Nicaragua la nueva
No voy a polemizar sobre las noticias que, a diario, se nos sirven sobre el controvertido escenario de Nicaragua. Si me colocara en esa perspectiva incurrir¨ªa en una trampa fundamental: la de repetir mentiras, sospechas y objeciones que la informaci¨®n, dominante y dominada, transmite en nuestro pa¨ªs. La ideolog¨ªa capitalista, que a nosotros nos envuelve, odia lo que pasa en Nicaragua, sobre todo porque lleva camino de consolidarse. Y por eso su arma natural es la deformaci¨®n. Pienso que en Nicaragua han pasado cosas elementales, que ya no se mencionan o que se dan como inexistentes. Y, sin embargo, creo que son las cosas claves que explican los acontecimientos actuales. Primera cosa. No hay que perder la memoria de lo que fue la revoluci¨®n sandinista: un derrocamiento de la dictadura cincuentenaria somocista. Esa dictadura mantuvo al pa¨ªs en un atraso e injusticia intolerables a base de una represi¨®n organizada, con coste de unas diez muertes diarias.
La ca¨ªda de esa dictadura no se produjo al azar, ni por una suerte de cesi¨®n o evoluci¨®n interna, ni por ataque de fuerzas pol¨ªticas externas.
Fue el pueblo nicarag¨¹ense quien, bajo la gu¨ªa y voluntad de hombres indomables, cobr¨® conciencia progresiva de su estado de esclavitud y decidi¨® combatirla hasta la muerte. Sandino (1927) y el Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (1961) -Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tom¨¢s Borge- encarnaron el nervio y las aspiraciones del pueblo y lo condujeron, tras larga y sangrienta lucha, hasta la victoria.
El apoyo a la dictadura
Segunda cosa. La dictadura de Somoza fue mantenida hasta el ¨²ltimo momento por EE UU, incluso cuando ya era universalmente repudiada. Si, seg¨²n Omar Torrijos, el d¨ªa que fuera expulsado del poder Somoza (gendarme del imperialismo yanqui en Centroam¨¦rica) iba a producirse un cambio radical en todo el ¨¢rea del Caribe, ?qu¨¦ cambio no habr¨¢ significado el hecho de que hayan sido desalojadas, de su poder las clases dominantes?
Las clases burguesas se volvieron a ¨²ltima hora antisomocistas, no porque intentaran un nuevo proyecto de sociedad, m¨¢s justo e igualitario, sino porque Somoza era el gran burgu¨¦s que recortaba e imped¨ªa sus intereses.
Parte de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, la m¨¢s significativa en el poder, hizo lo mismo. No por convicci¨®n ni por identificaci¨®n con el pueblo, sino por seguir manteniendo su poder en la nueva sociedad.
Pero se equivocaron unos y otros. Porque esta vez la revoluci¨®n s¨ª que era radical y verdadera; es decir, en beneficio de la mayor¨ªa aplastada y empobrecida.
El viejo Somoza
De hecho, el viejo Somoza fue nombrado por la jerarqu¨ªa pr¨ªncipe de la Iglesia, y una hija suya fue solemnemente coronada reina de unas fiestas religiosas.
?Qu¨¦ hizo la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica por el pueblo? ?D¨®nde estaba cuando la represi¨®n de Somoza? ?Qu¨¦ privaciones, dolores, despojos, persecuciones y muertes hubo de afrontar por denunciar al dictador? ?Qu¨¦ cr¨¦dito puede reclamar ahora ante el pueblo? ?Tiene autoridad -moral- para lanzar contra el Gobierno sandinista reproches que son mera y desesperada revancha de la burgues¨ªa reaccionaria y del imperialista Reagan?
Tercera cosa. El triunfo de la revoluci¨®n sandinista fue acogido en todo el mundo con entusiasmo y regocijo, sobre todo por las clases .m¨¢s humildes y oprimidas. ?Qui¨¦nes est¨¢n empe?ados en hacer venir abajo esa esperanza? ?Qui¨¦nes le est¨¢n retirando su apoyo?
Cuarta cosa. La revoluci¨®n nicarag¨¹ense ha sido hecha por un pueblo que en su mayor¨ªa es cristiano y cat¨®lico. La fe no le ha mantenido a este pueblo lejos, fuera o en contra de la revoluci¨®n, sino que le ha hecho estar dentro, con lucha decidida, sin ver entre una y otra contradicci¨®n. Los dirigentes sandinistas han reconocido este hecho, lo han elogiado y lo defienden coherentemente, afirmando que entre los principios morales de la revoluci¨®n y entre los principios del cristianismo no hay contradicci¨®n, sino integraci¨®n. Y esta integraci¨®n -que no estrategia- no tiene precedentes en la historia.
La revoluci¨®n de Nicaragua es la primera que no se hace contra la Iglesia o sin la Iglesia. "Con lo cual", escribe el te¨®logo J. B. Metz, "habr¨ªa pasado el tiempo en que la Iglesia legitima a los poderosos, y habr¨ªa llegado la ¨¦poca de la liberaci¨®n y de la funci¨®n subversiva de la Iglesia".
Pero este es precisamente el mal ejemplo para el continente latinoamericano, todo ¨¦l cristiano. "El d¨ªa que los cristianos", escrib¨ªa el Che, "se incorpore n a la revoluci¨®n, ¨¦sta ser¨¢ incontenible". Dicho con otras palabras de Rockefeller: "Si la Iglesia latinoamericana cumple los acuerdos de Medell¨ªn, los intereses de Estados Unidos est¨¢n en peligro en Am¨¦rica Latina".
Cristianismo y revoluci¨®n
Por consiguiente, hay que dedicar todos los medios posibles a demostrar que la revoluci¨®n nicarag¨¹ense (y toda otra revoluci¨®n) es incompatible con el cristianismo; que la fe, en, cuanto se une a la lucha revolucionaria, se degrada y pervierte. O tambi¨¦n a cohibir y asustar a los cristianos cont¨¢ndoles el cuento de que esta revoluci¨®n es atea y totalitaria y, como tal, perseguidora de la Iglesia. (Claro que, de momento, no ha habido m¨¢s persecuci¨®n de la Iglesia, que la que ha hecho la jerarqu¨ªa misma sobre personas y centros los m¨¢s comprometidos con el pueblo.)
Quinta cosa. La revoluci¨®n nicarag¨¹ense, fiel a s¨ª misma, comenz¨® a plasmarse r¨¢pidamente en realidades:
- El analfabetismo baj¨® desde un 52% hasta un 12%. La mortalidad infantil, desde un 20% hasta menos de un 10%. M¨¢s de 850.000 personas participaron en programas educativos. Una gran campa?a de salud centr¨® su lucha contra la malaria y la desnutrici¨®n. El desempleo, que en 1979 era de un 40%, baj¨® en 1981 hasta un 16%.
- El Gobierno nacionaliz¨® todas las propiedades y tierras de Somoza, los sistemas comerciales, el comercio exterior, declar¨¢ndolo ¨¢rea del pueblo. Se encontr¨® con una herencia de saqueo, destrucci¨®n, ruina, paralizaci¨®n del aparato productivo, crecida de la deuda externa, devaluaci¨®n y quiebra del sistema financiero, defraudaci¨®n del contribuyente en los impuestos, falta de control estatal en el mercado de divisas, actitudes descapitalizadoras, etc¨¦tera. Sin embargo, el Gobierno trata de implantar un sistema de econom¨ªa mixta. Aproximadamente un 80% de la propiedad agr¨ªcola y un 75% de la propiedad industrial, en manos del sector privado.
El Gobierno est¨¢ dispuesto a defender lo m¨¢s posible su independencia econ¨®mica y pol¨ªtica. Y por eso, si antes su econom¨ªa estaba dirigida en un 60% hacia EE UU, ahora quiere diversificarla en cuatro direcciones distintas: un 25%, con EE UU; un 25%, con los pa¨ªses no alineados (Latinoam¨¦rica y pa¨ªses ¨¢rabes); un 25%, con los pa¨ªses capitalistas (Jap¨®n y Europa), y un 25%, con los pa¨ªses socialistas.
-La revoluci¨®n nicarag¨¹ense tiene otra novedad: la de la magnanimidad y el perd¨®n. Desde el primer momento, el Gobierno declar¨® ilegal la pena de muerte. No hubo guillotinas, tiros en la nuca ni paredones de fusilamiento. La revoluci¨®n nicarag¨¹ense ha sido la primera que ha renunciado a la venganza. Los mismos guardias somocistas fueron alfabetizados por soldados sandinistas. Y en cuesti¨®n de pol¨ªtica carcelaria, la revoluci¨®n est¨¢ siguiendo un camino acaso ¨²nico y primero en el mundo. ?No ser¨¢n estas cosas las que le hagan exclamar a Pedro Casald¨¢liga, obispo poeta y profeta en el Mato Grosso, que la revoluci¨®n de Nicaragua es la m¨¢s bonita que se ha hecho?
Sexta cosa. Entendidas las cosas anteriores, queda clara la que sigue, y que es la m¨¢s importante: EE UU, que apoy¨® a Somoza, sigue apoy¨¢ndole hoy de otra manera. Nunca acept¨® la revoluci¨®n, y por ello pretende con fiereza, revestida de democracia y libertad, atacar, exasperar, distorsionar la revoluci¨®n nicarag¨¹ense.
- Estados Unidos ha presionado al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial, al Banco de Desarrollo Interamericano y al Banco de Am¨¦rica Central para que no sirvan al Gobierno revolucionario m¨¢s fondos externos (eran el 60% de los percibidos por Nicaragua).
Presiones de EE UU
- EE UU ha presionado para que no se le haga la compra de reses, az¨²car, bananos y no se le venda petr¨®leo. El mismo Gobierno de EE UU le retir¨® miles y miles de toneladas de trigo y ahora mismo le acaba de repudiar la compra del az¨²car por valor de unos 14 millones de d¨®lares.
- En menos de dos a?os (1981 y 1982) se han producido contra Nicaragua, desde terreno hondure?o, 154 filtraciones de ex guardias somocistas, armados y dirigidos por EE UU.
- Todo el mundo conoce con qu¨¦ t¨¢cticas y desde qu¨¦ frentes pretende Reagan cercar e invadir a Nicaragua. Y todo el mundo conoce la omnipresencia belicista que este pa¨ªs ejerce en toda Centroam¨¦rica. ?Cu¨¢ntas bases, por ejemplo, tiene EE UU en Panam¨¢? ?Cu¨¢ntos latinoamericanos pasan por la Escuela de las Am¨¦ricas a recibir asesoramiento y entrenamiento militar?
S¨¦ptima cosa. Es una pregunta. El ¨²nico pa¨ªs que, de mil formas y con todo descaro, est¨¢ interviniendo en Centroam¨¦rica es EE UU. ?Qu¨¦ hace posible, todav¨ªa hoy, que EE UU pueda erigirse, en la Prensa y en los m¨¢s diversos foros internacionales, como denunciador del intervencionismo o ayuda de otros pa¨ªses a Nicaragua y pueda, al mismo tiempo, este pa¨ªs publicar y practicar impunemente sus m¨¢s claros y genocidas intervencionismos en esos pa¨ªses? ?Qu¨¦ democracia, qu¨¦ libertad y qu¨¦ derechos humanos rigen en este pueblo?
Dif¨ªcilmente el se?or Reagan va a comprender lo que es gobernar respetando los derechos de unos pueblos. Comienza por no saber qu¨¦ es un pueblo y d¨®nde est¨¢n esos pueblos -pueblos latinoamericanos- a los que ¨¦l dice pretender liberar de no s¨¦ qu¨¦ cosas. Hasta la geograf¨ªa le falla. ?Cu¨¢nto m¨¢s, la ¨¦tica y la justicia!.
es escritor y profesor de Teolog¨ªa Moral.
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