La feria
Muchos espectadores creen que la feria taurina de San Isidro ha exist¨ªdo desde siempre, pero en realidad es una invenci¨®n relativamente reciente.La fragu¨® en 1947 el entonces gerente de la plaza, Livinio Stuyck. Antes, la fiesta del patr¨®n se celebraba con una sola corrida, dos a lo sumo; pero a "don Livinio", como le llamaban, se le ocurri¨® inventar algo totalmente nuevo. Arguy¨® que Madrid, como capital, y Las Ventas, como "primera plaza del mundo", necesitaban una feria importante.. Tambi¨¦n se dio cuenta de que la poblaci¨®n de la capital aumentaba, intuy¨® que pronto empezar¨ªa tina relativa prosperidad, que iba a haber p¨²blico para esta nueva. feria suya.
Fue una figura curiosa don Livinio. Hombre m¨¢s fofo que gordo, casi siempre llevaba un correcto jersey oscuro; detr¨¢s de sus grandes gafas, una expresi¨®n casi siempre seria. Hab¨ªa entrado en la empresa como asesor jur¨ªdico y al principio sab¨ªa poco de toros. Cuentan que en sus primeros tiempos de empresario visit¨® la ganader¨ªa de Antonio P¨¦rez, en Salamanca, y con el ganadero inspeccionaba unas reses m¨¢s bien peque?as. "Estos toros no me parecen adecuados para Las Ventas", aventur¨® don Livinio, intentando demostrar sus conocimientos. "Cierto", le contest¨® el ganadero. "S¨®lo tienen dos a?os. Por otra parte, son vacas".
Aquella primera feria que mont¨® don Livini¨® const¨® de cinco festejos entre los d¨ªas 15 y 22 de mayo. Acudieron toreros como Pepe Bienvenida, El Estudiante, Pep¨ªn Mart¨ªn V¨¢zquez, Manolo Escudero, El Chorti, Pepe Luis V¨¢zquez. Tambi¨¦n Antonio Bienvenida, que recibi¨® una comada grave. La feria fue un ¨¦xito y don Livinio se afianz¨® en su posici¨®n. Incluso crear¨ªa un estilo para sucesivas generaciones de empresanos taunnos: si antes el empresario fue un aficionado que sab¨ªa de negocios, desde ahora en adelante ser¨ªa un hombre de negocios que aprendi¨® de toros.
Se dividieron las opiniones sobre el invento de don Livinio. A la Prensa de aquellos a?os, naturalmente, le pareci¨® bien la idea. Tambi¨¦n a los taurinos, dados incluso m¨¢s que ahora al triunfalismo y las facilidades. Para muchos aficionados, sin embargo, la nueva feria fue una equivocaci¨®n. Antes, los matadores importantes estaban obligados a venir a Madrid a lo largo del a?o, pero al concentrar ahora casi todos los festejos importantes en un mes, el resto de la temporada quedaba parca. Lejos de dar prestigio a la plaza de Las Ventas, opinaron muchos de los aficionados, el nuevo sistema se lo restaba.
Poco a poco el, n¨²mero de festejos de la feria aument¨®. Este a?o son nada menos que 23, y en la ¨¦poca de El Cordob¨¦s se lleg¨® a considerar la posibilidad de un mes entero de corridas. Fue en aquellos a?os cuando el maestro cr¨ªtico Ca?abate protest¨®. "Ver tantas corridas seguidas", observ¨®, "es como ir a la oficina".
Babelia
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