Guatemala, la amenaza sobre R¨ªos Montt
El factor desencadenante de la actual crisis en Guatemala lo constituy¨® una reforma tributaria que el Gobierno pretend¨ªa poner en vigor el primero de julio.Frente a una creciente escasez de recursos estatales, debido a la crisis econ¨®mica interna y al debilitamiento de las l¨ªneas de cr¨¦dito del exterior, el r¨¦gimen de R¨ªos Montt, presionado por el Fondo Monetario Internacional, decidi¨® poner en marcha una reforma fiscal, intento que desde hace 15 a?os ning¨²n Gobierno se hab¨ªa atrevido a realizar, seguro de la oposici¨®n radical que suscitar¨ªa en la iniciativa privada.
En un principio, las autoridades anunciaron que el elemento principal de la reforma estar¨ªa en la introducci¨®n del impuesto del valor a?adido (IVA), que sustituir¨ªa a la mayor¨ªa de los impuestos vigentes. No obstante, la deliberada resistencia a dar a conocer el texto de la reforma y un cierto ambiente de misterio que desde el inicio la rode¨® hicieron sospechar que el Gobierno ocultaba algo.
Cuando, despu¨¦s de muchas presiones, el Ejecutivo dio a conocer los decretos correspondientes, pudo comprobarse que el IVA ven¨ªa a constituir en realidad un impuesto adicional a los existentes.
El ¨²nico elemento verdaderamente importante era la exoneraci¨®n de impuestos a la exportaci¨®n de productos agr¨ªcolas.
Las cr¨ªticas virulentas al r¨¦gimen se desataron como una tormenta. Profesionales de la econom¨ªa, partidos pol¨ªticos, organizaciones populares, la Universidad y amplios sectores de la iniciativa, privada levantaron su voz de protesta contra una reforma tributaria discriminatoria, que hac¨ªa recaer la crisis econ¨®mica sobre el consumidor y sobre los sectores comercial, industrial y financiero de la iniciativa privada, dejando a salvo a los empresarios agr¨ªcolas, sector clave de la econom¨ªa nacional.
La consecuencia inmediata m¨¢s importante de la pol¨¦mica fue la escisi¨®n del sector privado, ya que, al sentirse atacados los sectores comercial, industrial y financiero, varias asociaciones gremiales de los terratenientes (el Consejo Nacional del Algod¨®n y la Asociaci¨®n de Caficultores de Oriente) decidieron retirarse del Comit¨¦ Coordinador de Asociaciones Agr¨ªcolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF).
Otro exponente de la escisi¨®n fue la sustituci¨®n del ministro de Econom¨ªa, Julio Matheu D¨²chez, ligado al comercio, la industria y las finanzas, por el agroexportador Nicol¨¢s Buonafina.
Rota la unidad del sector privado
La ruptura de la unidad del sector privado, que ha sido siempre un bloque compacto y homog¨¦neo desde la fundaci¨®n del CACIF en 1957, constituye, sin duda, un hecho pol¨ªtico de primera magnitud.
Frente a la crisis econ¨®mica, pol¨ªtica y militar que atraviesa el pa¨ªs, R¨ªos Montt ha optado por asegurarse el apoyo del sector hegem¨®nico, los grandes empresarios agr¨ªcolas. Aunque las consecuencias de esta ruptura a medio plazo son a¨²n dif¨ªciles de prever, es evidente que el r¨¦gimen ha jugado una carta muy peligrosa para su supervivencia.
Con motivo de la reforma tributaria, las fisuras dentro del sistema se incrementaron tambi¨¦n en otros frentes. Tal es el caso del Consejo de Estado, organismo asesor creador en septiembre pasado. por R¨ªos Montt, que no fue consultado en este caso. Los consejeros emitieron un documento, criticando fuertemente el nuevo paquete de impuestos. Los pol¨ªticos tradicionales, por su parte, se han opuesto tambi¨¦n de manera contundente a las nuevas leyes fiscales, destac¨¢ndose en forma espectacular el anticomunista Movimiento de Liberaci¨®n Nacional (MLN), el cu¨¢l ha recordado a R¨ªos Montt que un movimiento semejante es el que derrot¨® al Gobierno de Id¨ªgoras Fuentes en 1963.
Por otro lado, la reciente carta abierta del general Echeverr¨ªa Vielman a R¨ªos Moritt constituye igualmente un hecho sin precedentes en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Echeverr¨ªa Vielman, el m¨¢s antiguo general en activo dentro de las filas castrenses, pidi¨® a R¨ªos Moritt desligar al Ej¨¦rcito de la actividad pol¨ªtica, convocar de inmediato elecciones a cortes constituyentes y dejar en suspenso la reforma tributaria. El alto jefe militar censur¨® la apertura democr¨¢tica anunciada por el presidente, a la que calific¨® como un esquema indefinidamente prolongado y saturado de requisitos". Critic¨® a los funcionarios militares del r¨¦gimen por "adentrarse cada vez m¨¢s en la aventura de legitimarse haciendo Gobierno". Exigi¨® el retorno a un r¨¦gimen legal, y denunci¨® las presiones y amenazas en contra de la poblaci¨®n, los secuestros y los cr¨ªmenes pol¨ªticos.
Finalmente, la renuncia en este contexto de sus propios asesores militares, el pase a la clandestinidad del coronel Gordillo y la prohibici¨®n de cambiar de residencia a todos los funcionarios del Ministerio de Defensa indican que la guerra entre el presidente y la c¨²pula castrense sigue abierta.
Mirando a Washington.
Muchos guatemaltecos piensan que, efectivamente, a R¨ªos Montt "se le est¨¢ moviendo el piso". Todo ello coincide con precipitados viajes a Washington del ministro de Defensa, viajes calificados como un "secreto militar"; del secretario general de la Democracia Cristiana, invitado por un alto jefe militar de la Administraci¨®n Reagan, y de personas de la Central Aut¨¦ntica Nacionalista (CAN), partido liderado por el ex presidente Arana Osorio, de quien se asegura tiene muy buenas relaciones en Washington.
En su reciente visita a Guatemala, el embajador especial de Washington para Centroam¨¦rica, Richard Stone, ha podido percibir en vivo los ecos de esta situaci¨®n; pero las eventuales alternativas a R¨ªos Moritt y el momento m¨¢s id¨®neo para implementarlas son temas a¨²n sobre el tapete.
Es obvio que la creciente oposici¨®n a R¨ªos Moritt radica en el fracaso de su pol¨ªtica contrainsurgente. El malestar de la iniciativa privada, de amplios sectores del Ej¨¦rcito y de los pol¨ªticos tradicionales, as¨ª como el enfriamiento de las relaciones con Washington, se deben, sin duda, a la incapacidad del r¨¦gimen militar de presentar victorias militares reales sobre el movimiento revolucionario y popular.
Despu¨¦s de anunciar contundentemente en diciembre pasado la victoria pol¨ªtica y militar sobre los insurgentes, en las ¨²ltimas se manas los m¨¢s altos jefes militares se han visto obligados a reconocer que la insurgencia est¨¢ fuerte y ha incrementado sus acciones. Y eso es precisamente lo que los sectores citados no pueden perdonarle a R¨ªos Montt. En una versi¨®n sui g¨¦neris de la vieja alianza entre la cruz y la espada, R¨ªos Montt, que se proclama enviado de Dios, ha gobernado con mano de hierro, ex tendiendo progresivamente sus presiones y amenazas contra la Prensa, los pol¨ªticos, la Iglesia, los funcionarios, los oficiales complotistas, y ahora contra la misma iniciativa privada. El resultado de su pol¨ªtica chantajista y represiva no parece ser muy halag¨¹e?o. Ahora, la espada de Damocles pende sobre su cabeza.
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