El absentismo puede hacer caer varios esca?os tradicionalmente laboristas en manos de conservadores y aliancistas brit¨¢nicos

Esca?os tradicionalmente seguros de los laboristas pueden pasar a manos de la Alianza Liberal- Socialdem¨®crata o del Partido Conservador en las elecciones de ma?ana, jueves, debido al creciente absentismo detectado entre las minor¨ªas raciales. Seg¨²n sondeos publicados ayer, s¨®lo el 51% de la poblaci¨®n brit¨¢nica negra, que suele apoyar a los socialistas, va a acudir a las urnas.La minor¨ªa asi¨¢tica tampoco votar¨¢ en la misma proporci¨®n prevista par¨¢ los blancos (61% frente a un 76%). Seg¨²n Michael Philips, antiguo director de la revista West Indian World, est¨¢s cifras son una se?al de protesta ante la escasa atenci¨®n de los laboristas frente a los problemas de las comunidades raciales minoritarias en el Reino Unido. Negros y asi¨¢ticos son contrarios a la pol¨ªtica conservadora, de la que se sienten v¨ªctimas prior¨ªtarias, como lo demuestra el hecho de que s¨®lo un 5% y un 3%, respectivamente, vaya a votar tory, pero en esta ocasi¨®n tampoco se sienten reflejados en el programa laborista.

De acuerdo con algunos estudios realizados, hay 45 esca?os, tradicionalmente atribuidos a los laboristas, en los que es fundamental la comunidad negra. Los conservadores, conscientes de la debilidad socialista en estos esca?os, han intentado atra¨¦rselos mediante anuncios publicitarios en los que se puede ver a un joven negro con corbata Y cartera, de ejecutivo, y el lema: "Los laboristas dicen que es negro; nosotros, que es brit¨¢nico". El efecto ha sido, al parecer, contraproducente, porque gran parte de los portavoces de la comunidad negra han considerado dicho anuncio racista.

La campa?a pro voto negro coincidi¨® adem¨¢s con el descubrimiento de que uno de los candidatos conservadores hab¨ª¨¢ sido militante del Frente Nacional, una organizaci¨®n pol¨ªtica de extrema derecha que propone, lisa y llanamente, expulsar del pa¨ªs a todos los brit¨¢nicos que no tengan la piel blanca. La primera ministra, Margaret Thatcher, sali¨® en defensa de su candidato afirmando que "hab¨ªa cambiado de ideas".

Thatcher ha tenido tambi¨¦n que hacer frente a un peque?o esc¨¢ndalo por culpa de otro animoso fan de su partido. El comediante Kenny Everett, que participaba en una fiesta de las Juventudes Conservadoras, a la que asist¨ªa la primera ministra, tuvo la disparatada idea de gritar: "Ahora, a por los rusos; vamos a bombardearlos".

Parece que la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica est¨¢ dispuesta a perdonar todos estos incidentes a Margaret Thatcher, mientras que reprocha durarnente a los laboristas las salidas de tono de sus candidatos. Neil Kinnock replic¨® airado a la acusaci¨®n de la primera ministra de que los socialistas no ten¨ªan coraje afirmando: "L¨¢stima que soldados brit¨¢nicos hayan tenido que ir a morir a las Malvinas para demostrar el est¨®mago de la se?ora Thatcher". Acosado por la Prensa y por su propio partido, Kinnock ha tenido que enviar una carta-personal a los familiares de los soldados muertos en la guerra del Atl¨¢ntico explicando su posici¨®n y, en definitiva, disculp¨¢ndose.