Reynaldo Bignone reconoce que las secuelas de la 'guerra sucia' en Argentina son el principal obst¨¢culo para la, democratizaci¨®n
Sereno y reposado, como es habitual en ¨¦l, vestido de civil, el presidente Reynaldo Bignone intent¨® la noche del viernes insuflar nuevos ¨¢nimos y confianza a este vapuleado pa¨ªs. En una intervenci¨®n radiotelevisada con ocasi¨®n de su primer a?o como presidente de la naci¨®n, Bignone no tuvo m¨¢s remedio, pese a todo, que admitir los obst¨¢culos que se oponen al proceso democratizador. "Los principales inconvenientes y obst¨¢culos que enfrenta la naci¨®n para volver a la democracia", dijo, "surgen de las secuelas de la guerra contra la subversi¨®n".
Bignone afirm¨® que en ning¨²n caso se tolerar¨¢ que sea negado el resultado de aquella lucha, "ni que cualquier aspecto de su tr¨¢mite sea empleado para alentar nuevamente la violencia". As¨ª, repartiendo mensajes conciliadores dirigidos a los militares duros que temen verse abocados a procesos judiciales por sus excesos durante la represi¨®n, Bignone hizo un llamamiento a la fe y a la esperanza, y se ratific¨® en que, "transcurridos 12 meses, creemos con m¨¢s fuerza que nunca que la naci¨®n necesita la democracia". "Pero los comicios", continu¨®, "y el debate de las cuestiones del pa¨ªs en los distintos foros que la Constituci¨®n establece no son por s¨ª mismos garant¨ªas de paz y estabilidad. Son signos imprescindibles y vitales de una democracia, pero requieren estar asentados sobre un compromiso profundo de todo el pueblo, que es de naturaleza esencialmente espiritual".Bignone no es un militar com¨²n ni responde en nada al estereotipo del militar latinoamericano. No en balde se le extrajo de su retiro para presidir esta dificil¨ªsima transici¨®n. Es un hombre mesurado, con autoridad personal, y de talante conciliador. En su discurso del viernes ha intentado calmar los ¨¢nimos sin pronunciar por ello ninguna mentira. Su alusi¨®n a la crisis espiritual de la naci¨®n es algo m¨¢s que una licencia literaria.
En la ma?ana de su intervenci¨®n p¨²blica, Bignone, inusualmente, reuni¨® en un almuerzo en la Casa Rosada a los tres miembros de la Junta Militar para analizar la situaci¨®n del pa¨ªs y el borrador de su discurso. Y ma?ana, el teniente general Cristino Nicolaides, jefe del Ej¨¦rcito, tiene citados en Campo de Mayo a todos los generales de divisi¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra. De esta reuni¨®n puede de pender en buena parte la celebra ci¨®n de las elecciones de octubre.
La aviaci¨®n y la marina -particularmente la primera- son conscientes de la necesidad de llegar a las elecciones, pero sectores importantes del Ej¨¦rcito de Tierra (especialmente los mandos j¨®venes e intermedios) estar¨ªan por interrumpir el camino hacia las urnas e intentar mejorar la situaci¨®n econ¨®mica y dejar perfectamente claro cu¨¢les ser¨¢n en el futuro las responsabilidades por la guerra sucia contra la subversi¨®n antes de llamar al pa¨ªs a las urnas.
Es seguro que este Gobierno militar dictar¨¢ en breve una ley de pacificaci¨®n por la que quedar¨¢n autoamnistiados los responsables de muertes, torturas y desapariciones. Y no es menos probable que el primer congreso democr¨¢tico se vea obligado a revisar esta autoamnist¨ªa. Pero no existe otro camino ahora para salir del atolladero. Y todos desean fervientemente que Nicolaides, hombre clave de la situaci¨®n militar, no se vea desbordado por su derecha.
Rechazo de la guerra
Para ayer estaba convocada una manifestaci¨®n, Por la paz y la democracia, que se esperaba multitudinaria, frente al Congreso de Buenos Aires y en las principales ciudades del pa¨ªs. El Movimiento de las Juventudes Pol¨ªticas, en el que se integran 11 partidos, ha hecho esta convocatoria por el manteniafiento del calendario hacia la democracia y en rechazo de una hipot¨¦tica guerra con Chile por el contencioso del canal de Beagle.La Multipartidaria, por su parte, apenas salida del estupor de los rumores golpistas de estos d¨ªas y enciza?ada por las elecciones internas de cada partido previas a los comicios de octubre, ha decidido al fin reunirse la pr¨®xima semana. Todos, pol¨ªticos, obispos, numerosos generales, los miembros de la Junta Militar, el propio Bignone, intentan convencer al bunker golpista atrincherado en el Ej¨¦rcito de Tierra de que el pa¨ªs no tiene otra salida que las elecciones.
El principal problema reside, como acertadamente admite Bignone, en que Argentina est¨¢ deviniendo a pasos agigantados en una inmensa corte de justicia. No pod¨ªa ser de otra forma. Son demasiadas las v¨ªctimas y demasiados los familiares que esperan justicia.
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