?Cooperaci¨®n para el desarrollo o reeducaci¨®n cultural?
El autor de este art¨ªculo, m¨¢ximo responsable espa?ol de la cooperaci¨®n t¨¦cnica internacional, considera que el ¨¦xito de su cometido requiere, ante todo y en primer lugar, una gran voluntad pol¨ªtica y una profunda evoluci¨®n cultural.
"La humanidad est¨¢ abocada al desastre. Es absolutamente, preciso encontrar el medio de hacerla detenerse en tal camino y obligarla a tomar otra direcci¨®n". As¨ª de dram¨¢tico es el comienzo de un reciente libro que, sin embargo, ex pone un esperanzador proyecto alternativo, con profunda fe en el hombre para hacer operativa "la otra direcci¨®n que debe tornar la humanidad para salvarse" (1).Tanto la cooperaci¨®n internacional como la cooperaci¨®n para el -desarrollo no han resuelto los problemas mundiales m¨¢s que de modo parcial y coyuntural. Todav¨ªa rezuman de un falso concepto que, a nivel internacional, explicita una caridad mal entendida, "que empieza por uno mismo", y que no es m¨¢s que el viejo disfraz teol¨®gico del ego¨ªsmo o el nacionalismo
La ayuda humanitaria s¨®lo es un paliativo. Adem¨¢s, no dan en la diana ni van al meollo del problema: favorecer el uso de la inteligencia humana de un modo aut¨®nomo y no dependiente. Posiblemente el error est¨¦ en que para afrontar la ca¨®tica situaci¨®n global de nuestro mundo se ha partido, consciente o inconscientemente, de un preferente concepto de lo econ¨®mico. Sin embargo, hay datos ante los cuales parece haber fracasado esta aproximaci¨®n: el hambre invade el mundo en proporciones alarmantes, y sobrepasa ya los ochocientos millones de personas. El potencial tecnol¨®gico-econ¨®mico que ha conseguido colocar al rey de la creaci¨®n en el cosmos ha sido incapaz no s¨®lo de terminar, sino de contener esta plaga progresiva y explosiva. ?Qu¨¦ es realmente lo que est¨¢ pasando?
Es obvio que no puede haber mens sana en un corpore corrupto, pero para lograr un nivel de vida digno para todos los pueblos hay que favorecer, adem¨¢s de lo econ¨®mico, un desarrollo mental progresivo, una participaci¨®n creativa en la vida comunitaria, as¨ª como un equilibrio con las restantes culturas que nos rodean, todo ello de un modo sistem¨¢tico y coordinado. Quiz¨¢ la metodolog¨ªa, preferentemente econ¨®mica, para lograr este bienestar no sea ¨²til y resulta urgente buscar alternativas capaces de concretar lo que un cierto sector de la humanidad parece influir y es incapaz de aferrar, como si se le diluyera entre la m¨²sica rock, los renacimientos espirituales o las disidencias de todo orden.
Mientras la cooperaci¨®n para el desarrollo no haga m¨¢s que variar las cosas en el mercado entre los hombres, estaremos en un sisterna de aprendizaje de adaptaci¨®n. Hay que reconocer que no son las cosas las que har¨¢n sobrevivir al ser humano, sino su capacidad de utilizarlas para reequilibrar los contradictorios mundos del Norte y el Sur. Quiz¨¢ haya que comenzar por una reeducaci¨®n cultural de los pa¨ªses industrialmente avanzados y los subdesarrollados, con una metodolog¨ªa transcliscipliaria, que comprenda que la industrializaci¨®n no es, exactamente, todo lo que se entiende por desarrollo, especialmente desde la magistral exposici¨®n de Mario Bunde, del desarrollo integral (2).
Podr¨ªan aparecer as¨ª m¨¢s n¨ªtidamente unos ciertos valores de austeridad, conciencia de la creciente interdependencia y necesidad de complementariedad, que hicieran operativa."esa otra direcci¨®n que debe tomar la humanidad para salvarse". Me temo que, en caso contrario, todo seguir¨¢ por el estilo.... quiz¨¢ con menor estilo, y faltar¨¢ siempre una voluntad que haga real el cambio y que evite las declaraciones de intenciones y los ejemplos testimoniales. El tema es urgente y requiere de un enorme esfuerzo, una gran voluntad pol¨ªtica y una profunda evoluci¨®n cultural.Hay esperanzasSin embargo, hay esperanzas. Existen hoy imperativos de tal naturaleza que cada vez presionar¨¢n con m¨¢s fuerza hacia una concepci¨®n de soberan¨ªas coincidentes y no competitivas. Imperativos pol¨ªticos como la necesidad de paz y equilibrio internacional, que no pueden lograrse por la amenaza de la fuerza, que por primera vez en la historia del homo sapiens tiene capacidad para destruir todo el planeta. Es imposible concebir hoy una pax romana apoyada en el poder at¨®mico, tanto si es una pax USA como una pax sovi¨¦tica. De otra parte, s¨®lo un desarrollo integral (biol¨®gico, econ¨®mico, pol¨ªtico y cultural) har¨¢ posible un verdadero crecimiento mundial, estancado durante tres a?os consecutivos en las importantes pr¨¢cticas de los economistas y sin claras perspectivas de recuperaci¨®n. S¨®lo as¨ª podr¨¢ realizarse el imperativo de la complementariedad, que ciertos Estados soberanos han logrado hasta ahora por la coacci¨®n de las armas o el enga?o del colonialismo
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