Rafael Serrano, un alba?il en paro, al frente del relanzamiento del movimiento obrero cristiano
Rafael Serrano, 36 a?os, miembro de la Hermandad Obrera de Acci¨®n Cat¨®lica (HOAC) desde el a?o 1968 y presidente de esta organizaci¨®n desde 1981, se enfrenta, junto a mil quinientos militantes m¨¢s a un proceso de renovaci¨®n de la ya hist¨®rica asociaci¨®n obrera. Para este veterano de la lucha sindical y del apostolado seglar, cuyo nombre ha pasado de mano en mano inscrito en las listas negras de un sector de la patronal de la construcci¨®n, todo empez¨® a los dieciocho a?os, cuando a experiment¨® "un proceso de conversi¨®n adulta al cri¨ªstianismo".
"Yo antes era un cristiano sociol¨®gico, como tantos espa?oles y por medio de un compa?ero me di cuenta que ser cristiano no era s¨®lo ir a a iglesia los domingos, sino que era un estilo de vida". Serrano, cordob¨¦s y alba?il en paro, casado y con dos hijas, no ha tenido nunca un trabajo que durara m¨¢s de lo estipulado en el contrato eventual.Un ingeniero represaliado
La HOAC comenz¨® su andadura en 1946. Aquel a?o el car dernal de Toledo, Pla y Deniel, decidi¨® potenciar un movimiento apost¨®lico cuyo campo de trabajo ser¨ªa la clase obrera. El encar gado de esta labor fue un ingeniero, Guillermo Rovirosa, encarcelado tr¨¢s la guerra civil y que recib¨ªa por esta labor el sueldo base de un trabajador de la ¨¦poca. "La HOAC", dice Serrano, "ha tenido desde el principio dos finalidades: ser fiel a Cristo dentro de la Iglesia y fiel a la clase obrera en sus condiciones objetivas de lucha."
Entre los hoacistas hay una mayor¨ªa de militantes que son miembros de otros sindicatos. En Andaluc¨ªa, por ejemplo, la mayor parte est¨¢ integrada en las organizaciones de Comisiones Obreras, sindicato en cuyos comienzos participaron activamente miembros de la HOAC. En Levante, los hoacistas se reparten por las diferentes organizaciones sindicales, incluida la anarquista Confederaci¨®n Nacional de Trabajadores (CNT). Esta mifitancia, seg¨²n Rafael Serrano, tiene sus peligros. "Para nosotros el anarquismo no es compatible con nuestra forma de ver las cosas, pero lo fundamental para todo hoacista es ser cristiano, no de una manera abstracta, sino de una forma concreta, intentando imitar a Cristo. Ser cristiano para nosotros es estar comprometido con los pobres, los marginados y los oprimidos. Pero sabemos que, tanto en el anarquismo como en el marxismo, hay una serie de valores totalmente compatibles con nuestra forma de ver las cosas. El estar integrado en una de estas corrientes supone, sin embargo, una serie de riesgos para el cat¨®lico". Serrano, que tendr¨¢ que volver al desempleo cuando finalice su mandato en la HOAC, solo altera levemente el tono de su voz cuando habla del mensaje aut¨¦ntico de los textos b¨ªblicos, "la Biblia de los pobres", dice. "Esas filosofias que denuncian a la religi¨®n como el opio del pueblo no quieren reconocer que toda la Biblia es una denuncia concreta de la explotaci¨®n y la marginaci¨®n del pueblo de Dios por los gobernantes y una llamada a vivir y a luchar por la justicia. Otra cosa es que, hist¨®ricamente, la Iglesia no haya posibilitado el vivir como aut¨¦nticos cristianos. Nosotros entendemos que la Iglesia es la reuni¨®n de todos los cristianos que quieren ser coherentes con las exigecias del Evangelio".
Aunque en la actualidad las relaciones con la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica son relajadas, cordiales y de di¨¢logo, hubo momentos en el pasado en que se intent¨® dirigir las actividades de la HOAC para intentar convertirlas en "una prolongaci¨®n del brazo de la jerarqu¨ªa". "El di¨¢logo con la Iglesia, de hecho, ha sido siempre dif¨ªcil."
La Regada de la democracia, la libertad de sindicaci¨®n y la misma declaraci¨®n de no confesionalidad del estado no ha perjudicado, seg¨²n Serrano, a la HOAC. "Esto ha contribuido m¨¢s a clarificar las posturas, pues el que ahora est¨¢ con nosotros lo est¨¢ con todas sus consecuencias y de una forma voluntaria y responsable. Nuestra preocupaci¨®n fundamental es la formaci¨®n de la persona".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.