El Gobierno belga decide reducir en 1.400.000 toneladas su producci¨®n anual de acero

En una f¨®rmula destinada a salvar la unidad nacional, pero que algunos observadores ven como el primer paso hac¨ªa la desintegraci¨®n de la idea de Estado, el Gobierno belga de Wilfried Martens reestructurar¨¢ la siderurgia nacional -esencialmente la empresa nacional Cockeriu-Sambre- con fondos provenientes a la vez del Estado y de la propia regi¨®n valona. El Gobierno reducir¨¢ en 1,4 millones de toneladas anuales suplementarias la capacidad de esta empresa sider¨²rgica, cerrando dos plantas y dos cadenas m¨¢s en la planta de Valfil.
El plan, del que se ha encargado el especialista franc¨¦s Jean Gandois, pondr¨¢ en la calle a unos 8.000 trabajadores de esta empresa, es decir, un 35% de la plantilla de Cockerill-Sambre. El Gobierno, en un gesto poco acostumbrado, acudir¨¢ a un refer¨¦ndum en esta empresa para que sus empleados dictaminen sobre las medidas sociales que deben acompa?ar a la medida.El Gobierno belga ha aceptado esta reducci¨®n, en el supuesto de que los otros pa¨ªses de la Comunidad Econ¨®mica Europea (CEE) cumplan asimismo las demandas de la Comisi¨®n Europea sobre la reducci¨®n de la capacidad instalada en el sector sider¨²rgico, que en lo que respecta a B¨¦lgica suponen un recorte de su capacidad de producci¨®n de.acero de 3,1 millones de toneladas anuales entre 1980 y 1985. ?sta es en la actualidad de 16 millones de toneladas anuales, pero la producci¨®n real no alcanz¨® en 1982 ni siquiera la mitad de esta cantidad. ?a empresa Cockerill-Sambre, que produce un 51,5% del acero belga, ten¨ªa en 1980 una capacidad de 9,7 millones de toneladas. Para el 1 de enero de 1986 tendr¨¢ que haberse reducido a 6,7 millones de toneladas.
La crisis del sector es patente, pero bajo el andamiaje econ¨®mico corren las aguas del enfrentamiento pol¨ªtico entre valones y flamencos. La siderurgia belga est¨¢ fundamentalmente instalada en la regi¨®n valona. Los flamencos ped¨ªan que fueran ¨¦stos los que pagaran la factura de la reestructuraci¨®n, es decir, una completa regionalizaci¨®n de los sectores nacionales. El rey Balduino ya avis¨® en duros t¨¦rminos hace unos d¨ªas de los peligros de este enfrentamiento.
Finalmente, tras tres semanas de debate, el Gobierno Martens ha decidido que el Estado pagar¨¢ 51.000 millones de francos belgas (145.000 millones de pesetas) en concepto de compromisos anteriores. Pero las nuevas inversiones ser¨¢n financiadas con empr¨¦stitos de 27.000 millones de francos belgas m¨¢s (76.000 millones de pesetas), que ser¨¢n cubiertos por los impuestos sobre la sucesi¨®n (derechos reales, herencias...) de la propia regi¨®n valona, que antes se quedaba el Estado.
Nuevo sistema de ayudas
Este sistema, a medio camino entre las demandas flamencas -que exig¨ªan que los valones safieran por s¨ª mismos de su crisis- y las de los valones -que ped¨ªan una solidaridad financiera estatal-, se aplicar¨¢ a otros sectores nacionales, ya sean flamencos o valones, como el textil o la industria naval o incluso a los ayuntamientos y finanzas de las regiones, que, cuando entren en n¨²meros rojos, tendr¨¢n que arregl¨¢rselas por s¨ª mismos. Por ello, seg¨²n diversos observadores, se ha avanzado hacia un desmembramiento del Estado belga.
El Gobierno definir¨¢ un programa social para acompa?ar la reestructuraci¨®n de la empresa Cockerill-Sambre, cuyas l¨ªneas fundamentales son el recurso a la jubilaci¨®n anticipada de una gran parte del excedente de plantilla calculado y la moderaci¨®n salarial, pero haciendo, a la vez, expl¨ªcito el mensaje de que los propisos empleados tienen que colaborar en la salvaci¨®n de la empresa. En un intento de evitar un bloqueo sindical, a pesar de las consultas previstas a este nivel, el plan ser¨¢ sometido a un ref¨¦rendum entre los empleados de Cockerill-Sambre.
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