Pablo del Amo
A Pablo del Amo, montador de cine, le fue entregado anteayer por el ministro de Cultura el Premio Nacional de Cinematograf¨ªa en forma de cheque de un mill¨®n de pesetas contra el Banco de Espa?a, acompa?ado con una cartulina donde se relataban los m¨¦ritos del muchacho en letras capitulares. El cheque, al parecer con fondos, ten¨ªa una tonalidad azul celeste, y el diploma, en este caso, sin que sirva de precedente, dec¨ªa la pura verdad. El acto tuvo lugar de un modo antiheroico, ahorrando cualquier ping¨¹inismo oficial, en un almuerzo privado entre amigos en el comedor familiar del ministerio, y all¨ª estaban Carlos Saura en vaqueros, El¨ªas Querejeta de espiguilla, Jaime Ch¨¢varri con chaqueta blanca de trompetista, Paco Regueiro tal vez de gris, Pilar Mir¨® con un toque playero, Juby Bustamante en bata de ama de casa y algunos m¨¢s. No hubo brindis ni discursos a los postres, ya que el galard¨®n era merecido.Despu¨¦s de la comida, el grupo se hizo una foto deportiva como un equipo de f¨²tbol de antiguos alumnos sobre la alfombra, y a continuaci¨®n los camaradas tomaron una copa junto a la falsa chimenea de aquel aposento tapizado con un busto Loscertales por donde vagaban los viejos fantasmas de la censura.
Pablo del Amo tiene un dise?o de grumete o de corneta de un pelot¨®n de cincuentones exquisitos. No ha perdido todav¨ªa la humildad de Cuatro Caminos ni el entrecejo del que ha sido fellow en el penal del Dueso. Este chico alcanz¨® el doctorado en la c¨¢rcel de la dictadura y ha ejercido en el cine una labor silenciosa, met¨®dica, llena de rigor, durante muchos a?os, a la sombra de otros nombres sonoros. Ha montado m¨¢s de 150 pel¨ªculas y hoy es el rey de la moviola, con, esos ojos inteligentes de mirada un poco desvalida detr¨¢s de unas gafas de gordos barrotes de carey. Sencillamente, le han dado un premio, y sus amigos no se han visto forzados a hacer el n¨²mero del ping¨¹ino en un banquete administrativo o en una recepci¨®n oficial. Un mill¨®n, un diploma, una comida ¨ªntima, una palmada cari?osa en la espalda, y a trabajar. Es exactamente lo que se lleva entre modernos del todo.
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