Ernesto Cardenal advierte del riesgo de una guerra, sin neutrales, en toda la regi¨®n

"Las ¨²ltimas decisiones de la Administraci¨®n Reagan respecto a Am¨¦rica Central, y particularmente a Nicaragua, pueden conducir a un gigantesco Vietnam -en el que no habr¨¢ neutrales aunque alg¨²n pa¨ªs quisiera serlo- que abarcar¨¢ todo el ¨¢rea centroamericana, pero que no quedar¨¢ limitado a ¨¦sta. La afirmaci¨®n fue formulada a EL PAIS en Estocolmo por el ministro de Cultura de Nicaragua, Ernesto Cardenal, quien realiz¨® d¨ªas pasados una visita no oficial a la capital sueca, tras haber asistido a un congreso internacional de escritores realizado en Lathis (Finlandia).Cardenal, sobre esta eventualidad, asegura que "posiblemente implique tambi¨¦n un ataque a Cuba, y de esto a un conflicto mundial hay poca distancia, ya que en tal caso no es probable que la Uni¨®n Sovi¨¦tica permanezca indiferente".

"Hasta ahora", dice Cardenal, "la t¨¢ctica ha sido la de rearmar y financiar a los ex guardias somocistas para que efect¨²en incursiones depredadoras en Nicaragua. No en una invasi¨®n masiva, en la que saben que ser¨ªan derrotados, sino en grupos que golpean asesinando a mujeres y ni?os muchas veces, y luego huyen. La segunda etapa, que en parte se ha ido cumpliendo, es la de provocar un enfrentamiento armado entre Honduras y Nicaragua. Presionan y act¨²an en ese sentido. Eso lo sabe el Gobierno sandinista, y act¨²a en consecuencia extremando los cuidados para evitarlo".

"Ahora", se?ala Cardenal, "parece que estamos en la tercera fase, la de una invasi¨®n desde Honduras, que dar¨ªa pie a la intervenci¨®n pacificadora de Estados Unidos, y todo ello sin descartar lo peor, es decir, la intervenci¨®n directa de este pa¨ªs. Esta posibilidad es la m¨¢s sombr¨ªa, porque significar¨ªa una larga guerra, en la que morir¨ªan muchos j¨®venes norteamericanos y tambi¨¦n de nuestros pueblos. Los ataques somocistas no representan un real peligro militar, pero desgastan, cobran su cuota en vidas humanas y, sobre todo, perjudican la econom¨ªa".

A¨²n existen, en opini¨®n del ministro de Cultura nicarag¨¹ense, aunque cada vez m¨¢s d¨¦biles, esperanzas de di¨¢logo y negociaci¨®n, pese a que hasta ahora la Administraci¨®n Reagan, pese a algunas actitudes, ha rechazado los hechos. "Pensamos", dice, "que la opini¨®n internacional, de pa¨ªses latinoamericanos, de Espa?a -cuyo Gobierno ha planteado recientemente al presidente Reagan, a trav¨¦s del presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, sus discrepancias con la pol¨ªticas de aqu¨¦l en el ¨¢rea- y de otros pa¨ªses europeos, que sostienen puntos de

vista similares al de Espa?a, pueden influir mucho en este sentido".

Nicaragua y Chile

"Existe", dice Cardenal, "una creciente oposici¨®n interna a las soluciones militares que el Gobierno de Estados Unidos propone y lleva adelante. Entre la juventud, en sectores del Congreso, en las iglesias, en los medios universitarios y aun en los sindicatos. Incluso generales del Pent¨¢gono han desaconsejado la escalada militar.

Sobre la comparaci¨®n que algunos analistas pol¨ªticos han hecho entre la situaci¨®n actual de Nicaragua y el Gobierno del presidente Salvador Allende, Ernesto Cardenal precisa: "La situaci¨®n de Chile era diferente, porque el presidente Allende ten¨ªa el Gobierno, pero no el poder. ?ste lo ten¨ªan las fuerzas armadas que lo derrocaron. En Nicaragua el pueblo tiene el Gobierno, y el poder, y las armas para defenderlos. La similitud con Chile", agrega, "es que el Gobierno de Estados Unidos est¨¢ decidido a destruir nuestra revoluci¨®n, como destruy¨® la de Chile".

"La otra similitud", se?ala Cardenal, "es el manejo de los medios de informaci¨®n, la utilizaci¨®n del bloqueo econ¨®mico, el veto en los organismos financieros internacionales a pr¨¦stamos para Nicaragua. De ah¨ª la importancia de la solidaridad internacional y la ayuda econ¨®mica".

Ernesto Cardenal afirma, por otra parte, que existe una divisi¨®n en el seno de la Iglesia de Nicaragua, que no es privativa de este pa¨ªs, sino que se ha producido en muchos otros pa¨ªses, pero niega que exista conflicto entre el Estado y la Iglesia".

"Cuando una revoluci¨®n ha sido hecha por el pueblo, como en Nicaragua", afirma el sacerdote-ministro, "la mayor¨ªa de ¨¦ste est¨¢ a su favor. Algunos afectados en sus intereses, o por otros motivos, est¨¢n en contra. Entre ellos, sacerdotes, algunos obispos y particularmente el arzobispo de Managua, Obando y Bravo; tambi¨¦n hay sacerdotes con cargos en el Gobierno revolucionario, ministros cristianos fervientes".

Para el ministro de Cultura nicartag¨¹ense, "la magnanimidad de la revoluci¨®n sandinista con los vencidos, algunos verdaderos asesinos, despu¨¦s de su triunfo es una prueba irrefutable del car¨¢cter humanista y cristiano de nuestra revoluci¨®n".