'No me digas adios' o Par¨ªs era una aldea
Anatole Litvak fue un ucraniano que naci¨® a principios de siglo y muri¨® en Par¨ªs en 1964. Su carrera como director de cine pendul¨® entre Europa y Norteam¨¦rica, aunque sus obras m¨¢s conocidas -El cielo y t¨², S¨¦ fiel a ti mismo y Nido de v¨ªboras- provienen del Hollywood de los a?os cuarenta, ¨¦poca en que alcanz¨® bastante prestigio como director de melodramas elegantes y algo tortuosos.Al principio de los a?os cincuenta disminuy¨® su cr¨¦dito hasta que un filme -por cierto, muy mediocre-, Anastasia, obtuvo repercusi¨®n mundial gracias al segundo oscar de Ingrid Berg man, y Litvak volvi¨® de nuevo a cotizarse en el mercadillo de los llamados directores cosmopolitas.
Este relanzamiento le llev¨® a otro ¨¦xito por otra mediocre pel¨ª cula, Rojo atardecer, rodada en 1959, y finalmente, en 1961, a este No me digas adi¨®s que hoy repone la televisi¨®n.
No me digas adi¨®s proviene de la novela de Fran?oise Sagan Aimez-vous, Brahms?, con la que la precoz escritora francesa inici¨® su igualmente precoz eclipse,
hoy total. Un cursi y blando pre texto literario para una pel¨ªcula igualmente cursi y blanda. Eso s¨ª, correctamente hecha e interpretada en raz¨®n de su solvente director y su no menos solvente reparto, encabezado por Ingrid Bergman, Ives Montand y Anthony Perkins, que quieren' tomar parte en el juego de la elegancia y, l¨®gicamente, se quedan al nivel del director y de la autora del filme, en esa epidermis de la verdadera elegancia que el esnobismo de gran mundo. Detr¨¢s de los modelos de Christian Dior acecha el vac¨ªo.
El imposible vodevil
La pel¨ªcula quiere seguir las leyes del vodevil noble, en el que directores como Ernest Lubitsch o Max Ophuls hicieron en su tiempo labores de orfebrer¨ªa, pero el talento de Litvak no llega a tanto, y menos a¨²n si se considera la oquedad literaria donde se inspira.Tan in¨²til como esperar una pera de un olmo es buscar un ser humano en una novela de Sagan.
El vac¨ªo de No me digas adi¨®s est¨¢ protegido por la presencia de una Ingrid Bergman atractiva, pero en un mal momento de su carrera, ya que a¨²n no hab¨ªa asumido su ocaso fisico y buscaba su capacidad seductora de anta?o, sin conseguirlo del todo. Ives Montand aguanta el tipo a base de envaramiento, y Anthony Perkins comenzaba ya aqu¨ª a perder el norte de su estrellato, por lo que se pierde entre sus dos brillantes oponentes en este tri¨¢ngulo amatorio de corte cl¨¢sico que quiere tener aire cosmopolita y mundano, pero al que se le nota el polvo de esa enorme aldea que es Par¨ªs cuando, con ¨®ptica norteamericana, pontifica sobre la felicidad, el buen vivir, la elegancia, la infidelidad y otros t¨®picos. No me digas adi¨®s se emite hoy a las 22.30 horas por la segunda cadena.
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