?xito
La Vuelta a Espa?a termina hoy en olor de multitudes. El ¨¦xito de una prueba que hab¨ªa languidecido largo tiempo ha podido sorprender a muchos, pero s¨®lo ha sido una simple consecuencia de su mejor planteamiento. La presencia de la televisi¨®n en directo ha resultado fundamental, como lo es desde siempre en las pruebas que deben ser el norte para la ronda espa?ola: el Tour y el Giro.Las c¨¢maras llegaron a la carrera porque hab¨ªa inter¨¦s deportivo en un principio: estaba Hinault, el mejor corredor de los ¨²ltimos a?os, y Saronni, un campe¨®n del mundo que defraud¨®, pero que se sumaba de forma importante al atractivo inicial. Despu¨¦s, la espl¨¦ndida oposici¨®n de los espa?oles, favoreci¨® a¨²n m¨¢s el espect¨¢culo, aunque casi no hubiese importado.
La emoci¨®n del ciclismo en vivo, no enlatado cinco horas m¨¢s tarde, es raro que no guste a todo el mundo. El asombro por el esfuerzo del atleta se explica hasta en el m¨¢s modesto.
Quien haya tenido la tentaci¨®n -cada d¨ªa m¨¢s, por suerte de la salud espa?ola- de subir la menor cuesta en bicicleta puede comprender mucho mejor el m¨¦rito que supone superar rampas de hasta el 21%. de desnivel con el ¨²nico motor de los propios m¨²sculos. O la dureza de pedalear contra el viento, con lluvia o con nieve. O el riesgo de bajar un puerto a 90 kil¨®metros por hora.
Ayer, otro modesto, Hern¨¢ndez ?beda, un gregario del hundido Gorospe, que pag¨® el tributo de las fuerzas desplegadas, se dio un paseo en solitario de 194 kil¨®metros, con cinco puertos por el medio. Los restantes equipos no hicieron por cazarle, pues no perjudicaba a sus intereses y se compensaba as¨ª el mayor desastre de la prueba, el sufrido por su jefe de fila. Fue buen d¨ªa, adem¨¢s, porque todo el mundo estaba ya cansado, como quiz¨¢ hoy. Las buenas carreteras y la seguridad ya de Hinault no permiten m¨¢s alegr¨ªas. Ni a Lejarreta, su ¨²nico peligro.
Lo de Hern¨¢ndez ?beda, despu¨¦s de 18 d¨ªas, con 3.120 kil¨®metros recorridos en el cuerpo, a una media de m¨¢s de 170 diarios dando simplemente pedales, con fr¨ªo, lluvia, nieve, cuestas y viento, no parece f¨¢cil de creer. Pero fue verdad. Gracias a televisi¨®n lo pudo ver tambi¨¦n casi toda Espa?a.
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