La v¨ªa sueca a la lectura
En estos d¨ªas se ha conmemorado en Suecia el 500 aniversario de la impresi¨®n de Dialogus creaturarum, el primer libro que vio la luz en un monasterio de un barrio de Estocolmo, en 1483. Entre aquel inicial modesto esfuerzo y la profusa difusi¨®n actual del libro hay una continuidad en el empe?o de poner el conocimiento al alcance de las masas. Las bibliotecas populares de Suecia son expresi¨®n de que los cinco siglos transcurridos desde la edici¨®n del primer libro no han pasado en vano. Miklos Gulyas, asesor en la Escuela Superior de Bibliot¨¦cnica de Estocolmo, experto en problemas relacionados con los aspectos culturales de los grupos minoritarios y encargado de la biblioteca de un barrio de Estocolmo que se caracteriza por su elevado porcentaje de poblaci¨®n extranjera, explica a EL PA?S la historia y el funcionamiento de las bibliotecas populares.En cada ciudad, en cada barrio, en las zonas rurales, una o varias bibliotecas populares ofrecen a la curiosidad intelectual de sus habitantes millares de libros, diarios y revistas de las m¨¢s diversas materias e idiomas. Esta preocupaci¨®n por poner al servicio del pueblo las obras del conocimiento universal es el fruto de un consenso arraigado desde hace muchos a?os en el esp¨ªritu de las autoridades comunales y no del cumplimiento de una legislatura espec¨ªfica en la materia.
Cada una de las 280 comunas del pa¨ªs cuenta con una biblioteca principal y, eventualmente, varias filiales. La planificaci¨®n y financiaci¨®n de este servicio corre por cuenta de los fondos comunales y no del poder central, aunque ¨¦ste aporta recursos para cubrir las dificultades financieras de aqu¨¦llas.
El Estado se limita a legislar en tres aspectos: literatura infantil, literatura para minusv¨¢lidos (el caso de los ciegos es el m¨¢s notorio) y la atenci¨®n para los grupos de inmigrantes, que son diversos y numerosos en Suecia.
Las bibliotecas no se limitan a esperar pasivamente la visita de los lectores, sino que llevan el servicio a hospitales, c¨¢rceles, comedores de f¨¢bricas y lugares de trabajo, para lo que cuentan con el apoyo de los sindicatos. Paralelamente, cada biblioteca es un centro de actividades culturales regulares, tales como exposiciones, encuentros con escritores, lectura de cuentos para ni?os en diferentes idiomas, adem¨¢s de contar con un servicio de discos y casetes.
La atenci¨®n a los inmigrantes
Hace unos 10 a?os, el Parlamento recomend¨® a las comunas que las bibliotecas deb¨ªan tener, adem¨¢s de los t¨ªtulos en el idioma nacional, otros en los que se contemplaran las necesidades de los grupos de inmigrantes, proporcionalmente a su n¨²mero. Actualmente, se?ala Miklos Gulyas a EL PA?S, esa meta se ha alcanzado, al menos en los grupos idiom¨¢ticos m¨¢s numerosos, que son, por su orden, el finland¨¦s, el castellano y el ¨¢rabe. En la biblioteca de Tensta existen unos 40 idiomas en libros para ni?os y unos 20 para adultos.
La afluencia de la inmigraci¨®n latinoamericana a partir de los a?os setenta, por las causas ya conocidas, signific¨® un empuje significativo en la demanda de libros y peri¨®dicos en espa?ol en las bibliotecas de Suecia.
Las solicitudes de los lectores, cuando responden a una necesidad colectiva, son generalmente atendidas por la direcci¨®n de cada biblioteca. As¨ª es como EL PA?S y muchas otras publicaciones son recibidas diariamente en las bibliotecas de las principales ciudades del pa¨ªs. Seg¨²n Miklos Gulyas, son los finlandeses y los hispanohablantes los grupos que m¨¢s presionan para tener publicaciones en su idioma.
En lo que ata?e a los libros, la pol¨ªtica seguida es todav¨ªa m¨¢s amplia, y cualquier solicitud de un libro no registrado en la biblioteca ser¨¢ atendida. No obstante ello, algunos recortes presupuestarios, en un per¨ªodo de crisis como el actual, han determinado ciertas restricciones y tambi¨¦n un movimiento popular bajo el lema Salvar las bibliotecas.
Demanda creciente
El inter¨¦s por el conocimiento del idioma castellano tuvo en Suecia su primer empuje en los a?os sesenta, cuando comenz¨® la afluencia masiva de turistas suecos a Espa?a. El segundo empuje es de los primeros a?os setenta, con posterioridad al golpe militar en Chile. Los premios Nobel de Literatura concedidos al poeta espa?ol Vicente Aleixandre, en 1977, y a Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, el a?o pasado, fomentaron a¨²n m¨¢s ese inter¨¦s. Actualmente hay unos 20.000 hispanohablantes en Suecia, de los cuales, cerca de 5.000 son suecos que han aprendido un nuevo idioma.
El movimiento de las bibliotecas populares, que hoy ha alcanzado tal desarrollo, se inici¨® a mediados de 1800, cuando las iglesias crearon sus bibliotecas de libros religiosos. Un siglo idespu¨¦s, el movimiento obrero liberal comenz¨® con peque?as bibliotecas populares, y a partir de 1900, el movimiento obrero socialista le dar¨¢ un impulso definitivo. A partir de 1920 se empez¨® a hablar de comunalizar las bibliotecas y a elevar el nivel de exigencias, no s¨®lo en la preparaci¨®n de los funcionarios, sino en la calidad y cantidad de libros.
La afluencia de lectores a las bibliotecas y la solicitud de libros y publicaciones en pr¨¦stamo parece justificar, en la opini¨®n de nuestro entrevistado, el esfuerzo que se realiza. Los autores resultan tambi¨¦n estimulados, ya que cada vez que se presta un libro, el Estado paga por ello entre 20 y 30 cent¨¦simos de corona, de los que el autor percibe la mitad, y la otra mitad va a engrosar un f¨®ndo de becas que administra la asociaci¨®n de escritores.
Si los habitantes de Suecia no son m¨¢s cultos, ello no debe Imputarse a la falta de libros a su alcance.
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