Mrawinsky, un int¨¦rprete ver¨ªdico
La presentaci¨®n de la Orquesta Filarm¨®nica. de Leningrado, dirigida por Yevgueny Mrawinsky, en el teatro Real, dentro del Festival Iberm¨²sica, constituy¨® un ¨¦xito clamoroso. Un programa en el que se equilibraban los nombres de Brahms y Wagner -menos lejanos de lo que suele creerse- fue recibido por el p¨²blico que llen¨® el coliseo de la plaza de Oriente con entusiasmo literalmente desmedido.De la Filarm¨®nica de Leningrado, que cuidara como a las ni?as de sus ojos el c¨¦lebre ministro de Cultura Lunacharski, posee una personalidad definida y conocida, fiel reflejo de la de su director permanente desde 1938, Mrawinsky. Ya se sabe: excelente calidad de las cuerdas, con esa m¨ªnima y especial vibraci¨®n procedente de las tradiciones bohem¨ªas que dota al tono del conjunto de una clara luminosidad.
Obras de Wagner y Brahms
Orquesta Filarm¨®nica de Leningrado. Director: Yeygueny Mrawinsky.Teatro Real, 10 de mayo.
Las especiales caracter¨ªsticas ac¨²sticas del teatro Real, tan traidoras si no se conocen bien, acentuaron en Wagner, sobre todo, el desequilibrio entre los vientos de metal y los arcos. Hubo imperfecciones de ejecuci¨®n muy advertibles y desajustes en algunos pasajes de Brahms todav¨ªa m¨¢s descarados.
Ahora bien, all¨ª estaba una magn¨ªfica centuria y un maestro octogenario cuya carrera poco itinerante, a la vieja usanza, est¨¢ colmada de cap¨ªtulos brillantes. Sin Mrawinsky resulta imposible explicar la m¨²sica sovi¨¦tica contempor¨¢nea, pues en ¨¦l tuvieron los primeros nombres musicales de la URSS (incluidos Prokofiev y Shostakovitch) un ardiente defensor de sus partituras. Con todo, supondr¨ªa equ¨ªvoco considerar a Mrawinsky como un maestro a la rusa, lo que en la medida que sea representa limitaci¨®n. Ha sido y es un gran director de la escuela centroeuropea, representativo de la generaci¨®n que corrigi¨® los desmanes expresivos de la ¨¦poca anterior y se propuso nada m¨¢s y nada menos que interpretar con fidelidad y exactitud lo escrito en las partituras en su arquitectura general.
No todo fue as¨ª en esta ocasi¨®n, pero la ancianidad del maestro alzaba una y otra vez su saber y su experiencia para demostrar su ser y haber sido, como reza el t¨ªtulo de las memorias del reci¨¦n desaparecido Markevitch. Las oberturas de Los maestros cantores y Tannhauser y el preludio de Lohengrin nos dieron la visi¨®n de un Wagner inventor de sonido orquestal antes que nada, y la Cuarta sinfon¨ªa reflej¨® un Brahms a trav¨¦s de cuya textura se transparentaban sus hermanos Dvorak y Chaikovski. Lo que quiere decir que fue un Brahms rico de perspectivas hacia el pasado y el futuro inmediatos, que con el presente surrian las dimensiones condicionarites y definitonas de una obra en la historia. No existe aut¨¦ntico int¨¦rprete que al hacer m¨²sica no haga historia. Mrawinsky ha sido y es un int¨¦rprete ver¨ªdico e importante; se merece el homenaje que los madrile?os le rinden estos d¨ªas y que ¨¦l recibe con sonrisa de buen viejo castellano.
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