El declinar de la hegemon¨ªa de EE UU en Am¨¦rica Latina /1
La imagen de Am¨¦rica Latina como una regi¨®n tercermundista y dominada por Estados Unidos ya no guarda relaci¨®n con las realidades modemas, dice el autor. En consecuencia, algunos c¨ªrculos europeos analizan a veces la problem¨¢tica del subcontinente con categor¨ªas que ya no tienen vigencia. Esta situaci¨®n genera errores de an¨¢lisis que limitan los objetivos que se pretenden conseguir con medidas de pol¨ªtica exterior, que, siendo, bien intencionadas, no corresponden a la percepci¨®n que de sus problemas tienen los latinoamericanos.
En Europa, es corriente asimilar el panorama latinoamericano al africano dentro de la categor¨ªa de Tercer Mundo, en circunstancias que, al otro lado del Atl¨¢ntico, se mira a la regi¨®n como integrada por pa¨ªses de mediano desarrollo, de acuerdo con la terminolog¨ªa de los organismos internacionales o clase media internacional, como la denominan los analistas latinoamericanos.En otras palabras, que, en materia de estructura, econ¨®mica, Am¨¦rica Latina se acerca m¨¢s a los pa¨ªses del sur de Europa, como Espaf¨ªa, Portugal o Grecia, que a los Estados africanos. Por supuesto que hay diferencias dentro de los pa¨ªses, y, en este sentido, las naciones del Cono Sur tienen un nivel de desarrollo superior al de Portugal, por ejemplo, y Honduras, Nicaragua, Hait¨ª o Bolivia se encuentran en un nivel de ingresos propios del Tercer Mundo.
Por ello es indispensable matizar al analizar la realidad latinoamericana, ya que es compleja y variada.
Un cambio de notable importancia se ha producido en el marco de las relaciones de poder entr¨® Estados Unidos y los pa¨ªses de habla hispana situados al sur del R¨ªo Bravo. Y, en este sentido, hay mucho que revisar en la creencia de que Am¨¦rica Latina est¨¢ completamente dominada por Estados Unidos y que, empleando una terminolog¨ªa Meol¨®gica, es "dependiente del imperialismo yanqui".
Las diferencias entre el Cono sur y el Caribe
En primer lugar, hay que distinguir entre regiones de Iberoam¨¦rica. Como es sabido, la zona de tradicional influencia norteamericana es la que bordea el arco entre Florida, Panam¨¢ y Califarnia. En otras palabr¨¢s, la que se extiende por el Caribe y Centroam¨¦rica. Y la raz¨®n del inter¨¦s estadounidense ha sido m¨¢s de tipo estrat¨¦gico que una mera expresi¨®n de la actividad de las grandes empresas trasnacionales.
Ya desde su independencia, Estados Unidos ansi¨® dominar Cuba, Florida y la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n. Se trata de las regiones que controlan el tr¨¢fico mar¨ªtimo del golfo de M¨¦xico. Ya en los primeros a?os como Estado aut¨®nomo la diplomacia estadounidense ten¨ªa un pensamiento geopol¨ªtico, que en gran medida ha orientado su pol¨ªtica exterior. Debido a que una parte importante de las exportaciones agr¨ªcolas norteamericanas se efectuaban por el Mississippi, que desembocaba en ¨¦l puerto de Nueva Orleans, ubicado en el golfo de M¨¦xico, era indispensable asegurar el control de aquellas regi¨®nes que pod¨ªan bloquearel tr¨¢fico mar¨ªtimo con Europa.
De ah¨ª las negociaciones que condujeron a la compra de Florida a Espa?a y la frialdad don la cual recibi¨® el Gobierno norteamericano los proyectos de Bol¨ªvar de independizar a Cuba.e integrarla en una confederaci¨®n hispanoamericana. Era preferible, para los gobernantes de Washington, que Cuba permaneciera en manos de Espa?a, que estaba alejada de Am¨¦rica y con grandes problemas de convulsi¨®n interna, a que pasara a una eventual potencia que pudiera amagar el tr¨¢fico de Nueva Orleans. Los mexicanos, por su parte, han acusado a la diplomacia norteamericana de favorecer algunos proyectos de independizar a Yucat¨¢n que se dieron en el siglo pasado.
Cuando Estados Unidos conquist¨® California y lleg¨® al Pac¨ªfico cambi¨® su orientaci¨®n geopol¨ªtica y comenz¨® el inter¨¦s en dominar el arco que se extiende entre Florida, Panam¨¢ y Calif¨®rnia, es decir, Centroam¨¦rica y el Caribe. Cont¨® en esa materia con la gran ventaja de que, salvo el caso de M¨¦xico, se trataba de un conjunto de Estados de peque?a extensi¨®n, con escasa poblaci¨®n y con gran inestabilidad pol¨ªtgica. En la medida en que Estados Unidos lograra eliminar la competencia europea no tendr¨ªa mayores obst¨¢culos para el dominio de la zona.
Estados Unidos foment¨® la independencia de Panam¨¢ con respecto a Colombia, con el fin de construir el canal, y por diversas iniciativas fue despejando la posibilidad de influencia de las grandes potencias del Viejo Mundo. Y, en este sentido, hay que comprender la doctrina elaborada por Teodoro Roosevelt y que se conoce como el corolario Roosevelt a la doctrina Monroe.
De acuerdo con esta concepci¨®n, Estados Unidos se arrog¨¢ba la facultad de intervenir militarmente y controlar las aduanas de aquellos pa¨ªses de Centroam¨¦rica y el Caribe que, habiendo contra¨ªdo deudas con pa¨ªses europeos, no las pagaran. Pero, por otra parte, la Casa Blanca imped¨ªa toda posibilidad de expediciones europeas que pudieran servir de antecedentes para establecer bases militares que pudieran amenazar al canal.
La situaci¨®n suramericana
En Am¨¦rica del Sur la situaci¨®n era distinta. Entre Panam¨¢ y Colombia existe la selva del Dari¨¦n, que hasta nuestros d¨ªas impide la comunicaci¨®n terrestre entre Sudam¨¦rica y Centroam¨¦rica. El inter¨¦s de Estados Unidos por Sudam¨¦rica fue escaso, debido a las grandes distancias con Washington, a la relativa ausencia de mayores conflictos financieros con las potencias europeas -que pudieran dar origen a una intervenci¨®n, militar- y a su menor importancia, estrat¨¦gica. Esta situaci¨®n se acentu¨® cuando se construy¨® el canal de Panam¨¢, y con ello la ruta del cabo de Hornos o del estrecho de Magallanes dej¨® de tener importancia para los efectos del tr¨¢fico interoce¨¢nico.
Ya a contar de la d¨¦cada de 1860, los principales pa¨ªses del Cono Sur -Argentina, Brasil y Chile estaban consiguiendo un grado importante de estabilidad pol¨ªtica, de expansi¨®n educacional y de desarrollo econ¨®mico. Y, como consecuencia, sus instituciones sirvieron de modelo para otros pa¨ªses del subcontinente. Por otra parte, las dos grandes guerras sudamericanas del siglo pasado, la de la Triple Alianza -Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay- y la del Pac¨ªfico Chile contra Per¨² y Bolivia- desataron un proceso de profesionalizaci¨®n de las fuerzas armadas con asesoramiento alem¨¢n y franc¨¦s. Posteriormente, estos pa¨ªses adiestraron a los ej¨¦rcitos y fuerzas navales de otros Estados.
En materia de comercio exterior, en el siglo pasado, los pa¨ªses del Cono Sur se orientaron hacia Europa. Por otra parte, fue Par¨ªs, y no Nueva York, el centro cultural hacia donde dirig¨ªan sus miradas las elites sudamericanas.
Por estas razones, hay que distinguir entre el caso de Centroam¨¦rica y el Caribe y el del Cono Sur como dos regiones distintas para el an¨¢lisis de la pol¨ªtica exterior. En la primera zona norteamericana ha sido hist¨®ricamente ?mportante; en la segunda, por el contrario, la tradici¨®n diplom¨¢tica ha sido de una gran autonom¨ªa y de gran vinculaci¨®n conlospa¨ªses europeos.
es profesor de Relaciones Internacionales y ex columnista de la revista Hoy, de Santiago de Chile.
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