Carol Burnett
La escena burlesca es el medio natural de esta gran diva de la televisi¨®n norteamericana, que est¨¢ pasando sus vacaciones en Marbella
Carol Burnett tuesta estos d¨ªas su piel en Marbella y as¨ª blanquea por contraste sus famosos dientes de caballo, considerados por las oficinas financieras de la televisi¨®n de su pa¨ªs como una de las m¨¢s saneadas fuentes de d¨®lares y de carcajadas del medio. Es la primera vez que Burnett viene a Espa?a, y ha aprovechado el viaje para invitar a su programa Carol Burnett Discovered, de gran audiencia en Estados Unidos, a Pl¨¢cido Domingo, que rueda una nueva versi¨®n de Carmen.
Adem¨¢s de Pl¨¢cido Domingo, Carol Burnett desear¨ªa invitar a su programa a otros dos de los muy escasos espa?oles cuyo nombre suena algo en los Estados Unidos: "Me gustar¨ªa", dice la actriz, "entrevistar a Julio Iglesias y a Salvador Dal¨ª". Su conocimiento de los dioses hisp¨¢nicos al parecer se acaba ah¨ª. El Carol Burnett Discovered es un espacio de variedades en el que la actriz canta y baila con cuentagotas, al contrario que en su anterior Show de Carol Burnett, ya emitido por TVE, donde la variopinta actriz texana se multiplicaba, sobre todo en escenas par¨®dicas y musicales, que le permit¨ªan exhibir su rica gama gestual, inclinada casi siempre hacia las imitaciones bufas de g¨¦neros, tipos y personajes de consumo familiar estadounidense.El plato fuerte de su nuevo show, donde Carol Burnett dosifica con cautela sus exagerados recursos hilarantes y su instintiva tendencia al disparate -que hacen de ella una peculiar heredera de la trad¨ªci¨®n de los bocazas del humor norteamericano, como Joe E. Brown y el inefable bizco negro Sammy Davis-, consiste en la presentaci¨®n, seguida de una liviana entrevista para mayor gloria de la entrevistadora, de un invitado de gala cuya n¨®mina cuenta ya con algunas celebridades caseras y menos caseras, como Jerry Lewis, Frank Sinatra, Barbra Streisand, Raquel Welch y otros muchos nombres dorados, a los que pretende a?adir los de los tres espa?oles citados.
A la amable y risue?a Burnett le gustar¨ªa organizar uno de sus programas en Espa?a: "Penetrar en un medio europeo", dice, "es un asunto importante. Europa es un continente importante". Evidentemente, y desde Marbella, le ha sido f¨¢cil a la sagaz Burnett descubrir el Mediterr¨¢neo. En cierta manera, la actriz lo hab¨ªa descubierto ya en 1981, cuando la revista amarilla The National Enquirer tuvo que indemnizarla con la bonita suma de 136 millones de pesetas en concepto de da?os morales por difamaci¨®n. Seg¨²n parece, dicha revista hab¨ªa aireado, sin matizar los hechos, una francachela de la dama, seguida de una supuesta borrachera con espectacular bronca incluida, en La Rive Gauche, un elegante restaurante de Washington, y ante los cuatro ojos nublados de Henry Kissinger. "Me habr¨ªa conformado con un s¨®lo d¨®lar", dijo Carol Burnett cuando le comunicaron el reparador donativo judicial.
Naci¨® evidentemente de pie esta texana de San Antonio, un d¨ªa de abril de 1934, 1935 o 1936, seg¨²n tres fuentes dignas de todo cr¨¦dito. De tal variedad natal proviene tal vez su variedad de recursos histri¨®nicos, que, parad¨®jicamente, le han cerrado en buena medida su ansiado camino hacia el cine, en el que nunca pas¨® de actriz telonera. La escena, y en concreto la escena burlesca, es el medio natural de Carol Burnett, lo que hace que, ante la despiadada mirada de la c¨¢mara, sus movimientos faciales resulten excesivos, circunstancia que limita sus capacidades de actuaci¨®n en un medio que requiere una f¨¦rrea econom¨ªa gestual. No obstante, sus trabajos en Primera plana, de Billy Wilder, y La boda, de Robert Altman -que le vali¨® un premio en el Festival de San Sebasti¨¢n de 1978-, demostraron que cuando su tendencia a desparramarse es frenada por directores con riendas y perspicacia, Carol Burnett puede arrancar chispas in¨¦ditas a la pantalla grande.
Toda su gloria, por ahora, se queda a su pesar en la peque?a pantalla, en la que ha inaugurado un nuevo estilo -sutilmente extra¨ªdo de los gustos y maneras de la comedia ligera del cine norteamericano de los a?os veinte, como un eco sonoro de la legendaria Mabel Normand- que le ha proporcionado una buena colecci¨®n de Emmys, Golden Globes y otros opulentos galardones desde que, un d¨ªa de noviembre de 1956, hiciera su aparici¨®n en el famoso Garry Moore Show, hasta ¨¦ste del t¨®rrido julio andaluz, en que Carol Burnett se ha venido con sus inabarcables bostezos a Marbella.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.