El negocio de las autopistas
UNO DE los derechos reclamados por los paladines de la libre empresa es el de poder arruinarse. Donde no hay riesgo no hay beneficio; ¨¦ste ser¨ªa el principio. Sin embargo, la historia de algunas autopistas espa?olas pone en entredicho las propias leyes del mercado. Donde no hay riesgo s¨ª hay beneficio.Las concesionarias de Autopistas del Atl¨¢ntico y Astur-Leonesa tratan ahora de culminar uno de los negocios m¨¢s llamativos del antiguo r¨¦gimen. Despu¨¦s de disfrutar, como parec¨ªa previsible, los beneficios derivados de la construcci¨®n de esas obras, pretenden cargar las p¨¦rdidas producidas por la explotaci¨®n comercial de esas v¨ªas, fara¨®nicas e improductivas, sobre los hombros del contribuyente. El tanto de culpa que debiera pagar cualquier accionista que emplea mal su dinero pasar¨ªa as¨ª a cargo del Estado, aunque sea cobrando a plazos.
Autopistas del Atl¨¢ntico tiene unas p¨¦rdidas de explotaci¨®n de 6.000 millones de pesetas anuales, que se acumular¨¢n durante toda la vigencia de la concesi¨®n. Por su parte, Autopista Concesionaria Astur-Leonesa inicia este verano su explotaci¨®n comercial con la apertura del tramo
Le¨®n-Campomanes, y los estudios de viabilidad le auguran unas p¨¦rdidas semejantes a su hermana del Atl¨¢ntico.
Resultados tan negativos se deben, sobre todo, tanto al elevad¨ªsimo coste de construcci¨®n como a las desmesuradas previsiones sobre el tr¨¢fico. Llenar la Pen¨ªnsula
Ib¨¦rica de asfalto durante los ¨²ltimos a?os de la dictadura -el Plan de Autopistas pretend¨ªa asfaltar una superficie equivalente a la de toda la provincia de Guip¨²zcoa
fue uno de los sue?os del "Estado de obras", tras los grandes pantanos y antes de comenzar la construcci¨®n de centrales nucleares. Aquel nuevo Escorial conocido como Plan Nacional de Autopistas era para el entonces ministro de Obras P¨²blicas, Gonzalo Fern¨¢ndez de la Mora, "el m¨¢s ambicioso programa de infraestructura del Estado del 18 de julio". Sin embargo este "ambicioso programa" se abord¨® con el m¨¢s exiguo capital jam¨¢s pensado. As¨ª, estas dos concesionarias de autopistas, ahora en trance de nacionalizaci¨®n por el Gobierno socialista, se dispusieron a iniciar las obras con un capital de 10.000 millones de pesetas, cuando la inversi¨®n real requer¨ªa unos 125.000 millones. Por entonces, el Gobierno delante Carrero Blanco, que autoriz¨® esta operaci¨®n, no atendi¨® las voces de las distintas localidades o grupos sociales perjudicados y/o alarmados. Posteriormente, los gabinetes ministeriales fueron avalando la pr¨¢ctica totalidad de los pr¨¦stamos obtenidos en los mercados exteriores para financiar la construcci¨®n, supliendo la falta de recursos propios. Con tan s¨®lo 10.000 de pesetas millones de capital, necesitaron adem¨¢s cr¨¦ditos en divisas por valor de 110.000 millones de pesetas. Pero las letras vencen. Y el segundo semestre de este a?o 1983 se presenta particularmente grave en cuanto a vencimientos de los pagos exteriores. Si los concesionarios no hacen frente a sus deudas, los acreedores internacionales llamar¨¢n a la puerta del Estado para que ¨¦ste responda por aquellos f¨¢ciles avales. El Estado siempre ha de pagar y hacer frente a sus compromisos. A cambio, le queda el derecho de proceder contra los propietarios particulares que no cumplen sus obligaciones.
Resulta por ello soprendente el reflejo autom¨¢tico de la Administraci¨®n, en respuesta quiz¨¢ a un instinto hist¨®rico, proponiendo la compra por el Patrimonio del Estado de la totalidad de las acciones de las empresas citadas por el precio nominal, sin tener en cuenta las p¨¦rdidas que han ido devorando el patrimonio de esas sociedades.
"Quien la hace la paga" o "que cada palo aguante su vela" son sabias sentencias del refranero castellano que han sido recordadas con frecuencia y recientemente por altos dirigentes de las fuerzas econ¨®micas privadas durante la crisis bancarias. De este modo, no pocos accionistas de bancos han visto mermar o desaparecer su capital al conjuro de la operaci¨®n de saneamiento conocida como acorde¨®n y realizada por el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos. Algunos miembros del Gobierno acaban de manifestar su intenci¨®n de retocar el proyecto inicial de nacionalizaci¨®n de p¨¦rdidas de las citadas autopistas, con pago aplazado de un capital casi inexistente, en la reuni¨®n de la Comisi¨®n Delegada para Asuntos Econ¨®micos prevista para el lunes. Es de esperar, por tanto, que el dinero de los contribuyentes se utilice en la menor medida posible para cubrir los actuales desmanes de quienes ya hicieron su negocio en la fase de construcci¨®n de estas autopistas.
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