discreta trilateral de los profesionales, y es lamentable que algunos consejeros de las m¨¢s altas instituciones del Estado no hayan sido capaces de captar la duda razonable que, por intuici¨®n -sin necesidad de que ¨¦sta tenga que ser muy fina-, a nosotros nos embarga.
En Espa?a han surgido en menos de 100 d¨ªas graves conflictos profesionales y ha surgido la voluntad pol¨ªtica -grotesca en sus primeras manifestaciones concretas: auxiliares de vuelo, cuadros de la Empresa Nacional Baz¨¢n, sindicatos m¨¦dicos- de coordinar conflictos.
Y esta voluntad pol¨ªtica es, sin embargo, la vertiente m¨¢s grave del conflicto. Ahora, con un sospechoso aire de moderaci¨®n y distanciamiento, tambi¨¦n subyace en la Uni¨®n Profesional esa voluntad pol¨ªtica de coordinaci¨®n.
Las sociedades modernas, y la espa?ola que se est¨¢ modernizando, han transformado hacia una mayor complejidad su estratificaci¨®n social.
En el campo de los titulados, profesionales y t¨¦cnicos, la transformaci¨®n ha sido acelerada y radical. Los profesionales liberales se agrupan. Se integran bajo la firma de una organizaci¨®n empresarial. Se convierten en empresarios cada vez menos aut¨®nomos, cada vez m¨¢s asalariados. La sociedad pierde al profesional liberal. La sociedad hace cada d¨ªa m¨¢s compleja su estratificaci¨®n social y, al mismo tiempo, tiende a eliminar los cuerpos separados, en un proceso de integraci¨®n y homogencizaci¨®n de los intereses de todos los estratos sociales.
Un invento anacr¨®nico
Esta es la realidad que, al menos en las grandes ciudades, los colegios y las asociaciones profesionales comienzan a recoger. Ya no son instituciones de profesionales liberales. Mayoritariamente, son instituciones que agrupan ciudadanos que utilizan en su funci¨®n social t¨¦cnicas y conocimientos homog¨¦neos y pluridisciplinares, en una relaci¨®n social de asalarizaci¨®n. La Uni¨®n Profesional se convierte as¨ª en un intento anacr¨®nico con la realidad social moderna que reivindica, con su sola existencia, el car¨¢cter separado de los profesionales, el concepto de clase profesional.
Sin embargo, hoy estamos asistiendo a una muestra del anacronismo de esos planteamientos: la encuesta m¨¦dica promovida por el Consejo General de Colegios M¨¦dicos. Una encuesta sagrada, no neutral, que encuesta orientando la respuesta, que s¨®lo un 20% la cumplimenta; s¨®lo un 5% de m¨¦dicos residentes, j¨®venes. S¨®lo aquellos que no siguen las indicaciones de quienes denuncian el car¨¢cter partidista de la encuesta y a¨²n as¨ª, a¨²n as¨ª los resultados de un primer an¨¢lisis del contenido estad¨ªstico de las respuestas sit¨²an al borde de la dimisi¨®n a quienes la promovieron. ?D¨®nde est¨¢ la clase m¨¦dica? Afortunadamente, ¨¦sta se difumina, se integra en la sociedad, se convierte en parte de una ciudadan¨ªa que evoluciona como evoluciona una sociedad que se moderniza y comienza a asumir y protagonizar los anhelos y los intereses del conjunto social. Si as¨ª es, si nada menos que la clase m¨¦dica ha iniciado como tal su extinci¨®n, ?d¨®nde est¨¢ la clase profesional? En ning¨²n sitio. Los profesionales somos la sociedad, y nuestras actitudes deben responder a esa nueva realidad.
Responder a esa nueva realidad es desarrollar actitudes de progreso en consonancia con el progreso de la sociedad y de su organizaci¨®n, es denunciar el proceso de consolidaci¨®n de un frente refractario al cambio, protector de estatus que la historia aparca para siempre. Los colegios profesionales tienen su origen en los gremios medievales. Ahora sugieren aquellas concepciones censitarias que nacieron con la revoluci¨®n de la burgues¨ªa. Hoy y ma?ana tienen y tendr¨¢n que abrirse, descorporativizarse, federarse para responder al reto que la confluencia de las disciplinas profesionales, la ciencia y la t¨¦cnica han iniciado para sustentar el progreso del bienestar y la tecnolog¨ªa. Hoy ya, sin dilaciones, tienen, en definitiva, que democratizarse. Para ello, puesto que los profesionales somos ciudadanos y como tales hemos apostado por el cambio y la modernidad como en tiempos recientes lo hicimos por el advenimiento de la democracia, debemos recuperar nuestras instituciones para hacer de ellas parte del tejido de la sociedad civil que no permanece est¨¢tica.
As¨ª, pues, frente a la voluntad pol¨ªtica de separar a los profesionales de la sociedad, surge la voluntad pol¨ªtica de impulsar su pro ceso de integraci¨®n multidisciplinar y, por tanto, social. Un conjunto de instituciones mucho m¨¢s amplio que las que representamos quienes suscribimos estas opiniones en este concreto art¨ªculo, tenemos muchas cosas que decir y las vamos a decir. En ello estamos. Que nadie ose ostentar nuestra representaci¨®n. Quede esto perfectamente claro. Quede claro que nosotros tambi¨¦n somos parte de aquellos 750.000 profesionales.
Jorge Fabra es decano del Colegio de Economistas de Madrid. ?ngel Luis Gonzalo es decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaci¨®n, y Gerardo Hern¨¢ndez es es secretario general de la Asociaci¨®n para la Defensa de la Sanidad P¨²blica.
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