Los problemas del psicoan¨¢lisis
Han transcurrido casi 100 a?os desde que Freud comenz¨® a trabajar en el proyecto que hab¨ªa de revolucionar la comprensi¨®n de los procesos mentales, aunque no fue hasta 1908 cuando un grupo de fieles disc¨ªpulos se reuni¨® en Salzburgo para celebrar el Primer Congreso de Psicoan¨¢lisis. Desde entonces, el movimiento psicoanal¨ªtico ha experimentado profundos cambios, que se reflejan en la existencia de 38 sociedades, con un n¨²mero aproximado de casi 5.500 miembros. Inevitablemente, el constante crecimiento de nuestra asociaci¨®n internacional ha producido problemas internos y externos que afectan a todos los psicoanalistas que suscriben, con Freud, la creencia de que el psicoan¨¢lisis es un m¨¦todo de investigaci¨®n del funcionamiento mental y un cuerpo de conocimientos que incluye un concepto del desarrollo, la estructura y el funcionamiento de la personalidad normal y anormal.La teor¨ªa ha seguido una evoluci¨®n fruct¨ªfera clarificando, corrigiendo y desarrollando las primeras conclusiones de Freud. Mientras que los psicoanalistas de Am¨¦rica del Norte han tendido, en general, a ce?irse m¨¢s estrictamente a las ense?anzas de Freud, Am¨¦rica Latina, Europa y el resto del mundo se han visto profundamente influenciados por las contribuciones de autores posteriores, tales como Melanie Klein, Bion y Winnicott, por citar unos pocos. Consiguientemente, nuestros congresos nunca han estado exentos de controversia, y han contribuido notablemente a mejorar la comunicaci¨®n y la comprensi¨®n entre las diversas escuelas de pensamiento.
Sin embargo, el psicoan¨¢lisis es asimismo un m¨¦todo espec¨ªfico de tratamiento que precisa varias sesiones semanales durante algunos a?os. Este hecho genera por s¨ª mismo innumerables problemas relativos a la t¨¦cnica, a los que se les ha dedicado cada vez mayor atenci¨®n en los ¨²ltimos congresos, sin olvidar jam¨¢s su relaci¨®n con la teor¨ªa. En realidad, el congreso actual est¨¢ dedicado casi totalmente al modo de trabajar del analista, y promete resultar altamente interesante, ya que se estudiar¨¢ minuciosamente toda clase de enfoques.
Un problema interno importante con el que nos encontramos actualmente es la disminuci¨®n de la demanda de psicoan¨¢lisis en pa¨ªses tales como Estados Unidos y el crecimento -realmente explosivo- del inter¨¦s y la demanda de formaci¨®n en muchos pa¨ªses de Am¨¦rica Latina y de Europa, especialmente Francia, Italia y Alemania. Esta evoluci¨®n tan contrastante se ha evitado, afortunadamente, por ejemplo, en Espa?a, el Reino Unido y algunos pa¨ªses escandinavos.
Es una cuesti¨®n preocupante, puesto que el incremento de psicoanalistas formados concienzudamente debiera acompa?arse de una demanda similar de tratamiento por parte del p¨²blico. La presente crisis econ¨®mica mundial est¨¢ empezando a producir una discrepancia en t¨¦rminos de que la demanda de psicoan¨¢lisis se man tiene invariable, en tanto que aumenta la disponibilidad de psico analistas, lo que parece llevar a in tentos de modificar la t¨¦cnica psicoanal¨ªtica, por ejemplo, reduciendo el n¨²mero semanal de sesiones. Pero la causa m¨¢s seria de tensiones dentro de la asociaci¨®n procede del eterno problema de qui¨¦n debe pertenecer a ella... Creo que el p¨²blico espera de quienes vayan a dedicarse al tratamiento de los enfermos mentales que tengan una formaci¨®n tan rigurosa como la de quienes practican las diversas especializades m¨¦dicas. Por tanto, se espera un alto nivel de formaci¨®n de los psicoanalistas, m¨¦dicos o no. En este punto es donde queda m¨¢s claro el papel de la Asociaci¨®n Psicoanal¨ªtica Internacional, en cuanto le corresponde asegurar que la formaci¨®n y la conducta ¨¦tica de sus miembros son las adecuadas.
Quienes pertenecen a las sociedades que componen la API se hallan en una posici¨®n de fortaleza y privilegio, no s¨®lo cuando ofrecen sus servicios a un paciente determinado, sino tambi¨¦n frente a sus colegas de disciplinas afines.
Amenaza de imitadores
Volviendo a los problemas externos m¨¢s apremiantes, el psicoan¨¢lisis, que no est¨¢ ya en peligro de ser eliminado por sus adversarios, s¨ª est¨¢ grandemente amenazado por imitadores sin escr¨²pulos y por gran n¨²mero de personas que se est¨¢n formando como supuestos psicoanalistas fuera de nuestras instituciones reconocidas. En algunos casos, cuando temas ideol¨®gicos han propiciado la aparici¨®n de figuras carism¨¢ticas, se han creado grupos bien organizados y con formaci¨®n regular. Esto ha sucedido desde los inicios del psicoan¨¢lisis, y muy a menudo la formaci¨®n que se ofrece no guarda parecido alguno con la que Freud y los posfreudianos recomiendan. Un ejemplo lo constituye la ?cole Freudi¨¦nne, fundada por Lacan en Francia y que cuenta con seguidores en todo el mundo. No deja de ser curioso que precisamente cuando los psicoanalistas estaban en condiciones de liberarse de las influencias antropol¨®gicas y filos¨®ficas, Lacan, de una forma muy sutil, volviera a introducir la filosofia en el cuerpo de teor¨ªa del psicoan¨¢lisis. Aunque la ?cole ha dejado de existir, su influencia -bajo el lema de la vuelta a Freud- se deja sentir todav¨ªa en algunas sociedades componentes de la API. En cierto sentido, estas continuas amenazas no son del todo negativas, puesto que obligan a los psicoanalistas a estar alerta para proteger sus posiciones respectivas.
Con problemas y desarios similares nos encontramos en relaci¨®n con otros grupos que trabajan en el campo psicol¨®gico. En general, nuestros miembros se enfrentan bien, desde sus propias sociedades, con los problemas que plantea la aplicaci¨®n del psicoan¨¢lisis a la terapia de grupos y de familias y a las llamadas comunidades terap¨¦uticas. Muchos psicoanalistas tienden actualmente a trabajar en instituciones, por lo menos a tiempo parcial, y a su contribuci¨®n debemos que sea cada vez mayor el n¨²mero de personas que toman conciencia de que para trabajar efectivamente en formas muy especial¨ªzadas de intervenci¨®n psicol¨®gica es muy positivo contar con un bagaje psicoanal¨ªtico s¨®lido.
Debo decir que no est¨¢ en el ¨¢nimo de nadie negar que el an¨¢lisis tiene mucho que aprender de otras disciplinas -como, por ejemplo, la sociolog¨ªa, la psicolog¨ªa y, especialmente, la biolog¨ªa-. En el futuro, es de esperar que la correlaci¨®n de nuestras teor¨ªas con la observaci¨®n m¨¢s precisa del desarrollo f¨ªsico del individuo que aporta la ciencia moderna propicie desarrollos apasionantes. A las nuevas generaciones de ps¨ªcoanalistas les corresponder¨¢ extraer el m¨¢ximo beneficio de estos adelantos y mantener todas nuestras teor¨ªas bajo verificaci¨®n constante.
Adam Limentani M. D., es presidente de la Asociaci¨®n Psicoanal¨ªtica Internacional.
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