Las dos terceras partes de las parejas espa?olas utilizan m¨¦todos de anticoncepci¨®n inadecuados
Cuando el Gobierno decidi¨® hace unos meses poner en marcha la ley de Interrupci¨®n Voluntaria del Embarazo, las autoridades sanitarias afirmaron que la Administraci¨®n iba a potenciar la informaci¨®n y el acceso de toda la poblaci¨®n a los distintos medios anticonceptivos como medida clave para evitar el mal mayor, el aborto. Actualmente, la poca anticoncepci¨®n cient¨ªfica que se hace en Espa?a est¨¢ en manos de ginec¨®logos privados o de los centros de planificaci¨®n familiar que han surgido en los ¨²ltimos a?os, patrocinados por ayuntamientos y asociaciones, los cuales son claramente insuficientes para cubrir la demanda creciente de estos servicios.
El ¨²nico hombre que se encontraba en la charla de planificaci¨®n acompa?ando a su mujer tuvo mala suerte: precisamente ese jueves le toc¨® al centro de Vic¨¢lvaro la visita de unos fot¨®grafos del Ayuntamiento, que con sus c¨¢maras pod¨ªan dar testimonio, qui¨¦n sabe d¨®nde, de su presencia all¨ª, rodeado de mujeres. ?l, en principio, se neg¨® a salir en las fotos y durante todo el tiempo se mantuvo un poco encogido en el fondo de la sala, arrepinti¨¦ndose, quiz¨¢, de haber venido, de haberse dejado convencer con el argumento de que "la planificaci¨®n es cosa de los dos".Mientras, una docena de mujeres segu¨ªan atentamente las explicaciones sobre el trayecto que recorre un espermatozoide hasta hacer diana en un ¨®vulo, y las mil y una maneras que hay de evitar que eso ocurra.
Al contrario de lo que despu¨¦s ver¨ªamos en otra visita al centro de planificaci¨®n del Distrito Centro (donde la mayor¨ªa de las mujeres asistentes a una charla similar ya usaban alg¨²n m¨¦todo moderno: p¨ªldora, DIU, etc¨¦tera, y acud¨ªan al centro para llevar un mejor control de ese m¨¦todo), en Vic¨¢lvaro predominan claramente las mujeres que nunca han utilizado otro sistema anticonceptivo que el coitus interruptus.
"Yo tengo 43 a?os y cuatro hijos", dice Isabel, "y la verdad es que no quiero tener m¨¢s. Por eso, en cuanto me enter¨¦ de que hab¨ªa este centro, me he decidido a venir".
-?Pero usted no utiliza ning¨²n m¨¦todo?
-La retirada s¨®lo.
-?Y le parece que es malo?
-Antes, no; pero el ¨²ltimo hijo, que s¨®lo tiene once meses, ha sido por un fallo, y ya no quiero tener m¨¢s.
A Isabel se le nota contrariada cuando la monitora insiste en que la p¨ªldora no es aconsejable para mujeres mayores de 40 a?os y que el DIU no es seguro al ciento por ciento.
Se interesa entonces por las soluciones definitivas que hagan imposible sorpresas como la de su ¨²ltimo hijo: "Cu¨¢nto cuesta esterilizarse, d¨®nde lo hacen; qu¨¦ riesgos tiene".
Mar¨ªa Jes¨²s, la monitora, le explica que lo m¨¢s f¨¢cil de hacer y lo m¨¢s barato, unas 15.000 pesetas, es la esterilizaci¨®n masculina (vasectom¨ªa), la cual, al contrario que la ligadura de trompas en la mujer que cuesta unas 50.000 pesetas, no necesita hospitalizaci¨®n. Recalca tambi¨¦n que no afecta para nada al deseo sexual de los hombres.
Pocos hombres se planifican
Sin embargo, siendo esto cierto, son todav¨ªa muy pocos los hombres que se someten en nuestro pa¨ªs a este tipo de intervenci¨®n. "A pesar de ser m¨¢s barata y f¨¢cil", afirma la doctora Isabel Serrano ginec¨®loga del centro de planificaci¨®n del Distrito Centro, "yo s¨®lo me he encontrado cinco hombres que me la hayan demandado, y creo que es porque no se sabe de qu¨¦ va.Estoy segura, continua la doctora, de que en cuanto algunos hombres se la empiecen a hacer vendr¨¢ detr¨¢s la fila de amigos y conocidos que lo han o¨ªdo y quieren tambi¨¦n hac¨¦rsela. Pero la verdad es que a¨²n no hemos roto el hielo Nosotros, cuando vemos que puede ser una buena soluci¨®n, le decimos a la mujer que lo hable con su marido y vea c¨®mo responde ¨¦ste y en caso de que lo encuentre accesible, que se pasen los dos a hablar con nosotros. Ocurre que la mayo r¨ªa nos viene diciendo que no, que su marido ni pensarlo".
La desinformaci¨®n cuenta en este terreno con un firme aliado: el machismo.
Son todav¨ªa demasiados los hombres que piensan y act¨²an como si la anticoncepci¨®n fuera cosa de mujeres, y en casos menos extra?os que el de ese se?or con 45 a?os y media docena de hijos tambi¨¦n se prefiere que sea la mujer la que pase por el trago de la esterilizaci¨®n.
-Mi marido es un t¨ªo muy machista; le dices que use un preservativo y te dice que ?naranjas!
-?Le has propuesto que viniese a la charla?
-S¨ª, y me ha dicho que venga yo.
Es Cristina, rubia, oronda y locuaz; 22 a?os, dos hijos, dos partos problem¨¢ticos: uno, con ces¨¢rea, y otro, con f¨®rceps; el primero, a los 18 a?os, estando soltera: "Yo era todav¨ªa una ni?a y no ten¨ªa idea de m¨¦todos anticonceptivos" . El otro, fruto de la marcha atr¨¢s, "que es una verdadera porquer¨ªa", mientras esperaba que en planificaci¨®n de La Paz le atendieran. "A ra¨ªz de tener el segundo me apunt¨¦ a una sociedad m¨¦dica s¨®lo para que me recetaran las pastillas". Ahora viene al centro de planificaci¨®n: quiere que le controlen porque piensa que los dolores de cabeza que tiene se los provoca la p¨ªldora.
Dirigirse a la Seguridad Social, tarea in¨²til
Son muy pocas las mujeres que declaran que a su marido o a su pareja no le importa cargar con el muerto de la anticoncepci¨®n.Sin ser tan rotundas como Cristina, la mayor¨ªa se?alan que "los hombres son muy c¨®modos". y que una gran parte no quiere saber nada: "De ciento, uno se preocupa". Y una madre soltera declara con cierto resentimiento: "Si no quieres quedarte embarazada tienes que procurarlo t¨²".
Lo que ocurre es que en Espa?a, para muchas mujeres, resulta todav¨ªa dif¨ªcil procurarse un medio anticonceptivo seguro.
Cuando una mujer se entera de que hay mejores m¨¦todos para no tener hijos que la azarosa y universal marcha atr¨¢s, y no cuenta con ning¨²n ginec¨®logo privado que la atienda, suele dirigirse en primera instancia a su m¨¦dico de la Seguridad Social. Tarea in¨²til en las m¨¢s de las ocasiones, porque la Seguridad Social no realiza anticoncepci¨®n en sus ambulatorios, y son, por tanto, excepcionales las mujeres que consiguen anticonceptivos (nunca DIU o m¨¦todos de barrera) a trav¨¦s de su cartilla del Seguro.
En este sentido, la queja de las mujeres entrevistadas es un¨¢nime: "En el Seguro se han desentendido de ello".
Ana, en el centro de Vic¨¢lvaro, cuenta su historia particular -t¨®pica, pero no por eso menos ilustrativa-: "Yo, cuando tuve la primera hija, fui a la Seguridad Social a pedir alg¨²n m¨¦todo. Me mandaron a planificaci¨®n a La Paz y all¨ª no me hicieron ni caso. Total, que por un fallo de la marcha atr¨¢s he tenido la segunda.
Precisamente estando en la maternidad me enter¨¦ de la existencia de estos centros y he venido aqu¨ª porque ya no quiero tener m¨¢s hijos".
Los proyectos del Gobierno
Seg¨²n los proyectos de este Gobierno, la Seguridad Social va a incorporar en pocos meses en sus consultas la planificaci¨®n familiar. Una buena noticia en principio, pero que puede quedar ensombrecida por el modo en que se pretende realizar esta incorporaci¨®n: el plan que tiene el ministerio no contempla la contrataci¨®n de m¨¢s ginec¨®logos, sino que aspira a, cubrir los nuevos servicios con la plantilla actual, a la que se le propondr¨ªa ampliar su horario de dos a seis horas" aument¨¢ndoles, l¨®gicamente, el sueldo.Sin embargo, se cuenta con que s¨®lo el 20% de los m¨¦dicos acepten la propuesta. "Mi impresi¨®n", afirma la doctora Serrano, "es que con estos planes va para largo el que la Seguridad Social cubra la demanda de anticoncepci¨®n que existe en Espa?a".
M¨¦todos tradicionales
Y, en este sentido, las cifras cantan: seg¨²n datos que nos facilita el Ayuntamiento de Madrid, existen en nuestro pa¨ªs del orden de cinco millones de mujeres / parejas que se plantear¨ªan la anticoncepci¨®n, de los cuales s¨®lo un 5% / 6% son atendidos en los centros de planificaci¨®n familiar.En lo que se refiere al empleo de los diferentes m¨¦todos, se estima que el 51% de las mujeres casadas de nuestro pa¨ªs usan alg¨²n m¨¦todo anticonceptivo, aunque s¨®lo una tercera parte utiliza m¨¦todos considerados fiables: preservativos, p¨ªldora, DIU, espermicidas y diafragma.
El resto -es decir, dos terceras partes- utiliza los m¨¦todos tradicionales, mucho m¨¢s inseguros que los anteriores: coitus interruptus, abstenci¨®n peri¨®dica, lavados vaginales, etc¨¦tera. Por ¨²ltimo, un peque?o porcentaje (casi exclusivamente de mujeres) ha recurrido a la esterilizaci¨®n.
Los candidatos potenciales a recibir informaci¨®n y asistencia sobre anticoncepci¨®n por parte de la Seguridad Social se cuentan, pues, por millones, y ello nos hace insistir en la dificultad de encarar tan ingente tarea (que toda la poblaci¨®n tenga acceso real a los m¨¦todos anticonceptivos) con tan exiguos medios como pretende el ministerio. Porque lo que los t¨¦cnicos tienen claro es que hacer planificaci¨®n no es despachar recetas de p¨ªldoras, sino que exige algo m¨¢s; fundamentalmente, personal y tiempo.
Los centros municipales, por ejemplo, dedican media hora a cada mujer que acude por primera vez a la consulta para hacer su historia? m¨¦dico y hablar sobre el m¨¦todo m¨¢s id¨®neo para ella. "Nosotros no estamos interesados en ofrecer unos servicios en cantidad, sino en calidad", dice Jos¨¦ Alfredo de Juan, delegado de Sanidad del Ayuntamiento de Madrid. "Por ello no hacemos publicidad masiva de los centros, ya que nos desbordar¨ªa la demanda, y para cubrir las necesidades de la ciudad har¨ªan falta no uno, sino 10 centros por distrito".
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