La liberaci¨®n 'gay'

No soy nada del otro mundo, no soy ning¨²n bicho raro. Soy gay, y estoy orgulloso de ello; el simple hecho de reconocerlo me evoca una experiencia no vivida.En Espa?a, desde la transici¨®n, se han conseguido algunos logros, pero todav¨ªa queda demasiado como para que nos quedemos satisfechos. Y me da pena la desuni¨®n que poco a poco se va haciendo paso entre la comunidad homosexual; y es que la anterior Administraci¨®n se lo ha montado muy bien: nos ha sumido en una tolerancia (que no liberaci¨®n) que nos enga?a.

Y es que muchos homosexuales creen que con esa tolerancia ya estamos liberados. Pues no, no lo estamos. No, mientras el Gobierno espa?ol ignore la resoluci¨®n del Consejo de Europa sobre los derechos de los homosexuales. No, mientras se nos discrimine, por ejemplo, en las c¨¢rceles, donde s¨®lo los presos heterosexuales tienen facilidades para satisfacer su sexualidad.

No, mientras exista el delito de esc¨¢ndalo p¨²blico tal y como aparece tipificado, pues parece que se hizo pensando casi exclusivamente en nosotros. No, mientras se base la legislaci¨®n en las buenas costumbres y la moral cat¨®lica: pilares hip¨®critas y arcaica fuente de represi¨®n, respectivamente.

Y es que esto de las Ramadas buenas costumbres no hace que una legislaci¨®n se modernice y se adapte a una nueva situaci¨®n: la que se deriva de la libertad sexual como derecho humano.

No nos podremos sentir, liberados mientras morbosas mentes lleguen al orgasmo mediante la sensacionalizaci¨®n en la divulgaci¨®n de noticias sobre supuestas enfermedades exclusivas de homosexuales. ?Tama?a mentira!. Ni tampoco mientras existan ficheros policiales de homosexuales, como parece ocurrir./