Las guerras del Tercer Mundo
La carrera de armamentos no se libra tan s¨®lo en el centro del sistema y se reduce al enfrentamiento directo entre las dos grandes potencias. El Tercer Mundo es hoy un mercado crecientemente propicio para la venta de armas y una plaza fuerte donde se fabrican armamentos con tecnolog¨ªa importada, tanto para destinarlos a la exportaci¨®n como para ser utilizados en esos mismos pa¨ªses. La guerra, ese fantasma que planea sobre las ¨¢reas industrializadas, cada vez con mayor insistencia, se est¨¢ librando en Irak, Medio Oriente, el Sudeste Asi¨¢tico o en el Atl¨¢ntico Sur, como el otro rostro candente y devastador de la llamada guerra fr¨ªa. Desde 1945 hasta hoy se han librado en el Tercer Mundo m¨¢s de 140 guerras que han producido 25 millones de muertos y una incalculable cantidad de ciudadanos exiliados.
La creciente tensi¨®n entre los. dos grandes bloques militares del mundo -la OTAN y el Pacto de Varsovia- y la progresiva toma de conciencia sobre el peligro de guerra nuclear en Europa pueden oscurecer una faceta muy importante de la carrera de armamentos: su repercusi¨®n y desarrollo en el denominado Tercer Mundo. Desde 1945 hasta hoy se han librado en esa ¨¢rea m¨¢s de 140 guerras con armas convencionales (o sea, no nucleares), que han costado la vida de alrededor de 25 millones de personas y generado exilios masivos. No es, por tanto, dif¨ªcil afirmar que la tercera guerra mundial se ha estado librando en este tiempo. La frase adem¨¢s no es gratuita, si se recuerda que el armamento utilizado -o la tecnolog¨ªa para fabricarlo- fue, y es, suministrado por los pa¨ªses industrializados o centrales del sistema mundial.La guerra de las Malvinas fue -citemos uno de los casos m¨¢s n¨ªtidos- un conflicto internacionalizado, si es que todav¨ªa creemos que los niveles pol¨ªticos, militares y econ¨®micos se interrelacionan: factores geopol¨ªticos y pol¨ªticos internos impulsaron a los Gobiernos argentino y brit¨¢nico a embarcarse en la lucha, y para ¨¦sta utilizaron misiles franceses (con un componente fabricado en Espa?a), aviones ingleses y franceses y un heterog¨¦neo arsenal proveniente de Israel, la Rep¨²blica Federal de Alemania, Estados Unidos y Argentina. La guerra sirvi¨® adem¨¢s para que los muchachos de la OTAN se pusieran a prueba, como dijo Joseph Luns, y tanto para confirmar la eficacia de los servicios de comunicaci¨®n electr¨®nica de Estados Unidos como para verificar que mientras Bonn y Par¨ªs apoyaban a la se?ora Thatcher, continuaban comerciando material b¨¦lico con la dictadura argentina.
La mayor parte de los conflictos en el Tercer Mundo tiene su ra¨ªz en disputas geopol¨ªticas y defensa de intereses -desde acceso a recursos naturales hasta el control de una mano de obra que llega a ser 40 veces m¨¢s barata que en Europa o Estados Unidos, pasando por el control de puntos estrat¨¦gicos- de los pa¨ªses centrales. En esta verificaci¨®n conviene no olvidar las dictaduras militares que desatando una situaci¨®n de guerra interna asesinan a miles de personas con la fuerza de las armas y el apoyo de Gobiernos extranjeros. En 1980, por ejemplo, las inversiones estadounidenses en Am¨¦rica Latina, ?frica y Asia fueron de 52.000 millones de d¨®lares; en 1982, Washington envi¨® armas por valor de 16.000 millones de d¨®lares a los Gobiernos de los pa¨ªses que hab¨ªan recibido esas mismas inversiones.
Desde el final de la segunda guerra mundial, m¨¢s de medio mill¨®n de personas relacionadas con el aparato militar del Tercer Mundo fueron adiestradas por personal militar de pa¨ªses desarrollados. A la cabeza de los maestros figura Estados Unidos, que educ¨® a 400.000 militares y 10.000 polic¨ªas en el mismo per¨ªodo. El fen¨®meno se reproduce ahora entre los alumnos: Israel env¨ªa asesores, al igual que Argentina, a Centroam¨¦rica mientras adiestra polic¨ªas europeos.
Un cambio cualitativo
En la ¨²ltima d¨¦cada, el Tercer Mundo ha adquirido cada vez m¨¢s material b¨¦lico. Casi ocho de cada 10 armas o sistemas b¨¦licos que se comerciaron en los a?os setenta fueron comprados por naciones de esa regi¨®n. La situaci¨®n es alarmante, porque se registra un cambio cualitativo: desde los a?os cincuenta, Estados Unidos -y m¨¢s tarde la Uni¨®n Sovi¨¦tica y otros pa¨ªsesprove¨ªa armas de segunda mano y poco sofisticadas. Desde los a?os sesenta, la transferencia (llamada ayuda) se transform¨® en comercio: se prestaba dinero para que un Gobierno amigo comprase armas. Este sistema perdura, pero un estudio del Instituto Internacional de Investigaciones sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI) arroja como resultado que el 94% de los m¨¢s de 1.000 contratos firmados entre pa¨ªses desarrollados y del Tercer Mundo en 1981 se refer¨ªan a nuevos sistemas de armamento. Como dato complementario, vale la pena recordar que investigadores n¨®rte americanos han denunciado que los ya famosos misiles de crucero podr¨¢n ser adquiridos por el Tercer Mundo en un plazo no muy lejano, dado que son f¨¢ciles de transportar (seis metros de largo) y solamente cuestan 1.500.000 d¨®lares.
Otra tendencia fundamental en la carrera de armamentos en el Tercer Mundo es la fabricaci¨®n de armas en la regi¨®n. Ya en
Las guerras del tercer mundo
1977 se contabilizaban 41 pa¨ªses que manufacturaban sistemas b¨¦licos. "Estamos mirando hacia el Tercer Mundo y venderemos a la derecha, a la izquierda y el centro", declar¨® hace dos a?os el director de la agencia de armamento de Brasil. Este pa¨ªs cuenta con una industria b¨¦lica formada por 300 empresas y exporta cerca de 1.000 millones de d¨®lares al a?o. Algunos de sus clientes son Australia, Bolivia, Chile, Finlandia, Gab¨®n, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos. Brasil ocupa el segundo puesto como exportador de armas del Tercer Mundo, por detr¨¢s de Israel (cuyos principales clientes son Sur¨¢frica y Argentina). La lista de los 10 grandes se completa con Ir¨¢n, Indonesia, Sur¨¢frica, Libia, Singapur, Argentina, Arabia Saud¨ª y Cuba. En todos los casos se importa la tecnolog¨ªa, y los pa¨ªses desarrollados mantienen un fuerte control sobre esta nueva forma de desarrollo industrial dependiente.La instalaci¨®n de industrias b¨¦licas en la periferia del sistema responde a la nueva divisi¨®n internacional del trabajo que se est¨¢ configurando a partir de la crisis econ¨®mica mundial. Andr¨¦ Gunder Frank, en La crisis mundial, dice que, m¨¢s all¨¢ de las defensas ideol¨®gicas de los gastos militares y de las apelaciones a la seguridad nacional, es m¨¢s convincente sostener, como en los casos de Israel y la India, "que la producci¨®n de armas es una exigencia de vastos intereses pol¨ªticos y econ¨®micos de la acumulaci¨®n de capital en los sectores de bienes de capital y exportadores". Si la demanda civil es insuficiente -sociedades empobrecidas, crisis econ¨®mica-, los gastos p¨²blicos en la producci¨®n nacional de armas y la exportaci¨®n son muy bien recibidos por empresarios que, mientras se endeudan y endeudan el pa¨ªs adquiriendo tecnolog¨ªa b¨¦lica, agitan banderas saludando la industria nacional.
Para completar el panorama, se?alemos que los principales exportadores de armas pesadas (aviones, vehiculos blindados y artiller¨ªa pesada, misiles y barcos de guerra) al Tercer Mundo son Estados Unidos, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Francia, Italia, y el Reino Unido. La industria b¨¦lica necesita la exportaci¨®n para ser rentable. En Francia, por ejemplo, se ha transformado en un sector punta de la econom¨ªa, pero se deben vender fuera tres de cada cuatro aviones Mirage para que el negocio sea rentable. Espa?a ocupaba hasta hace poco el decimocuarto puesto entre los exportadores de armas, pero el fuerte impulso dado a la exportaci¨®n la sit¨²a m¨¢s cerca de los principales proveedores: de 30 millones de d¨®lares que ingresaron por venta de armas al exterior en 1975, seg¨²n Vicen? Fisas en Mayo, n¨²mero 4, se ha llegado a 550 millones de d¨®lares en 1981. Los clientes se sit¨²an especialmente en Am¨¦rica Latina -el 55%- y Oriente Pr¨®ximo.
Armas y subdesarrollo
Entre el comercio y la producci¨®n propia, el Tercer Mundo se est¨¢ incorporando de forma activa a la escalada b¨¦lica mundial. La problem¨¢tica armament¨ªstica se proyecta, en la regi¨®n de forma ampliada: los complejos militares industriales se reproducen en cada pa¨ªs acentuando la centralizaci¨®n del poder pol¨ªtico-militar y econ¨®mico; se tiende a resolver los conflictos, interiores y exteriores, por la v¨ªa de las armas, y los focos de tensi¨®n y conflictos, con armas convencionales de poder casi nuclear, ya de por s¨ª graves, pueden ser la mecha que desate una guerra en la que los pa¨ªses desarrollados no est¨¦n implicados s¨®lo en la venta de armas, adiestramiento de polic¨ªas y militares y env¨ªo de asesores. El comercio de armas y la intervenci¨®n extranjera son serios factores de desestabilizaci¨®n de una paz mundial muy precaria.
La incorporaci¨®n a la escalada b¨¦lica supone tambi¨¦n que los efectos de la carrera de armamentos en el. terreno econ¨®mico se reproducen. La industria b¨¦lica no arrancar¨¢ al Tercer Mundo del subdesarrollo, porque es un lucrativo negocio para un reducido n¨²mero de fabricantes (y cient¨ªficos e intermedi arios) enel corto plazo, pero genera inflaci¨®n, agravo, los desequilibrios, quita posibilidades de exportaci¨®n y beneficios a empresas dedicadas a otras actividades, aumenta la deuda externa (debido al coste de la tecnolog¨ªa) y genera paro. Un estudio realizado por el Gobierno norteamericano (antes de Ronald Reagan) demuestra que una misma cantidad invertida en industria civil crea m¨¢s puestos de trabajo que en la industria b¨¦lIca.
Por otra parte, la utilizaci¨®n de energ¨ªa nuclear, dejando de lado energ¨ªas alternativas e imponi¨¦ndola sin ning¨²n debate y a fuerza de dietaduras, se expande en la periferia impulsada por los pa¨ªses ricos que compiten por venderla. Los principales exportadores de energ¨ªa nuclear son Canad¨¢, Francia, la Rep¨²blica Federal de Alemania, Estados Unidos y la URSS. La implantaci¨®n de este tipo de energ¨ªa, que permite contar con armas nucleares, obedece a la vez a una competencia militarista entre los pa¨ªses tercermundistas, ya que (y esto es v¨¢lido para todo el mundo) en la medida que prevalece la l¨®gica b¨¦lica y los sisternas armament¨ªsticos son m¨¢s; complejos, las armas alcanzan velozmente su caducidad.
Con 800 millones de personas sumergidas en la pobreza, 570 millones de subalinnentados y 1.300 millones de personas con ingresos inferiores a las 7.000 pesetas al a?o, la carrera de armamentos en el Tercer Mundo es un hecho violento, aun cuando no se disparase una sola bala ni un solo misil. Una vez m¨¢s queda en evidencia que entre el Tercer Mundo y los pa¨ªses llamados desarrollados media un abismo caracterizado por la miseria, la desigualdad y la explotaci¨®n, pero que el Norte y el Sur del planeta est¨¢n firmemente unidos en un ¨²nico sistema mundial -dentro del cual est¨¢n integrados los pa¨ªses capitalistas y los no capitalistas-, en el que la conjunci¨®n de intereses econ¨®micos y geopol¨ªticos nos conduce cada vez m¨¢s r¨¢pidamente a exterminios masivos. Un gran desafio para los movimientos pacifistas de las naciones desarrolladas, por tanto, el integrar en sus propuestas una problem¨¢tica que empieza en las f¨¢bricas de armas de cada pa¨ªs.
es periodista. Forma parte del Grupo de Informaci¨®n sobre el Desarme y la Paz de la Asociaci¨®n Pro Derechos Humanos.
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