Falleci¨® Balanchine, uno de los m¨¢s c¨¦lebres core¨®grafos de 'ballet' del siglo
George Balanchine, uno de los m¨¢s c¨¦lebres bailarines y core¨®grafos del siglo, falleci¨® ayer en Nueva York, a los 79 a?os, como consecuencia de una neumon¨ªa. La obra de George Balanchine ha sido fundamental en el mundo de la danza contempor¨¢nea y quedar¨¢ en la historia como el m¨¢s formidable empe?o por musicalizar el ballet. Muchas coreograf¨ªas de Balanchine se presentan ante nuestros ojos como orquestaciones pl¨¢sticas, m¨¢s obedientes a los principios de la m¨²sica que a los espec¨ªficos y aut¨®nomos de la danza y el ballet.
Balanchine, llamado en realidad Georgij Melitonovic Balancivasze, naci¨® en San Petersburgo el a?o 1904. Formado en la Escuela Imperial, presenta sus primeros ensayos coreogr¨¢ficos en 1923. Al a?o siguiente abandona su pa¨ªs para incorporarse a la formaci¨®n de los c¨¦lebres Ballets Russes de Sergio Diaghilew, uno de los m¨¢s grandes promotores e incitadores culturales del siglo XX.Hijo de un compositor disc¨ªpulo de Rimsky, del que apenas se recuerda en la Uni¨®n Sovi¨¦tica la ¨®pera La p¨¦rfida Tamara, de gusto nacionalista, Balanchine tuvo formaci¨®n musical seria, que le habr¨ªa de servir para su carrera coreogr¨¢fica, definida en sus a?os de trabajo y amistad con Diaghilew y sus colaboradores. Fue precisamente Diaghilew quien aconsej¨® al core¨®grafo ruso el nombre con que se le conoci¨® y pasar¨¢ a la gran historia creativa en la que m¨²sica y danza se funden a partir de una sola intencionalidad.
La fidelidad a la m¨²sica, en su m¨¢s exacta organizaci¨®n estructural, y una voluntad de abstracci¨®n que acab¨® con parte de la carga literaria que el ballet arrastraba, sit¨²an al genio de Balanchine en el centro de la evoluci¨®n hacia la danza contempor¨¢nea. Dif¨ªcil ser¨ªa explicar la existencia renovadora de un Bejart sin pensar en Balanchine, aunque posteriormente en la invenci¨®n del marsell¨¦s intervinieran otros componentes y sugerencias. Basta pensar en Los cuatro temperamentos, de Hindemith; en las Variaciones, de Britten, o en Ag¨®n, de Stravinski, para medir hasta qu¨¦ punto Balanchine moderniz¨® el ballet a trav¨¦s de un proceso de abstracci¨®n derivado de la m¨²sica. La organizaci¨®n musical -con todo el juego de la textura arm¨®nica o contrapunt¨ªstica, las posibilidades de la recurrencia y la imitaci¨®n, la variabilidad de densidades y colores- acab¨® con el ballet de argumento gracias a Balanchine y sus seguidores.
Desde su independizaci¨®n, a la muerte de Diaghilew (1929), Balanchine pas¨® por diversas formaciones (Par¨ªs, Copenhague, Montecarlo), hasta que en 1934 fija su residencia en Nueva York y se convierte en la gran figura orientadora de la danza americana con el American Ballet, la Ballet Society y, sobre todo, desde 1948, con el New York City Ballet, uno de los m¨¢s hermosos y disciplinados que haya contemplado el mundo de la posguerra.
En un pensamiento coreogr¨¢fico como el de Balanchine, el peligro ven¨ªa de una posible frialdad, de un danzar reducido a la s¨ªntesis de su geometr¨ªa. Sin embargo, la radicalidad musical de las diversas interpretaciones parec¨ªan vivificar la m¨²sica del ritmo y del gesto con una expresividad no por controlada menos evidente. Con la muerte de George Balanchine desaparece uno de los genios decisivos de la danza mundial.
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