Cada domingo, ocho inspectores vigilan en el Rastro una multitud de 200.000 personas

La comisar¨ªa de Arganzuela, situada en la Ribera de Curtidores, en pleno Rastro madrile?o, se trasladar¨¢ a un nuevo edificio m¨¢s moderno y con mejores medios, sito en la ronda de Toledo. El nuevo inmueble, cuyas obras de acondicionamiento no han comenzado a¨²n, permitir¨¢ a la polic¨ªa realizar su trabajo de forma m¨¢s c¨®moda, puesto que las actuales dependencias, que tienen ya 42 a?os de funcionamiento, est¨¢n ubicadas en las plantas baja y primera de una casa de vecinos que se ha convertido en un viejo caser¨®n en el que es dif¨ªcil moverse, sobre todo los domingos.

"La situaci¨®n de la comisar¨ªa es inaudita", dice Juan Carrera, comisario jefe. "Los domingos no se puede entrar ni salir, la polic¨ªa se tiene que desplazar a golpe de calcet¨ªn hasta donde se encuentra un coche camuflado, que generalmente est¨¢ bastante lejos".Cada domingo, cerca de 200.000 personas se acercan hasta el mercado callejero, invadiendo todas las calles cercanas a la plaza de Cascorro, para buscar objetos extra?os, art¨ªculos de valor a bajo precio -lo que no siempre resulta f¨¢cil hallar- o tambi¨¦n ropa y muebles que pueden ser adquiridos en los establecimientos normales abiertos durante la semana. Este d¨ªa, el domingo del Rastro, ocho inspectores, de los 21 de plantilla en Ia comisar¨ªa de Arganzuela que cubren todos los servicios generales, se encargan de vigilar la zona de tenderetes. "Currando a tope", dice Carrera, "y con el sacrificio que supone privarse de la vida familiar sin ninguna compensaci¨®n, s¨®lo el cumplimiento del deber". A causa de a la aglomeraci¨®n de gente, atravesar la ribera de Curtidores una ma?ana de rastro puede llevar a cualquier transe¨²nte m¨¢s de 40 minutos. "Los domingos y festivos nos quedamos bloqueados por una barrera humana que nos impide movernos. Creo que ser¨ªa necesaria la actuaci¨®n de la Brigada de Estupefacientes y de la Brigada Regional de Seguridad Ciudadana para apoyarnos".

Los delitos m¨¢s frecuentes en los d¨ªas festivos son los robos de carteras y el tr¨¢fico de droga, aunque "aqu¨ª", dice el comisario, "no se hacen grandes negocios con la droga; se vende a muy baja escala en cuanto a la cantidad, pero elevada en cuanto al n¨²mero de gente que la consume". Otras denuncias corresponden a personas que reconocen en alguno de los puestos objetos personales que les fueron sustra¨ªdos.

Seg¨²n las denuncias presentadas en comisar¨ªa, en el mes de abril se produjeron en el Rastro 203 robos de carteras; y en el mes de mayo, 166, todo ello sin contar las de aquellos transe¨²ntes, sobre todo extranjeros (blanco preferido de los carteristas), que no presentan denuncia.

El choque disimulado sigue siendo la t¨¢ctica

Entre las personas que asisten al espect¨¢culo que supone el Rastro se infiltran numerosos carteristas. "Es su mejor d¨ªa", asegura el comisario. "El carterista cl¨¢sico, de la vieja escuela y ya de cierta edad, cuya ¨²nica especialidad es ¨¦sa, est¨¢ a punto de desaparecer, y es sustituido por j¨®venes sin trabajo, sobre todo adictos a la hero¨ªna". Contin¨²an, sin embargo, utilizando la t¨¢ctica m¨¢s habitual: el choque con la persona a la que quieren sustraer la cartera, protegidos por un peri¨®dico o una maleta. "Es el delincuente m¨¢s dificil de coger in fraganti. Lo habitual es que el carterista vaya acompa?ado por otra persona para cubrir la retirada", dice el comisario Carrera.En la comisar¨ªa de Arganzuela trabajan 150 personas entre polic¨ªas nacionales, funcionarios del Cuerpo Superior, administrativos y auxiliares. Si las condiciones de seguridad son malas, peor son los problemas de espacio. "En la misma sala, peque?a e interior, se encuentran los archivos y el grupo de Polic¨ªa Judicial'.

El Ministerio del Interior adquiri¨® el antiguo edificio del hotel Ronda, situado en la ronda de Toledo, en enero de 1982. Una vez reformado ser¨¢ la nueva sede de la comisar¨ªa de Arganzuela, en la que se instalar¨¢n, asimismo, oficinas para la renovaci¨®n del carn¨¦ de identidad y del pasaporte. Ser¨¢ sede tambi¨¦n de la Brigada de Estupefacientes.

Jos¨¦ Barrionuevo, ministro del Interior, visit¨® en las pasadas Navidades la actual comisar¨ªa. "'El ministro", dice Carrera, "nos asegur¨® que el cambio de locales est¨¢ dentro del orden de preferencilas de actuaciones del ministerio, pero a¨²n no se han iniciado las obras para reformar el edificio".

Los puestos callejeros valen su espacio en oro

Los puestos callejeros han adquirido al cabo del tiempo un valor de oro en esta zona de Madrid. Los propios vendedores reconocen que reciben ofertas sustanciosas para transferir su peque?o trozo de terreno. Numerosos parados que empezaron, como soluci¨®n provisional mientras sal¨ªa otro trabajo, vendiendo bisuter¨ªa y ropa, viven exclusivamente de las ganancias que les proporciona la venta dominguera. ?stos y los artesanos han hecho crecer el Rastro hasta la plaza de Tirso de Molina. "Afortunadamente", asegura un vendedor, "las antiguas disputas y reyertas en Cascorro para conseguir un puesto en la calle terminaron hace m¨¢s de un a?o, pero a¨²n existen muchos puestos que no est¨¢n regulados por el ayuntamiento y con los que todav¨ªa hay problemas".Algunos vendedores tienen puesto fijo desde hace a?os, en una tradici¨®n respetada por los dem¨¢s. Otros, en la madrugada del domingo, esperan, tapados con mantas, que amanezca. "Conseguir un puesto aqu¨ª est¨¢ todav¨ªa dif¨ªcil. Si no controlas un poco el espacio, cada d¨ªa te roban un poco de terreno", dice uno de los vendedores, mientras espera pacientemente que empiece a llegar la gente. Entre los que no tienen puestos con localizaci¨®n exacta, pero que nunca faltan a la cita, se encuentran, seg¨²n los comerciantes, numerosos ciudadanos iran¨ªes, refugiados en Espa?a, que tienen actualmente en el Rastro la exclusiva del tabaco de contrabando.