Jerry Lewis
El actor y director de cine c¨®mico norteamericano, que lleg¨® ayer a Madrid, paga el precio de la popularidad
Jerry Lewis lleg¨® ayer a Madrid, procedente del festival de cine de Cannes, donde se present¨® El rey de la comedia, la ¨²ltima pel¨ªcula del director Martin Scorsese, una feroz s¨¢tira del mundo enloquecido del espect¨¢culo, en la cual Lewis interpreta un consagrado showman, tambi¨¦n llamado Jerry. Lewis est¨¢ en Madrid para promover el filme y asistir a la proyecci¨®n de algunas de sus propias pel¨ªculas y el homenaje de la Filmoteca, que empieza hoy y dura cinco d¨ªas. Tambi¨¦n intentar¨¢ descansar: en Cannes no dejaba de perseguirle la Prensa. Pero nada m¨¢s llegar a Barajas se encontr¨® con una avalancha de fot¨®grafos y periodistas, lo que le puso de mal humor. Es el precio de la fama que ansi¨® desde los cinco a?os de edad.
Jerry Lewis llega al aeropuerto de Madrid, y todo el mundo se pone a sacar fotos. Veinte fot¨®grafos, veinte, disparan desde detr¨¢s de un muro de cristal con sus flash. Jerry -sonriente, haciendo muecas y masticando chicle- se acerca al cristal, saca su propia refinada arma fotogr¨¢fica y les devuelve el fuego, flash incluido. Un turista levanta su c¨¢mara y saca fotos de Jerry sacando fotos de los fot¨®grafos. Pero tras una larga espera, y una vez que Jerry ha pasado el control de pasaportes, las risas terminan. Jerry se ha puesto de mal humor. De entrevistas, nada."Es que el festival de Cannes fue tremendo", explica, furtivamente, un se?or mayor que acompa?a a Lewis, su esposa, su hija, una secretaria y un perrito enjaulado en una maleta elegante. "Los paparazzi ni nos dejaban salir del hotel".
Es el precio de la fama que Lewis empez¨® a so?ar hace m¨¢s de medio siglo, cuando debut¨® en el espect¨¢culo con s¨®lo cinco a?os. Sus padres eran artistas de vodevil, y Jerry, nacido Joseph Levitch en New Jersey, en 1926, quiso seguir sus pasos. Empez¨® un largo aprendizaje de c¨®mico por el agonizante circuito de burlesque, y en 1946 form¨® pareja con un tal Dean Martin; ocho meses despues, la comedia disparatada de la pareja les reportaba cinco mil d¨®lares a la semana, con actuaciones en la televisi¨®n, las salas de fiesta importantes y el cine. Entre 1946 y 1956 hicieron 16 pel¨ªculas juntos y todas ganaron mucho dinero.
Pero Jerry quiso probar fortuna solo, y en 1956 decidi¨® separarse de Dean. En las salas de fiestas sus n¨²meros improvisados constituyeron un enorme ¨¦xito. Despu¨¦s, con m¨¢s confianza, debut¨® como director y guionista. Los cr¨ªticos se dividieron. Algunos le compararon con Chaplin, Buster Keaton y los hermanos Marx. Otros no vieron m¨¢s que vulgaridad, mal gusto, infantilismo. De hecho, encontr¨® su mejor p¨²blico entre los ni?os.
Ser¨ªa en Europa donde Jerry encontrar¨ªa la consagraci¨®n. Los intelectuales franceses del cine descubrieron en sus pel¨ªculas profundidades ocultas, le rindieron repetidos homenajes. ?l sigui¨® haciendo pel¨ªculas. "A m¨ª me pagan por hacer aquello por lo que los ni?os, cuando lo hacen, reciben un castigo", dijo Lewis en una ocasi¨®n. "Al hacer esto, ayudo al p¨²blico a descargarse de sus hostilidades".
Treinta a?os despu¨¦s de comenzar su carrera, Lewis tendr¨ªa fama, mucho dinero, una casa con 31 habitaciones y 17 cuartos de ba?o, una esposa y cinco hijos. Diez a?os m¨¢s tarde, en 1973, sufr¨ªa de ¨²lceras, tom¨® una dosis masiva de calmantes y estuvo a punto de dispararse un tiro en la sien. En 1980 se divorci¨® de su mujer tras 36 a?os de matrimonio, y en 1982 se someti¨® a una delicada operaci¨®n de coraz¨®n. En febrero se cas¨® con una bailarina de 32 a?os.
Camino del coche, los fot¨®grafos siguen acosando a Jerry.
"Hijos de...", grita en ingl¨¦s alguien, que podr¨ªa haber sido Jerry.
"?C¨®mo se llama su perro?", alguien pregunta a la se?ora Lewis.
"Angel", contesta ella. "Es una ni?a".
"Querida", interrumpe Jerry, "?he dicho nada de entrevistas!".
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